“Todo sigue en pie, el asunto ya se solucionó y estaremos en Chicago dando lo mejor”, señaló el pianista chihuahuense Romeyno Gutiérrez respecto a su presentación en el “Festival de Música Indígena de México en Chicago”, encuentro que se realizará del 12 al 16 de septiembre… y en donde le sugirieron al concertista presentarse con un teclado electrónico.
“No es que no pueda o quiera hacerlo”, señaló sobre la posibilidad de un recital con el mencionado instrumento. “De hecho, me ha tocado presentarme en alguna escuela primaria así, y no ha habido ningún problema”.
El meollo del asunto fue entonces de perspectiva. “Lo que pasa es que es cuestión de respeto hasta para el público con el que me voy a presentar”, añadió. “Tengo entendido que el concierto del 15 de septiembre será para celebrar las fiestas patrias, en un lugar abierto, donde se esperan 15 mil personas”.
El escenario no le es desconocido al que es considerado como el primer pianista indígena de América Latina. Hablando de eventos masivos, su bautizo de fuego fue hace 18 años (él tenía 14 en aquel entonces) fue en el Zócalo de la Ciudad de México que, en proporción, es similar al mencionado lugar de la metrópoli norteamericana.
Incluso, en esta ciudad se ha presentado ante grandes multitudes, siendo la Plaza de Armas el sitio que más recuerda con buena asistencia. “Quizá no hablemos de más de diez mil, pero miles sí había”, rememora, y recalca que en ninguna de esas presentaciones hubo algún problema con el piano.
“Chicago es una ciudad enorme… no creo que se batalle mucho para conseguir uno…”, piensa en voz alta, como reflexionando todavía acerca de lo que vivió durante el “malentendido”, como él mismo lo define.
Historia con piano de cola
Ese malentendido, confirmado incluso por los organizadores del evento, se remonta a días pasados, cuando se anunció que el pianista chihuahuense representará a su terruño en el mencionado festival.
El músico irá acompañado por la artesana Catalina Batista, pues además del programa musical, se llevará a cabo una muestra artesanal, gastronómica y de vestimenta indígena. Asimismo, Romeyno tendrá una minigira de conciertos por diversos puntos del orbe.
Pensando quizás en lo complicado que es emular la escena cinematográfica que inmortalizaron Manolín y Chilinsky (suban el piano, bajen el piano), alguien del equipo anfitrión soltó en Chicago, como mera ocurrencia, la idea de sustituir el pesado instrumento por algo tan ligero como el teclado electrónico.
El propio Romeyno se enteró, y de inmediato se puso en contacto con ellos. “Al señor Alejandro Orozco (organizador del evento) yo lo conozco desde hace varios años, en un concierto que también hicimos en El Paso. Hablé con él”, dice Romeyno.
“Platicamos con calma. Le hice ver que no se podía otra cosa que no fuera un piano para concierto, primero que nada por respeto al público que iría a escucharnos (supone que la mayoría serán paisanos), y en segundo lugar por la representación que llevo (del estado de Chihuahua).
“Y otro aspecto que me pareció importante fue la cantidad de gente. Todo eso se conjuntó para pedir en su nombre un mínimo de respeto. Si es un evento serio, deberíamos de estar a la altura”, menciona.
“Él de inmediato se disculpó (para entonces, el músico ya había compartido el asunto en sus redes con el mero afán de reírse un poco de algo que le pareció chusco), y me dijo que todo había quedado en un simple malentendido.
“No me han dicho nada (sobre un posible cambio de agenda), así que creo que el asunto fue eso y ya está arreglado, y qué bueno, porque hay que dar una buena imagen por Chihuahua”, manifiesta el pianista.
Trayectoria de respeto
Romeyno Gutiérrez Luna, originario de la comunidad de Retosachi, del municipio de Batopilas, es el primer pianista indígena de América Latina. Empezó a estudiar piano a los 6 años de edad, bajo la enseñanza del maestro Romayne Wheeler.
Ha cursado estudios profesionales en el Conservatorio de Música de Chihuahua y en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh), tomando clases con artistas nacionales e internacionales.
Recientemente, con el apoyo del Programa para el Desarrollo Integral de las Culturas de los Pueblos y Comunidades Indígenas (Prodici), Romeyno debutó como compositor con el disco “Danzas Rarámuri en el piano”, que presenta una fusión de la música clásica del piano con su origen musical rarámuri.
La publicación que él hizo, bromeando al respecto del asunto del teclado electrónico, causó revuelo en redes sociales. Mejor dicho, indignación entre varios cibernautas en el sentido de que cómo era posible que a alguien como el artista le pasaran este tipo de cosas.
“Es la primera vez que me pasa algo así, pero no debería importar tanto. Como me dijeron en Chicago, todo fue un malentendido y así lo veo”, señala el pianista con esa calma de carácter que le distingue.
Por ende, no ve más allá de ese asunto. Ni discriminación, ni racismo, como se llegó a comentar. Considera que únicamente a alguien se le hizo fácil soltar un comentario al aire, pero que una vez que aclaró el asunto con quien debía, le garantizaron que una idea así simplemente no podía ser viable.
Dice que lo que le pasó le habría pasado a cualquiera, y él obró como cualquiera en su caso, que tuviera que presentarse ante miles de personas, dueño de una trayectoria de respeto y representando al terruño.
Para ello, se declara más que listo, y en este momento ya se está alistando para su viaje a territorio norteamericano, donde tiene su primera presentación este martes. “Siempre es un orgullo llevar nuestra música por el mundo”, finaliza.
DATO
Nada livianos
El peso de un piano para conciertos es, en promedio, de una tonelada y 200 kilos. El de un cuarto de cola, el instrumento en el tope de lo permitido para el evento de Romeyno, roza los 400 kilos.