El gesto más puro de amor entre hermanos lo demostró Pedro Pinoncely Mitschmamm, donando uno de sus riñones a Carlos, quien gracias a esa acción ahora goza de buena salud, al igual que Pedro, el cual está consciente que no es necesario morir para “donar vida”.
Carlos fue detectado con diabetes hace unos 25 años, y su enfermedad avanzó a tal grado que irremediablemente debía recurrir a las diálisis, a menos que tuviera una donación de este órgano.
“Mi hermano me contacto para ver si le podía dar un riñón y le dije que no había problema”, dice Pedro con total sinceridad.
Luego de tener una respuesta positiva por parte de su hermano, les practicaron los exámenes de compatibilidad y, a los pocos meses se concretó el trasplante.
A partir de ello, la vida mejoró para Carlos, pues la probabilidad de tener que dializarse se suprimía por completo; mientras que Pedro no notó ningún cambio en su estilo de vida, añadiendo que 18 horas después del trasplante, ya estaba fuera del hospital, y a los 21 días ya estaba trabajando.
Su hermano le esta eternamente agradecido, pues con su acción le demostró su amor incondicional.
Pedro comentó que siempre existe la posibilidad de que aún siendo hermanos, puedan no ser compatibles para realizar el trasplante, pero afortunadamente no fue su caso. “Había el temor de que no fuéramos combatibles, pero finalmente resultó, y el doctor hasta le dio a escoger a Carlos cual riñón quería, si el izquierdo o el derecho”, señaló el donador.
Don Pedro es ejemplo de que se puede donar en vida. “No es necesario llegar a la muerte, para compartir vida. Pido a todos que se inscriban como donadores de órganos y que hablen claramente del tema con su familia, pues aunque éste sea la última voluntad de la persona, si la familia no lo quiere, no se hace”, manifestó el entrevistado.
Añadió que incluso con la donación de sangre se puede donar vida, todo es cuestión de ser solidario.
“Yo puedo dar testimonio de que se puede vivir perfectamente donando en vida, y la prueba está en que sigo con una vida normal”, concluyó, no sin antes aclarar que no tuvo ni ha tenido molestias y que no se ha tenido que someterse a tratamientos, bastó un jugo de naranja después de la cirugía para reponerse.
Es de mencionar que dicho trasplante se desarrolló en la torre de especialidades de Torreón, sin complicación alguna.
Te puede interesar:
.JPG "3a congreso catolico para mujeres (3).JPG")
