"San Isidro labrador, pon la lluvia y quita el sol…" es el rezo que todavía escuchan campesinos cada 15 de mayo esperando que el santo hiciera el milagro y mandara la lluvia. Como cada año, la imploración se hace más evidente ante la sequía que atraviesa la mayor parte del territorio nacional.
La historia de San Isidro Labrador, el santo patrono de los agricultores, tiene su origen en España, donde cuentan que el humilde campesino de origen musulmán fue capaz de hacer brotar el agua con tan sólo golpear una roca con una vara.
Desde tiempos inmemoriales, el hombre del campo se ha visto en la obligación de buscar métodos para lidiar con el capricho del clima, recurriendo a todo tipo de soluciones, desde científicas, hasta de fe.
Y es justo este 15 de mayo, cuando a propósito del inicio del ciclo agrícola de temporal también se celebra a este santo que toma especial protagonismo en las costumbres mexicanas arraigadas a la tierra.
En decenas de capillas a lo largo del país, comunidades enteras que viven de lo que produce el campo; acuden a misa llevando consigo flores, granos, herramientas y animales de trabajo, para que estos sean bendecidos y obtengan el favor de San Isidro Labrador a fin de obtener una buena cosecha durante el año.
Al santo le atribuyen principalmente milagros relacionados con el agua; una de las tradiciones orales narra que el hijo de San Isidro salió con vida de un pozo cuando, al caer dentro, su padre rezó para que las aguas desbordaran y lo hicieran salir a flote sano y salvo.
En Chihuahua, estado de tradición agrícola y ganadera, los productores saben bien lo que es obvio: gran parte del territorio se encuentra en zona desértica y para los habitantes de la sierra, la lluvia también es esperada con ansía por los cultivos de temporal que dan de comer a bastantes bocas de la Sierra Tarahumara.
Con esta cultura volcada al campo, los norteños tienen importantes celebraciones cada 15 de mayo, destacando incluso una parroquia con el nombre del santo en la comunidad de Las Varas, municipio de Saucillo, donde cada año la romería se une a las peticiones fervorosas de lluvia para que la cosecha sea buena.
Las versiones del festejo varían desde la Sierra hasta el antiguo Paso del Norte, pero todas tienen en común las imploraciones para pedir - o a veces parar - el agua.
Así tenemos la tradición en algunas partes de Balleza, donde los creyentes sacan a San Isidro a pasear entre las parcelas; también lo está la región temporalera de Camargo, Jiménez, Coronado, López y Valle de Allende, donde algunos rancheros ofrecen algún animal de su ganado para que se preparen alimentos para toda la comunidad; los bailes de los matachines aparecen en los atrios o plazas, elevando plegarias para que la divinidad mande agua. ¡Y vaya que este año ha hecho falta!
Cabe señalar que actualmente, las entidades que han sufrido más por la falta de lluvia son Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Michoacán y Guanajuato; por otro lado, Tabasco y los estados de la Península son los que no han tenido daños por la sequía.