María de Jesús Vargas sólo recibe dos días por semana agua de la pipa, los martes y sábado, de donde surte su pequeño jacal para labores de limpieza como lavar trastes y ropa, aseo personal y también para su consumo.
“A veces tardan más días para traernos el agua de la pipa, porque dicen que los mandan para otro lado, y duramos más días sin agua”, explicó la mujer, de 68 años de edad, y tres de habitar la colonia La Noria.
En su zona faltan los servicios básicos como drenaje, agua entubada, luz eléctrica, y debe sortear las carencias con la ayuda que le dan sus hijos, que son cuatro hombres y una mujer, que ya formaron sus propias familias. Doña María de Jesús quedó viuda desde hace tiempo, por lo que vive sola en su casita de madera en avenida La Noria, frente al puente que conecta con Vistas del Cerro Grande.
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