La espera por el último refuerzo de Cruz Azul fue larga. A pesar de que el vuelo proveniente de Londres, en el que viajó Carlos Peña, arribó a suelo azteca a las 18:16 horas, la salida del mediocampista se dio poco más de una hora después.

Las cámaras de televisión alertaron a los transeúntes, quienes al enterarse de la presencia del nuevo futbolista de La Máquina, hicieron un gran tumulto para verlo de cerca, y pedirle selfie o autógrafo.

Un joven afortunado que viajaba en el mismo vuelo que Peña fue el único con esa suerte. “Mira con quién vengo”, mandó un mensaje vía whatsapp a su padre.

El gesto de satisfacción fue evidente en el progenitor.

El caos se apropió poco a poco de los pasillos aeroportuarios. El paso de los “diablitos” con maletas fue casi imposible y la desesperación creció. Carlos Peña hizo su aparición y todos corrieron para buscar la preciada memoria que luego presumirán a familiares y amigos.

Por instrucciones de la dirección de comunicación de Cruz Azul, “Gullit” no habló. Se limitó a decir que “no esperaba este recibimiento”, quizá ante la falta de minutos que vivió en Escocia.

No todo fue alegría. Por accidente, un camarógrafo chocó con un caballero. A pesar de la disculpa, el hombre se lanzó a la agresión, dio un codazo ante la impotencia del colega y de todos los presentes. Por fortuna no pasó a mayores.

El mediocampista mexicano caminó hacia la salida del inmueble.

A pesar de las preguntas en torno a su llegada a uno de los conjuntos grandes, no rompió sus votos de silencio.

Posó para las cámaras, levantó el pulgar, sonrió, y aunque su aventura europea duró poco con el Rangers de Escocia, manifestó cierta satisfacción con un simple “sí” ante el cuestionamiento de su breve etapa.

El nuevo futbolista de Cruz Azul está listo para una nueva oportunidad. La Noria lo espera y algunos aficionados al club también, al resto los tendrá que conquistar. Sin embargo, antes tendrá que aprobar los exámenes físicos y médicos de rigor.