/ lunes 30 de agosto de 2021

Se cumplen 13 años de la tromba del 2008 en Parral

Catástrofe provocada por una intensa lluvia dejando a su paso una senda de horror y destrucción; la peor inundación desde el año de 1944

A 13 años de la tromba suscitada en el año 2008, cada rincón de la ciudad y cada corazón de los parralenses, testigos oculares, reviven el también conocido “Sábado Negro”.

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Hidalgo del Parral, Chihuahua, epicentro de diversas inundaciones, que han dejado marcada la historia de muchas familias parralenses a través de los años, cada espacio rescata la catástrofe provocada por la fuerza de las lluvias, que no mira a quien lleva por su paso, sino que busca su cauce, pero la que ha dejado huella en la historia reciente de Parral, ha sido y será, sin duda alguna la tromba del año 2008.

El doloroso “Sábado Negro”

El día sábado 30 de agosto del año 2008 las intensas lluvias se hicieron presentes alrededor de las 10:00 de la noche, las cuales azotaron a la localidad de Hidalgo del Parral con gran fuerza a partir de las 3:00 de la mañana del día siguiente.

La intensa precipitación trajo como consecuencia que desbordara el río Parral, afectando los sectores de las colonias Che Guevara, La PRI, Las Quintas, el arroyo El Alamillo; entre otras.

Después las corrientes del río Parral se abrieron paso por la colonia Las Fuentes, avanzó por la calle Churubusco y posteriormente por la colonia El Parque, dejando a su paso una senda de horror y destrucción. La inundación del año 2008 es la peor que ha afectado el municipio desde la presentada en el año de 1944, por lo que el agua que había dado vida y estabilidad a los ciudadanos, se convirtió en el origen del dolor y el desastre de los parralenses.

Cada una de las casas fueron testigos de la inminente fuerza con la que el agua derribaba todo a su paso, dejando solamente el recuerdo de lo que un día sus propietarios construyeron con tanto esfuerzo.

El panteón de Dolores no fue la excepción, quedó desolado, ya que se vieron afectadas dos mil 127 tumbas, los restos fueron extraídos por el agua al fondo de la tierra, y deambulaban por el agua como se mira una hoja que cae sobre el agua y que sigue el curso de la fuerza estrepitosa.

Los testigos oculares describen la escena como un paisaje deprimente, un olor entre lo nauseabundo, y la tristeza, entre el instinto de supervivencia y el deseo de encontrar aquellos seres que el rio arrastró, el anhelo de construir con la mirada lo que el agua derribó a su paso se albergaba en las entrañas de quienes buscaban entre las ruinas algo que les perteneciera.

El periodista Eloy Morales, en su obra Agosto Negro, describe que de acuerdo al censo final, 217 microempresas y comercios fueron afectados, parcial y totalmente, sumando 268 millones de pesos derivados de las perdidas.

La creciente inundo las instalaciones del Club Femenil Deportivo, y las 12 columnas estilo jónico que sostenían la bóveda central soportaron el peso de un “Agosto Negro”, mientras sus puertas labradas en madera de cedro rojo y pino, le dieron la bienvenida al agua.

El Puente Calicanto, que resistió las furiosas embestidas del río Parral, fue construido a principios del siglo XVIII, durante la inundación del 08 de septiembre del 1944, dos de sus arcos quedaron devastados; sin embargo el presidente de la República Don Manuel Ávila Camacho, se construyó una grotesca loza sobre los arcos que medianamente se sostenían.

Con la última venida del río el 31 de agosto de 2008, se cayeron las dovelas e intradós de los dos arcos de medio punto de la parte sur del Puente Colonial.

Alrededor de 16 colonias se vieron afectadas, de acuerdo al reporte por parte de Protección Civil del Estado, en el cual indicaron que 857 viviendas se encontraron dañadas, 276 vehículos se vieron siniestrados, aunque muchos se encontraban bajo la tierra que dejó a su paso el Río Parral.

Además se reportaron 157 viviendas rurales destruidas, 42 de ellas con pérdida total, 158 hectáreas de cultivos siniestrados y 33 norias clausuradas.

El Presidente Municipal de aquel tiempo, Óscar González Luna, lamentó los hechos y dijo que buscaría los recursos estatales a fin de reconstruir las partes afectadas y que ayudarían a los damnificados.

Ese día, por distintos puntos de la ciudad, se pudieron contabilizar cientos de familias que sacaban de las viviendas sus muebles y demás bienes, debido a que el agua que ingresó a los hogares, superó el metro y medio de altura.

