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Son las 12:45 horas, Lupita llega a la Facultad de Filosofía y Letras, sin ayuda del servicio de transporte no pudiera estudiar. Ella padece parálisis cerebral infantil y cursa el segundo semestre de la licenciatura en Letras Españolas. Lupita es una de los 8 estudiantes beneficiados con el servicio que presta la Universidad Autónoma de Chihuahua.
María Guadalupe Reyes Chávez tiene un horario de 13:00 a 18:00 horas, desde el mes de agosto la apoyan con el servicio de transporte, anteriormente se manejaba en transporte público pero era muy difícil debido a que las rutas alimentadoras no cuentan con accesibilidad para las personas con discapacidad que utilizan silla de ruedas.
“A mí me ha beneficiado mucho, es un gran apoyo, sin él no podría asistir a la escuela”, comentó Lupita al llegar a la facultad que se ubica en el campus 1.
La joven estudiante afirmó que la rama de acceso a la unidad académica está perfecto, aunado a que sus clases las toma en la planta baja del edificio, a la hora de ir a la cafetería puede hacer uso de dos rampas, por lo que existe accesibilidad.
Desde las 6:00 horas, la camioneta del transporte universitario esta lista para iniciar la ruta en la colonia Valle Dorado y dirigirse al campus 2 de la Universidad Autónoma de Chihuahua. El conductor es Armando Montoya, quien desde hace dos años se encarga del turno matutino. “Recogemos a alumnos y alumnas que realmente necesitan, son de escasos recursos y no tienen manera de transportarse”, afirmó el conductor, quien de manera servicial ayuda a subir y bajar a los estudiantes, algunos con discapacidad motora, otros con discapacidad visual.
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El recurso para la adquisición de la camioneta Hiace marca Toyota, provino de un proyecto que se solicitó a nivel federal, al otorgarse se puso en marcha el servicio de transporte.
En el 2016, al llegar el doctor Jorge Perrusquia Jasso como jefe del Departamento de Atención Integral al Estudiante, se percató que le hacían falta algunas adecuaciones, pues sólo contaba con una rampa, pero no cinturones de seguridad, luces de preventivas, por lo que se inició la rehabilitación, ya que también el piso estaba acojinado, pero se necesitaba un piso grueso liso para que pudieran deslizarse las sillas de ruedas. Las adecuaciones se llevaron durante alrededor de seis meses, la unidad se envió a un lugar especial donde se habilitan ambulancias.
El doctor solicitó a Rectoría presupuesto para el pago de dos choferes y combustible, el programa de transporte se aprobó y desde entonces cada semestre se apoya un promedio de 8 alumnos. Son los alumnos de más escasos recursos.
El doctor Jorge Perrusquia reconoció que de los 50 alumnos con discapacidad que integran el grupo Fe UACh, son alrededor de 14 los que requieren el servicio, sin embargo los recursos son limitados, pues empezaron con una dotación de 6 mil pesos mensuales de combustible y a la fecha, debido a la carestía, ha aumentado hasta 8 mil. El servicio es recogerlos en su domicilio, llevarlos a la escuela y de la escuela a la casa.
Una de las beneficiadas es Irene, una estudiante de origen rarámuri, quien padece una disfunción muscular degenerativa. Ella vive por el camino que conduce al panteón municipal 4, en la colonia Valle Dorado, y cursa el quinto semestre en la Facultad de Contaduría y Administración. Su condición es precaria. A las 6:30 horas pasa la camioneta por Irene. La ruta de don Armando, como lo llaman los estudiantes, inicia con Irene, la lleva hasta el campus dos, luego va a la colonia Revolución por una estudiante de Filosofía y Letras. A las 9:30 va por otro alumnos a la colonia Ponce de León y lo lleva hasta la Facultad de Contaduría y Administración, a las 12:00 va por Lupita a la colonia Sierra Azul. “Gracias don Armando, lo veo mañana”, se despide Lupita.
A partir de las 13:00 horas cambia el chofer, le toca a Luis, quien se encarga del turno vespertino.
Don Armando aseguró que el servicio de transporte es muy necesario porque eso les brinda a estos estudiantes la oportunidad de estudiar.
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