"Sentía miedo desde días antes y quería usar arma" Horacio Jurado

Son varios los motivos personales que pudieron llevar al asesinato de la funcionaria del Supremo Tribunal de Justicia, Georgina Tapia Granados y que incluso la mantenían con miedo al grado de insistirle a su esposo en conseguir un permiso para portar un arma.

Luego del duelo por la muerte de su esposa, Horacio Jurado Medina expresó el dolor que causó para él y sus dos hijos el asesinato de su esposa el pasado lunes por la mañana, cuando se dirigía a su trabajo donde se desempeñaba como sicóloga del Supremo Tribunal de Justicia.

“No sé quién mató a mi esposa”, expresó el esposo de Georgina, quien desde el asesinato ha colaborado en todo con la Fiscalía General del Estado, porque desde el ataque tanto su celular como el de su esposa están en manos de las autoridades para ver si dan con el asesino.

Aunque no sabe quién fue el asesino o la persona que mandó matarla, después del primer atentado que sufrió, su esposa siempre sospechó del médico anestesiólogo Gabriel Adrián Verdín, por un problema por un brinca-brinca durante una fiesta vecinal. El médico, señala Horacio Jurado, entró a su vivienda y lo golpeó por lo que su esposa puso una denuncia en su contra que aún tiene vigencia.

Recordó que en el primer atentado, primeramente creyeron era un intento de robo, porque Georgina siempre traía mucho dinero incluso su bolsa tenía un valor de 80 mil pesos, pero luego especialistas en homicidios, le dijeron por cómo ocurrieron las cosas, que era un atentado directamente contra ella.

“Geo tenía miedo, tenía meses que quería pistola, una de mis cuñadas me dice que tal vez sí fue amenazada porque quería pistola y estaba empeñada e incluso habíamos indagado en la Sedena los permisos para tener una, pero era para uso dentro de la casa y no para portarla, pero Geo quería cargarla”.

El esposo de la víctima señala que le dio largas al tema de la pistola, pero por el miedo que sentía Georgina, hace dos meses colocaron cámaras en toda la casa, sólo faltó en el baño, porque hasta en la recámara colocaron una.

“La Fiscalía tiene el teléfono de su esposa y no sabe si exista algún mensaje de amenaza que la motivaba a tener miedo y querer portar una pistola”.

También sospecha de un exnovio de la víctima quien es agente aduanal y tiempo atrás le pagó unos implantes de pechos, pero luego cuando terminaron la relación le reclamaba la intervención quirúrgica e incluso le exigía el pago.

Horacio Jurado también manifestó que él tuvo un problema por una compra de un rancho hace dos años, pero el problema quedó resuelto y existe otra situación por su trabajo como funcionario de Financiera Nacional de Desarrollo.

El día de su muerte

El día que mataron a Georgina, Horacio salió de la casa antes que ella para dirigirse al trabajo y como todos los días le dio la bendición para luego subir a su pick up, de camino a su oficina estuvo platicando con Omar Almela, llamada que duró 40 minutos y estando en su área laboral recibió la llamada de la jefa de su esposa de nombre Nancy, quien le preguntó si su esposa iba a ir a laborar porque era tarde y aún no llegaba.

Horacio no sospechó nada grave, hasta la segunda llamada donde preguntaba Nancy nuevamente por Georgina porque había pasado bastante tiempo y no se presentaba a su trabajo y tampoco llamó para reportarse.

“Colgué el teléfono y le marqué a mi esposa, pero no me contestó, en eso me llamó de nuevo Nancy y me dice que Geo sufrió un accidente y que iba por mí para llevarme”. En un principio creyó que había chocado porque meses atrás una señora impactó su auto con el de su esposa en la parte trasera, pero cuando llegó la jefa de Georgina, soltó el llanto y le dijo que ella ya no estaba aquí, entendió que había muerto.

Su compadre Héctor en ese momento estaba junto con él y de inmediato le quitó las llaves de la “troca” para manejarla. Horacio platica que se fue con Nancy y en el trayecto recordó que su cuñada vivía a unas cuadras del lugar donde ocurrió el ataque, le llamó para avisarle y llegaron juntos al lugar, que para esa hora estaba acordonado e incluso el cuerpo ya lo había recogido el Servicio Médico Forense para trasladarlo al C-4.