Paredes caídas, ventanas rotas, lodo y mucha agua, se podían visualizar. Los inmuebles totalmente inhabitables, personas desesperadas buscando refugio entre sus familiares al no poder habitar ya sus hogares. Las Fuentes primera etapa, Praderas, Del Parque y del Centro, principalmente.

Tras realizar un recorrido por las colonias devastadas, el entonces, Gobernador del Estado José Reyes Baeza y César Duarte Jáquez, sostuvieron una reunión para realizar un programa de acciones y dar inicio a las labores de reconstrucción “la prioridad es Parral, no están solos y no vamos a escatimar esfuerzos”.

Durante la junta, escuchó las necesidades de los colonos ante la tragedia y se comprometió a buscar soluciones. Posteriormente, el Diputado Federal, César Duarte Jáquez, Presidente de la Cámara de Diputados, en la Metrópoli Azteca, antes de recibir el Informe del Presidente de la República, un día después de la tragedia, se entrevistó con el Secretario de Hacienda y lo presionó para que los recurso llegaran lo antes posible, fluyeron al declararse Zona de Desastre, gracias a las gestiones de Duarte.

El fatídico hecho cobró las vidas de cuatro parralenses, Manuel Cervantes, Claudia Ivonne Castelo Sotelo de 20 años, Jaime Armando Alvarado Suarez de 19 años y el regidor Gerardo Montes Molina.

A 13 años de la devastación, solo queda en la memoria de los parralenses, así como en cada rincón de la ciudad, los gritos de desesperación, el llanto del dolor, y la incertidumbre de sufrir un episodio natural, de tan grande magnitud.

En la historia de Parral, el primer desastre natural de este tipo se registra en 1928, la ciudad sufrió un sismo de intensidad mayor el 01 de noviembre de 1928 a las 8:46 de la noche, y una réplica menor a las 10:15 de la noche, con duración de 16 segundos y magnitud estimada de 6.5 grados Richter.

Se reportaron daños en Meoqui, afectando la torre y arcos de la iglesia católica del lugar, en Santa Rosalía (hoy Camargo) y valle de Allende, donde resultó dañada la linternilla de la cúpula de la parroquia del lugar.

Se sintió en Canutillo, en Pecos, Texas y Santa Isabel, Chihuahua, abarcando una superficie de 360 mil kilómetros cuadrados. Sismos importantes pero pocos frecuentes son registrados periódicamente en la estación sísmica de la Mina la Prieta de esta ciudad.

Por cerca de cien años el río dio una tregua a los vecinos de Parral después de la última inundación de 1837, pues las avenidas torrenciales no causaron daños, corriendo dentro de los muros de mampostería levantados en los lugares angostos del cauce; pero la confianza adquirida fue fatal al vecindario que paulatinamente fue levantando construcciones en el mismo lecho y se tendieron puentes sobre pilares que obstruían la corriente.

Por lo que al ocurrir una creciente de excepcionales proporciones causadas por las prolongadas lluvias de la Sierra Astillero, el 08 de septiembre de 1932, se produjo una gran catástrofe, desbordándose el río y destruyendo 250 edificios en una extensa área que abrazó desde el barrio de las Huertas, extremo más lejano del río arriba de la ciudad, hasta el molino El Retiro, último punto del caserío río abajo, localizado poco antes del llegar a la boquilla.

No hubo desgracias personales a las medidas preventivas tomadas por el presidente municipal don Gabriel Chávez, quien cuando tuvo noticia de que una inundación se avecinaba, mandó evacuar toda la zona, salvando la vida de numerosas personas.

Cuatro años después, a la una de la mañana el 24 de septiembre de 1936, la escena volvió a repetirse por las mismas causas, tempestades en las sierras, torrenciales avenidas de los arroyos, insuficiencia del cauce del río provocó la destrucción de muchos hogares, y la pérdida de vidas con el derrumbe de dos de los puentes.

El agua subió un metro con 50 centímetros dentro de las instalaciones del Hospital de Jesús que se ubicaba a orillas del río, ocurriendo el fallecimiento de una anciana en su interior.

El puente Sobarzo quedó seriamente destrozado y parte del Calicanto, se inundaron además los bajos del antiguo Teatro Quiñonez, posteriormente Cine Rex.

El 08 de septiembre de 1944 ocurrió de nuevo una gran desgracia que asumió caracteres dramáticos, por las escenas de horror que se produjeron y que alcanzó proporciones trágicas, una tromba cayó en la Sierra del Astillero y por consecuencia en Parral el río empezó a elevar su nivel y, a las diez de la noche, el agua cubría casi por completo los puentes.

