“Me echaron fuera de la casa, me corrió la mujer y pa’fuera. No tengo a dónde ir, tengo a mis hermanas, pero es como dice el dicho, ‘el muerto y el arrimado a los tres días apesta’. Como quiera que sea, yo vivo más a gusto aquí más tranquilo. Tengo tres hijos, pero como si no los tuviera, no me procuran”, confesó don Rafael Rodarte Lozano, de 61 años, quien desde hace 14 años ha vivido en una camioneta tipo pick up descompuesta, en la colonia Valle de la Madrid.
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Sentadito en una esquina, con la mirada triste pero inquebrantable, apoyado en su bordón y buscando los rayos del sol para poder calentarse, es común ver al adulto mayor por las calles del sur de la ciudad.
Por situaciones familiares, don Rafael fue corrido de su casa hace 14 años, después de décadas de compartir la vida con su mujer, quien decidió quedarse con la propiedad, de acuerdo con el relato del sexagenario. Además, tiene mermada la salud con padecimientos crónico-degenerativos como diabetes, hipertensión, crecimiento del corazón y desgaste de cadera, lo que le ha ocasionado andar con bordón desde hace más de un año.
“Tengo 14 años viviendo en la troca, lo más incómodo es dormir encogido. Mis hijos me dicen que me vaya con mis hermanos, pero a mí ya no me gusta estar con familiares, y es más, ¡ni con extraños! Está muy difícil”, acotó.
Se alimenta de la caridad de los vecinos que comparten de la comida del día que preparan en sus hogares, y llevan un plato a don Rafael; también le otorgan monedas por vender el aluminio de las latas que recolecta en las calles, y cuando la situación está difícil para todos, a pesar de su enfermedad, ofrece sus servicios para limpiar terrenos o recoger escombros, y sacar para el alimento del día.
Compartió que para él la Navidad ya es como cualquier otro día, por la soledad y carencias económicas que no le permiten distinguir de la celebración con otro frío día decembrino más.
La troca no funciona, pues después de que le robaron el radiador y el acumulador, no ha tenido movimiento. Y ya no sabe si es el único desperfecto que pueda presentar el vehículo.
“Fue cuando me enfermé del corazón, tengo agrandamiento de corazón, me diagnosticaron hace unos diez años, más o menos. Me han tenido controlado, aunque últimamente me fatigo por todo, caminar unas cuantas calles, tengo que sentarme en alguna parte para reponerme, porque me falta el aire. Tomo varios medicamentos, para la presión y para ‘el diabetes’, que me lo surten del Seguro Popular”.
Entre sus mayores necesidades está el alimento, que es de lo que más escasea en su situación. También ropa de talla XXL y pantalón 44; de zapatos calza de trabajo del 9 y normal 11.
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