/ martes 16 de abril de 2024

Perfil humano | Putin y Netanyahu: una amenaza para la paz mundial

Vladimir Putin se reeligió una vez más como presidente de Rusia con el supuesto 87 por ciento a favor del 74 por ciento de los votos ciudadanos.

El nuevo zar ha podido sostenerse en el poder desde 1999 cuando fue designado como primer ministro por el presidente Yeltsin.

Una serie de cuestionables atentados terroristas en Moscú fue el pretexto para arrasar a la pequeña república de Chechenia.

Hasta entonces el grisáceo ex agente de la KGB era poco conocido, pero adquirió una notoria popularidad que le permitió ser elegido como presidente en el 2000.

Esto fue posible porque Yeltsin ya estaba bastante enfermo y a que Putin le prometió protegerlo a él y su familia a pesar de los robos que cometieron contra el erario ruso.

Al cumplir los cuatro años en su cargo dejó en su lugar a un incondicional y luego, al estilo Porfirio Díaz, regresó a la presidencia para ya no abandonarla modificando la constitución de su país para poder permanecer en ella hasta 1936.

Este dictador en turno planea así superar a Stalin, un tirano ruso que compite con Hitler para ser el peor asesino del siglo veinte.

Putin añora regresar a los tiempos rusos imperialistas no solo del comunismo sino también del zarismo. Utiliza ahora ya no la doctrina marxista sino la de un nacionalismo tradicional por lo que se ha aliado con la iglesia ortodoxa rusa.

Por ello ha invadido sin ninguna justificación a Ucrania desde el mes de febrero del 2022 y causado la muerte de más de 10 mil civiles, la mayor parte de ellos niños y mujeres.

Empecinado con anexar a la antigua república soviética Putin incluso ha amenazado con utilizar bombas nucleares contra cualquier intervención occidental que pueda amenazar lo que considera parte de la antigua Rusia.

Sin lugar a dudas Putin es la principal amenaza actual para la paz del orbe pues sus ambiciones imperialistas lo convierten en una especie de nuevo Stalin o Hitler de este siglo.

Por su parte el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, aunque en una dimensión menor a la del dictador ruso, es otro peligro ya no solo para el Medio Oriente sino para la estabilidad mundial.

Su problema es que está obcecado en exterminar a Hamás y rescatar a los rehenes israelitas secuestrados en la incursión criminal que llevó a cabo este grupo palestino en Israel el 7 de octubre del 2023.

El costo de su propósito es sin embargo una masacre de palestinos en la Franja de Gaza que supera los 33 mil muertos, la mayoría de ellos niños y mujeres.

Estas acciones genocidas han sido repudiadas por la mayoría de las naciones y a pesar de que el consejo de seguridad de la ONU ordenó el cese del fuego la ofensiva israelí continúa sin visos de que se lleve a cabo una tregua.

El asesinato de siete miembros de la organización humanitaria World Central Kitchen debido a los bombazos a su convoy causados por el ejército israelí ha ocasionado una unánime condena mundial.

Las víctimas era seis extranjeros y un palestino que se trasladaban en tres camionetas con los logos de su organización después de descargar toneladas de alimentos en la Franja de Gaza.

Netanyahu cada vez es no solo repudiado internacionalmente sino también en su país. Recientemente hubo una marcha de decenas de miles de israelíes exigiendo su destitución y nuevas elecciones.

En seis meses de ocupación las tropas israelíes no solo han matado y herido a decenas de miles de palestinos, sino que también han impedido el acceso de ayuda humanitaria por lo que la cuarta parte de la población de la franja está en riesgo de morir de hambre.

Tanto Netanyahu como Putin son una amenaza persistente para la paz mundial y los derechos humanos por lo que deberían ser removidos de sus cargos políticos para ser juzgados como lo que son, unos criminales de guerra.


Vladimir Putin se reeligió una vez más como presidente de Rusia con el supuesto 87 por ciento a favor del 74 por ciento de los votos ciudadanos.

El nuevo zar ha podido sostenerse en el poder desde 1999 cuando fue designado como primer ministro por el presidente Yeltsin.

Una serie de cuestionables atentados terroristas en Moscú fue el pretexto para arrasar a la pequeña república de Chechenia.

Hasta entonces el grisáceo ex agente de la KGB era poco conocido, pero adquirió una notoria popularidad que le permitió ser elegido como presidente en el 2000.

Esto fue posible porque Yeltsin ya estaba bastante enfermo y a que Putin le prometió protegerlo a él y su familia a pesar de los robos que cometieron contra el erario ruso.

Al cumplir los cuatro años en su cargo dejó en su lugar a un incondicional y luego, al estilo Porfirio Díaz, regresó a la presidencia para ya no abandonarla modificando la constitución de su país para poder permanecer en ella hasta 1936.

Este dictador en turno planea así superar a Stalin, un tirano ruso que compite con Hitler para ser el peor asesino del siglo veinte.

Putin añora regresar a los tiempos rusos imperialistas no solo del comunismo sino también del zarismo. Utiliza ahora ya no la doctrina marxista sino la de un nacionalismo tradicional por lo que se ha aliado con la iglesia ortodoxa rusa.

Por ello ha invadido sin ninguna justificación a Ucrania desde el mes de febrero del 2022 y causado la muerte de más de 10 mil civiles, la mayor parte de ellos niños y mujeres.

Empecinado con anexar a la antigua república soviética Putin incluso ha amenazado con utilizar bombas nucleares contra cualquier intervención occidental que pueda amenazar lo que considera parte de la antigua Rusia.

Sin lugar a dudas Putin es la principal amenaza actual para la paz del orbe pues sus ambiciones imperialistas lo convierten en una especie de nuevo Stalin o Hitler de este siglo.

Por su parte el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, aunque en una dimensión menor a la del dictador ruso, es otro peligro ya no solo para el Medio Oriente sino para la estabilidad mundial.

Su problema es que está obcecado en exterminar a Hamás y rescatar a los rehenes israelitas secuestrados en la incursión criminal que llevó a cabo este grupo palestino en Israel el 7 de octubre del 2023.

El costo de su propósito es sin embargo una masacre de palestinos en la Franja de Gaza que supera los 33 mil muertos, la mayoría de ellos niños y mujeres.

Estas acciones genocidas han sido repudiadas por la mayoría de las naciones y a pesar de que el consejo de seguridad de la ONU ordenó el cese del fuego la ofensiva israelí continúa sin visos de que se lleve a cabo una tregua.

El asesinato de siete miembros de la organización humanitaria World Central Kitchen debido a los bombazos a su convoy causados por el ejército israelí ha ocasionado una unánime condena mundial.

Las víctimas era seis extranjeros y un palestino que se trasladaban en tres camionetas con los logos de su organización después de descargar toneladas de alimentos en la Franja de Gaza.

Netanyahu cada vez es no solo repudiado internacionalmente sino también en su país. Recientemente hubo una marcha de decenas de miles de israelíes exigiendo su destitución y nuevas elecciones.

En seis meses de ocupación las tropas israelíes no solo han matado y herido a decenas de miles de palestinos, sino que también han impedido el acceso de ayuda humanitaria por lo que la cuarta parte de la población de la franja está en riesgo de morir de hambre.

Tanto Netanyahu como Putin son una amenaza persistente para la paz mundial y los derechos humanos por lo que deberían ser removidos de sus cargos políticos para ser juzgados como lo que son, unos criminales de guerra.