El volumen de agua que arrastró el río, calculado en el puente Guanajuato fue de mil 093 metros cúbicos por segundo durante una hora, y el agua subió en La Boquilla hasta 12.40 m sobre el nivel del cauce, pasando 600 metros cúbicos por segundo, alcanzando la represa hasta el barrio bajo de la ciudad, que se inundó provocando cuantiosos daños materiales.

Se calcularon mil edificaciones destruidas y 3 mil 500 damnificados, más de 75 personas perdieron la vida, unos ahogados y otros prensados bajo los escombros de los edificios, entre ellos catorce niñas del Asilo Josefino que se encontraba en la Avenida Independencia, que se hundió debido a que debajo de él pasaba un canal de desagüe.

Mil 099 edificios con un valor estimado en más de cinco millones de pesos, la tercera parte del caserío de la ciudad fueron destruidos, pues las aguas alcanzaron en treinta minutos una altura sin precedente, convirtiendo en torrentes las calles más céntricas de la población.

Cinco de los puentes fueron destruidos y uno más seriamente dañado, quedando con sus pretiles desechos el antiguo puente colonial.

Quedaron totalmente arrasados los edificios y completamente destruidos los muebles del Hospital de Jesús que se localizaba en la recién abierta Avenida 20 de Noviembre, junto al puente Francisco Villa, y desde hacía cuarenta años había practicado la caridad entre las clases populares, no habiendo allí pérdida de vidas.

Fueron cinco horas de pánico a partir de las 12:00 de la noche, el agua llegó hasta la Plaza Principal y la calle Flores Magón en la Plazuela Victoria llegó hasta la banqueta de la antigua Villa de Grado, la calle Agustín Melgar o del Pueblo estaba inundada, en la Avenida Independencia la altura del agua casi llegaba a un metro.

La luz eléctrica se interrumpía a cada momento y duraba largo tiempo la oscuridad, las mujeres lloraban e imploraban a Dios, en la casa del ex alcalde de la población don Adolfo Chávez Amparán murieron ocho personas, en la calle Maclovio Herrera murieron dos ancianas sepultadas bajo los escombros de su casa.

Un hombre de origen asiático murió electrocutado al pisar un cable de energía eléctrica, así como también Jesús Valdez “El Cuadrado”, que pereció ahogado cuando se dedicaba a salvar a otras personas, en la calle Ernesto Quiroz perecieron dos personas de nacionalidad china, en el arroyo de la Cruz pereció una persona y tres más en el callejón Sanginés, además 3 mil 416 personas quedaron sin hogar.


A 13 años de la tromba suscitada en el año 2008, cada rincón de la ciudad y cada corazón de los parralenses, testigos oculares, reviven el también conocido “Sábado Negro”.

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Hidalgo del Parral, Chihuahua, epicentro de diversas inundaciones, que han dejado marcada la historia de muchas familias parralenses a través de los años, cada espacio rescata la catástrofe provocada por la fuerza de las lluvias, que no mira a quien lleva por su paso, sino que busca su cauce, pero la que ha dejado huella en la historia reciente de Parral, ha sido y será, sin duda alguna la tromba del año 2008.

El doloroso “Sábado Negro”

El día sábado 30 de agosto del año 2008 las intensas lluvias se hicieron presentes alrededor de las 10:00 de la noche, las cuales azotaron a la localidad de Hidalgo del Parral con gran fuerza a partir de las 3:00 de la mañana del día siguiente.

La intensa precipitación trajo como consecuencia que desbordara el río Parral, afectando los sectores de las colonias Che Guevara, La PRI, Las Quintas, el arroyo El Alamillo; entre otras.

Después las corrientes del río Parral se abrieron paso por la colonia Las Fuentes, avanzó por la calle Churubusco y posteriormente por la colonia El Parque, dejando a su paso una senda de horror y destrucción. La inundación del año 2008 es la peor que ha afectado el municipio desde la presentada en el año de 1944, por lo que el agua que había dado vida y estabilidad a los ciudadanos, se convirtió en el origen del dolor y el desastre de los parralenses.

Cada una de las casas fueron testigos de la inminente fuerza con la que el agua derribaba todo a su paso, dejando solamente el recuerdo de lo que un día sus propietarios construyeron con tanto esfuerzo.

El panteón de Dolores no fue la excepción, quedó desolado, ya que se vieron afectadas dos mil 127 tumbas, los restos fueron extraídos por el agua al fondo de la tierra, y deambulaban por el agua como se mira una hoja que cae sobre el agua y que sigue el curso de la fuerza estrepitosa.