“Nos fuimos a la Fiscalía directo, una cuñada se encargó de recoger el cuerpo”. Para sus hijos la muerte de Georgina ha sido muy dura, porque quieren tener a su mamá al lado, incluso el niño más grande, le pide que le acaricie el cabello durante las noches como lo hacía su madre a la hora de ir a dormir.Son varios los motivos personales que pudieron llevar al asesinato de la funcionaria del Supremo Tribunal de Justicia, Georgina Tapia Granados y que incluso la mantenían con miedo al grado de insistirle a su esposo en conseguir un permiso para portar un arma.

Luego del duelo por la muerte de su esposa, Horacio Jurado Medina expresó el dolor que causó para él y sus dos hijos el asesinato de su esposa el pasado lunes por la mañana, cuando se dirigía a su trabajo donde se desempeñaba como sicóloga del Supremo Tribunal de Justicia.

“No sé quién mató a mi esposa”, expresó el esposo de Georgina, quien desde el asesinato ha colaborado en todo con la Fiscalía General del Estado, porque desde el ataque tanto su celular como el de su esposa están en manos de las autoridades para ver si dan con el asesino.

Aunque no sabe quién fue el asesino o la persona que mandó matarla, después del primer atentado que sufrió, su esposa siempre sospechó del médico anestesiólogo Gabriel Adrián Verdín, por un problema por un brinca-brinca durante una fiesta vecinal. El médico, señala Horacio Jurado, entró a su vivienda y lo golpeó por lo que su esposa puso una denuncia en su contra que aún tiene vigencia.

Recordó que en el primer atentado, primeramente creyeron era un intento de robo, porque Georgina siempre traía mucho dinero incluso su bolsa tenía un valor de 80 mil pesos, pero luego especialistas en homicidios, le dijeron por cómo ocurrieron las cosas, que era un atentado directamente contra ella.

“Geo tenía miedo, tenía meses que quería pistola, una de mis cuñadas me dice que tal vez sí fue amenazada porque quería pistola y estaba empeñada e incluso habíamos indagado en la Sedena los permisos para tener una, pero era para uso dentro de la casa y no para portarla, pero Geo quería cargarla”.

El esposo de la víctima señala que le dio largas al tema de la pistola, pero por el miedo que sentía Georgina, hace dos meses colocaron cámaras en toda la casa, sólo faltó en el baño, porque hasta en la recámara colocaron una.

“La Fiscalía tiene el teléfono de su esposa y no sabe si exista algún mensaje de amenaza que la motivaba a tener miedo y querer portar una pistola”.

También sospecha de un exnovio de la víctima quien es agente aduanal y tiempo atrás le pagó unos implantes de pechos, pero luego cuando terminaron la relación le reclamaba la intervención quirúrgica e incluso le exigía el pago.

Horacio Jurado también manifestó que él tuvo un problema por una compra de un rancho hace dos años, pero el problema quedó resuelto y existe otra situación por su trabajo como funcionario de Financiera Nacional de Desarrollo.

El día de su muerte

El día que mataron a Georgina, Horacio salió de la casa antes que ella para dirigirse al trabajo y como todos los días le dio la bendición para luego subir a su pick up, de camino a su oficina estuvo platicando con Omar Almela, llamada que duró 40 minutos y estando en su área laboral recibió la llamada de la jefa de su esposa de nombre Nancy, quien le preguntó si su esposa iba a ir a laborar porque era tarde y aún no llegaba.

Horacio no sospechó nada grave, hasta la segunda llamada donde preguntaba Nancy nuevamente por Georgina porque había pasado bastante tiempo y no se presentaba a su trabajo y tampoco llamó para reportarse.

“Colgué el teléfono y le marqué a mi esposa, pero no me contestó, en eso me llamó de nuevo Nancy y me dice que Geo sufrió un accidente y que iba por mí para llevarme”. En un principio creyó que había chocado porque meses atrás una señora impactó su auto con el de su esposa en la parte trasera, pero cuando llegó la jefa de Georgina, soltó el llanto y le dijo que ella ya no estaba aquí, entendió que había muerto.

Su compadre Héctor en ese momento estaba junto con él y de inmediato le quitó las llaves de la “troca” para manejarla. Horacio platica que se fue con Nancy y en el trayecto recordó que su cuñada vivía a unas cuadras del lugar donde ocurrió el ataque, le llamó para avisarle y llegaron juntos al lugar, que para esa hora estaba acordonado e incluso el cuerpo ya lo había recogido el Servicio Médico Forense para trasladarlo al C-4.

“Nos fuimos a la Fiscalía directo, una cuñada se encargó de recoger el cuerpo”. Para sus hijos la muerte de Georgina ha sido muy dura, porque quieren tener a su mamá al lado, incluso el niño más grande, le pide que le acaricie el cabello durante las noches como lo hacía su madre a la hora de ir a dormir.