Las campanas de la Catedral Metropolitana de Chihuahua volvieron a tañer con el llamado a misa, dejando oír su contundente sonido por toda la Plaza de Armas, que invitó al vuelo de las palomas y regocijo en los fieles católicos que nuevamente se congregan en celebraciones públicas, gracias a los ajustes que realizó el gobernador Javier Corral Jurado al protocolo del semáforo naranja.
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Por disposición del arzobispo Constancio Miranda Weckmann, se ha instruido a un equipo de edecanes para que observen las medidas de prevención de riesgo de contagio, como toma de temperatura corporal antes de ingresar al sagrado recinto, ubicación con sana distancia a las personas que participen de la ceremonia religiosa, que no deben exceder el 15% del total del aforo.
Además, durante la sagrada comunión, el sacerdote deposita la ostia sobre la mano, y no en la boca como se acostumbraba antes de la pandemia, y el saludo de paz ya no se hace estrechando las manos o con abrazos, sino, solamente se dirige a la persona y hace un leve inclinamiento de cabeza.
Luego de varios meses celebrando misas únicamente de forma privada y con transmisiones por redes sociales, la feligresía chihuahuense se mostró alegre de poder participar nuevamente en la celebración de la eucaristía, aunque por disposición del gobierno estatal, los sacramentos como bautizos, bodas, primeras comuniones no se podrán realizar mientras esté declarado el color naranja ni amarillo del semáforo epidemiológico.
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