Los testigos oculares describen la escena como un paisaje deprimente, un olor entre lo nauseabundo, y la tristeza, entre el instinto de supervivencia y el deseo de encontrar aquellos seres que el rio arrastró, el anhelo de construir con la mirada lo que el agua derribó a su paso se albergaba en las entrañas de quienes buscaban entre las ruinas algo que les perteneciera.

El periodista Eloy Morales, en su obra Agosto Negro, describe que de acuerdo al censo final, 217 microempresas y comercios fueron afectados, parcial y totalmente, sumando 268 millones de pesos derivados de las perdidas.

La creciente inundo las instalaciones del Club Femenil Deportivo, y las 12 columnas estilo jónico que sostenían la bóveda central soportaron el peso de un “Agosto Negro”, mientras sus puertas labradas en madera de cedro rojo y pino, le dieron la bienvenida al agua.

El Puente Calicanto, que resistió las furiosas embestidas del río Parral, fue construido a principios del siglo XVIII, durante la inundación del 08 de septiembre del 1944, dos de sus arcos quedaron devastados; sin embargo el presidente de la República Don Manuel Ávila Camacho, se construyó una grotesca loza sobre los arcos que medianamente se sostenían.

Con la última venida del río el 31 de agosto de 2008, se cayeron las dovelas e intradós de los dos arcos de medio punto de la parte sur del Puente Colonial.

Alrededor de 16 colonias se vieron afectadas, de acuerdo al reporte por parte de Protección Civil del Estado, en el cual indicaron que 857 viviendas se encontraron dañadas, 276 vehículos se vieron siniestrados, aunque muchos se encontraban bajo la tierra que dejó a su paso el Río Parral.

Además se reportaron 157 viviendas rurales destruidas, 42 de ellas con pérdida total, 158 hectáreas de cultivos siniestrados y 33 norias clausuradas.

El Presidente Municipal de aquel tiempo, Óscar González Luna, lamentó los hechos y dijo que buscaría los recursos estatales a fin de reconstruir las partes afectadas y que ayudarían a los damnificados.

Ese día, por distintos puntos de la ciudad, se pudieron contabilizar cientos de familias que sacaban de las viviendas sus muebles y demás bienes, debido a que el agua que ingresó a los hogares, superó el metro y medio de altura.

Paredes caídas, ventanas rotas, lodo y mucha agua, se podían visualizar. Los inmuebles totalmente inhabitables, personas desesperadas buscando refugio entre sus familiares al no poder habitar ya sus hogares. Las Fuentes primera etapa, Praderas, Del Parque y del Centro, principalmente.

Tras realizar un recorrido por las colonias devastadas, el entonces, Gobernador del Estado José Reyes Baeza y César Duarte Jáquez, sostuvieron una reunión para realizar un programa de acciones y dar inicio a las labores de reconstrucción “la prioridad es Parral, no están solos y no vamos a escatimar esfuerzos”.

Durante la junta, escuchó las necesidades de los colonos ante la tragedia y se comprometió a buscar soluciones. Posteriormente, el Diputado Federal, César Duarte Jáquez, Presidente de la Cámara de Diputados, en la Metrópoli Azteca, antes de recibir el Informe del Presidente de la República, un día después de la tragedia, se entrevistó con el Secretario de Hacienda y lo presionó para que los recurso llegaran lo antes posible, fluyeron al declararse Zona de Desastre, gracias a las gestiones de Duarte.

El fatídico hecho cobró las vidas de cuatro parralenses, Manuel Cervantes, Claudia Ivonne Castelo Sotelo de 20 años, Jaime Armando Alvarado Suarez de 19 años y el regidor Gerardo Montes Molina.

A 13 años de la devastación, solo queda en la memoria de los parralenses, así como en cada rincón de la ciudad, los gritos de desesperación, el llanto del dolor, y la incertidumbre de sufrir un episodio natural, de tan grande magnitud.

En la historia de Parral, el primer desastre natural de este tipo se registra en 1928, la ciudad sufrió un sismo de intensidad mayor el 01 de noviembre de 1928 a las 8:46 de la noche, y una réplica menor a las 10:15 de la noche, con duración de 16 segundos y magnitud estimada de 6.5 grados Richter.

Se reportaron daños en Meoqui, afectando la torre y arcos de la iglesia católica del lugar, en Santa Rosalía (hoy Camargo) y valle de Allende, donde resultó dañada la linternilla de la cúpula de la parroquia del lugar.

Se sintió en Canutillo, en Pecos, Texas y Santa Isabel, Chihuahua, abarcando una superficie de 360 mil kilómetros cuadrados. Sismos importantes pero pocos frecuentes son registrados periódicamente en la estación sísmica de la Mina la Prieta de esta ciudad.

