El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, presidió la misa crismal este martes santo, cuando se bendicen los aceites litúrgicos de la fe católica y el pleno del clero chihuahuense renovó sus promesas sacerdotales.
“En este tiempo de la pandemia se han pasado de valientes, solícitos y entregados, me descubro ante ustedes reconociendo su entrega para su fieles, estoy muy orgulloso de su ministerio, les doy gracias al Señor, porque no han abandonado su pueblo y han dado la vida por él. Que Cristo recompense su entrega y los siga configurando más a él”, les alentó.
Al realizar la renovación de las promesas sacerdotales, por la guía del señor arzobispo, retumbó en las paredes de cantera de la hermosa Catedral de arquitectura barroca, las voces de más de un centenar de presbíteros, quienes a una sola voz respondieron afirmativamente a su pastor.
La misa fue transmitida por la página del medio de comunicación de la Arquidiócesis, Notidiócesis, que fue seguida por los fieles, quienes expresaron sus peticiones y felicitaciones a los sacerdotes.
La sagrada ceremonia se celebró de manera presencial privada, con la co celebración del pleno del clero, quienes vistieron de blanco al interior de la Catedral Metropolitana de Chihuahua, pues atendiendo a la medida impuesta por la pandemia de acceso controlado, el aforo fue cubierto por los sacerdotes.
“Estamos en la misa crismal; celebramos la misa crismal, esta eucaristía es de un contenido vivencial, religioso, espiritual y teológico de suma importancia. En la cena del jueves santo. Jesucristo Nuestro Señor instituyó el sacerdocio ministerial que es un don inestimable para la Iglesia. Jesús en su infinita bondad elige algunos hombres para confiarles sus grandes misterios”, se dirigió Monseñor Miranda a sus hermanos sacerdotes, al inicio de su homilía.
Don Constancio Miranda, quien portó cubrebocas en todo momento, y tuvo un breve episodio de tos para el que solicitó beber agua, previo a la bendición de los óleos, disertó sobre la importancia y el papel de los sacerdotes, de quienes dijo, que no viene a ser un profesionista que presenta un servicio determinado a la comunidad, aunque sí sea cualificado; realiza un proyecto vocacional, lo hace por elección de Dios, con su ministerio día con día, el sacerdote responde al llamado de Cristo, quien se hace presente en la comunidad a través de su ministerio.
“La vocación, a la que es el llamado de Cristo para seguirlo, ocupa un lugar específico en la obra de la salvación esta invitación es gratuita, sin mérito alguno de quien la recibe, por eso, debe saberse y sentirse llamado por Cristo para poder ordenarse. Lo propio del sacerdote es santificar, enseñar, y apacentar al pueblo de Dios, si celebra los sacramentos, principalmente de la eucaristía y reconciliación, si exhorta a los fieles, si trabaja por promover los diversos carismas en la comunidad, lo hace en virtud del encargo recibido por Dios”, expresó, el arzobispo.
Además acotó que toda su actividad se sustenta y sostiene por su vocación y ser sacerdotal, por su configuración con Cristo, cabeza y pastor, recibida el día de la ordenación
Al referirse a sus hermanos sacerdotes, Constancio Miranda manifestó su gratitud a todos ellos, quienes con su entrega, entusiasmo, creatividad y cariño han sostenido y hecho crecer al pueblo de Dios. También elevó un agradecimiento al Señor, por todos los sacerdotes que les precedieron, quienes dedicaron sus mejores años en la formación las familias y fundaron las comunidades parroquiales.
Para finalizar, el arzobispo Constancio Miranda, dirigió el rezo de la Salve, para solicitar que levante el flagelo de la pandemia; y cada sacerdote tomó el tríptico de los óleos para resguardar en cada una de las parroquias, templos y capillas. Monseñor Miranda deseó una feliz Pascua de Resurrección de manera anticipada, y fueron despedidos con un aplauso.