En el marco de las celebraciones por el Día de la Enfermera este 6 de enero, Arce Dalia Chavira, enfermera de profesión con 25 años de experiencia no deja de maravillarse del don de la vida, manifestó que es una de las profesiones más nobles, y uno de los principales requisitos es servir a los demás, ella lo hace con gusto, ya que le apasiona desde niña esta profesión, consideró que si volviera a nacer volvería a ser enfermera.
Arce Dalia Chavira, enfermera de 43 años que trabaja en el Centro Materno Infantil, señaló que desde los 18 años ha estado al cuidado de un paciente, pero su vocación comenzó desde niña, ya que siempre le llamó la atención la enfermería o ser doctora, jugaba con sus compañeras a los médicos y enfermeras, donde inyectaban y curaban a los niños, manifestó que este fue la primera inclinación a una de las profesiones más bellas del mundo.
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Descubrió su vocación cuando inyectó a un gatito, cosa curiosa no le dio por ser veterinaria, estudió su profesión en el Hospital de Jesús, en un principio comenzó a trabajar en el IMSS, pero fue poco tiempo, ella se graduó en el año de 1999 acumulando ya 24 años de servicio en el hospital de Gineco- Obstetricia comenzando de partera, con el tiempo se ha venido preparando, terminó su licenciatura en la UNAM de manera semi-presencial, es decir se auxilió de las clases en línea para hacer sus estudios.
Así también ya cuenta con su maestría y un diplomado en Psicoprofilaxis Perinatal, que es una capacitación para dar talleres y pláticas a los nuevos padres, antes y después del parto, es una de las cosas que más le gustan dentro de su profesión, el estar capacitándose diariamente, actualmente es la jefa de enfermeras en el Hospital Materno Infantil, donde tiene a su cargo 120 enfermeras que laboran durante los tres turnos.
Consideró que esta es una carrera estresante ya que es mucha la responsabilidad que cae en sus hombros, no debe de descuidar sus funciones ya que un paciente se pueden complicar, "los médicos atienden a los pacientes dándoles su salud, pero las enfermeras somos como los ángeles, nos encargamos del cuidado físico, mental y emocional de los pacientes, una enfermera no solo debe de darle medicamentos a la gente sino también, fortaleza, confianza y esperanza de que se va a salir adelante".
Este 6 de enero Día de Reyes son pocas las personas que se acuerdan que también es Día de la Enfermera, sin embargo, "somos el regalo que dejaron los Reyes Magos en los hospitales", ya que cada uno y una de las compañeras pone el mejor de sus esfuerzos por sacar adelante a las personas, ya sea desde una enfermedad leve hasta una enfermedad crónico degenerativa, en donde el paciente también requiere de consuelo y comprensión, pero sobre todo, muchos ánimos.
Consideró que en el área de Gineco- Obstetricia se ven historias muy bonitas, ella llegó a atender de dos a tres partos diarios, cuando era enfermera de tiempo completo, ahora son otras sus funciones, sin embargo no deja de emocionarle ver la cara de la madre cuando recibe en sus brazos a su hijo o hija recién nacido, ver a los papás de los niños llorando de alegría y gratitud a Dios por haberles concedido el don de ser padres.
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Consideró que es maravilloso el don de la vida, siendo enfermera lo ha visto a diario, mencionó que uno de sus retos en esta profesión es que se llegue a quedar el programa que tienen en el hospital denominado “Parto Amigable”, el cual consiste en dar las condiciones más óptimas para que una mujer dé a luz, darle más confort a la madre al momento del parto.
Indicó que incluso se permite a los varones a que acompañen a sus esposas en el proceso de alumbramiento, es tan emotivo este momento que ellos mismos se sorprenden de los esfuerzos que realizan las mujeres para poder dar vida a un nuevo ser, los hombres lloran al ver a sus hijos recién nacidos, es experiencia mística, para las enfermeras esta profesión es un compromiso continuo a superarse y capacitarse.
Aseguró que la profesión requiere de “Espíritu de servicio, Pasión, Paciencia y Vocación con Corazón”, es un trabajo al que hay que tenerle mucho amor, ya que una enfermera no descansa ni cuándo se va a su casa ya que con los hijos, los familiares, los vecinos y amistades siempre lo consultan a uno, mencionó que a ella le tocó atender a su abuelito y a su padre con los cuidados que requiere un enfermo, así también sus hijos y tías siempre la consultan, cosa que le da gusto.
Consideró que la mejor satisfacción profesional es el agradecimiento del paciente cuando este ya se encuentra recuperado, cuando las madres salen contentas con su recién nacido, indicó que para ser enfermera se requiere tener calidad humana, espíritu de servicio y vocación, para ella, la Enfermería es una de las carreras que demanda de sacrificios, sin embargo también está llena de muchas satisfacciones, es por ello que agradece a Dios el haberle permitido ser una enfermera para cuidar a la gente que la necesita.
Publicada originalmente en El Sol de Parral