Por cerca de cien años el río dio una tregua a los vecinos de Parral después de la última inundación de 1837, pues las avenidas torrenciales no causaron daños, corriendo dentro de los muros de mampostería levantados en los lugares angostos del cauce; pero la confianza adquirida fue fatal al vecindario que paulatinamente fue levantando construcciones en el mismo lecho y se tendieron puentes sobre pilares que obstruían la corriente.

Por lo que al ocurrir una creciente de excepcionales proporciones causadas por las prolongadas lluvias de la Sierra Astillero, el 08 de septiembre de 1932, se produjo una gran catástrofe, desbordándose el río y destruyendo 250 edificios en una extensa área que abrazó desde el barrio de las Huertas, extremo más lejano del río arriba de la ciudad, hasta el molino El Retiro, último punto del caserío río abajo, localizado poco antes del llegar a la boquilla.

No hubo desgracias personales a las medidas preventivas tomadas por el presidente municipal don Gabriel Chávez, quien cuando tuvo noticia de que una inundación se avecinaba, mandó evacuar toda la zona, salvando la vida de numerosas personas.

Cuatro años después, a la una de la mañana el 24 de septiembre de 1936, la escena volvió a repetirse por las mismas causas, tempestades en las sierras, torrenciales avenidas de los arroyos, insuficiencia del cauce del río provocó la destrucción de muchos hogares, y la pérdida de vidas con el derrumbe de dos de los puentes.

El agua subió un metro con 50 centímetros dentro de las instalaciones del Hospital de Jesús que se ubicaba a orillas del río, ocurriendo el fallecimiento de una anciana en su interior.

El puente Sobarzo quedó seriamente destrozado y parte del Calicanto, se inundaron además los bajos del antiguo Teatro Quiñonez, posteriormente Cine Rex.

El 08 de septiembre de 1944 ocurrió de nuevo una gran desgracia que asumió caracteres dramáticos, por las escenas de horror que se produjeron y que alcanzó proporciones trágicas, una tromba cayó en la Sierra del Astillero y por consecuencia en Parral el río empezó a elevar su nivel y, a las diez de la noche, el agua cubría casi por completo los puentes.

El volumen de agua que arrastró el río, calculado en el puente Guanajuato fue de mil 093 metros cúbicos por segundo durante una hora, y el agua subió en La Boquilla hasta 12.40 m sobre el nivel del cauce, pasando 600 metros cúbicos por segundo, alcanzando la represa hasta el barrio bajo de la ciudad, que se inundó provocando cuantiosos daños materiales.

Se calcularon mil edificaciones destruidas y 3 mil 500 damnificados, más de 75 personas perdieron la vida, unos ahogados y otros prensados bajo los escombros de los edificios, entre ellos catorce niñas del Asilo Josefino que se encontraba en la Avenida Independencia, que se hundió debido a que debajo de él pasaba un canal de desagüe.

Mil 099 edificios con un valor estimado en más de cinco millones de pesos, la tercera parte del caserío de la ciudad fueron destruidos, pues las aguas alcanzaron en treinta minutos una altura sin precedente, convirtiendo en torrentes las calles más céntricas de la población.

Cinco de los puentes fueron destruidos y uno más seriamente dañado, quedando con sus pretiles desechos el antiguo puente colonial.

Quedaron totalmente arrasados los edificios y completamente destruidos los muebles del Hospital de Jesús que se localizaba en la recién abierta Avenida 20 de Noviembre, junto al puente Francisco Villa, y desde hacía cuarenta años había practicado la caridad entre las clases populares, no habiendo allí pérdida de vidas.

Fueron cinco horas de pánico a partir de las 12:00 de la noche, el agua llegó hasta la Plaza Principal y la calle Flores Magón en la Plazuela Victoria llegó hasta la banqueta de la antigua Villa de Grado, la calle Agustín Melgar o del Pueblo estaba inundada, en la Avenida Independencia la altura del agua casi llegaba a un metro.

La luz eléctrica se interrumpía a cada momento y duraba largo tiempo la oscuridad, las mujeres lloraban e imploraban a Dios, en la casa del ex alcalde de la población don Adolfo Chávez Amparán murieron ocho personas, en la calle Maclovio Herrera murieron dos ancianas sepultadas bajo los escombros de su casa.

Un hombre de origen asiático murió electrocutado al pisar un cable de energía eléctrica, así como también Jesús Valdez “El Cuadrado”, que pereció ahogado cuando se dedicaba a salvar a otras personas, en la calle Ernesto Quiroz perecieron dos personas de nacionalidad china, en el arroyo de la Cruz pereció una persona y tres más en el callejón Sanginés, además 3 mil 416 personas quedaron sin hogar.


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