¿Son nuestras ciudades cada vez más grises y descoloridas? La mayoría de los edificios actuales carecen de colores, son grises, blancos, negros, eso lo podemos constatar, si paseamos por centros comerciales o áreas modernizadas de nuestras ciudades. Lo mismo pasa con la ropa y los objetos cotidianos, en los predominan los colores grises, así lo demuestra un estudio del Museo de Ciencias de Londres.
Incluso, franquicias comerciales como McDonalds han optado por tonos de marrón oscuro para sus edificios, limitando el brillante tono naranja a la característica “M” de su logo. Si miramos a las avenidas, podemos constatar que la mayoría de los automóviles son negros, blancos, grises, plateados.
Pero no siempre ha sido así, los que vivimos los años 90s, podemos recordar por ejemplo, los colores en que se vendían los ya legendarios autos Lamborghini, en aquella época, símbolos de la modernidad y lujo, que eran brillantes amarillos, rojos, violetas. Lo mismo pasaba con aparatos domésticos, como las computadoras iMac de finales del siglo pasado que venían en una variada y brillante gama de colores.
Desde entonces, hemos visto como los productos comerciales tienden hacia al blanco o el negro, permanecen tímidamente en tonos grises y plateados.
Esta tendencia no sólo se limita a los inmuebles y objetos, también ha cambiado nuestra manera de vestir. Ya que la moda tiende cada vez más a los colores blancos, negros o grises. Así lo ha demostrado el estudio del Museo de Ciencias británico, en el que se analizaron con la ayuda de una inteligencia artificial 7 mil objetos de su colección.
Este estudio dejó claro que cada vez los objetos son más grises. Prácticamente, entre más recientes los objetos el color gris es más frecuente, y en la actualidad está presente en el 80% de los elementos de nuestras casas y ciudades.
Tradiciones coloridas
Sin embargo, las ciudades mexicanas son máquinas del tiempo, en ellas conviven la tradición y la modernidad. Y es notorio entre el contraste de colores que podemos encontrar en los espacios populares o tradicionales, y los lugares modernizados.
De esta manera, podemos observar grandes diferencias en la paleta de colores visibles en un mall o un supermercado moderno, y los colores de los mercados populares, estos últimos son una explosión de colores, desde los letreros donde se anuncian las ofertas, hasta las lonas con las que se cubren los puestos.
Además de esto, las etnias originarias de nuestro país son más resistentes que las poblaciones urbanas a las tendencias del mercado internacional. De manera que, por ejemplo, los vestidos usados por las mujeres rarámuri destacan por su colorido, en un paisaje donde la mayoría de los “chabochi” (término con el que llaman a los no-indígenas) visten en colores tenues.
Así mismo, hay indicios de que las pirámides y las esculturas del México Antiguo, de culturas como los mexicas o los mayas, estaban teñidas de ricos colores. Incluso el color azul turquesa estaba hecho con tinturas únicas originarias de nuestro país que sorprendieron a los españoles cuando llegaron a nuestro territorio.
Por ello, se puede afirmar que la cultura mexicana tradicional es muy colorida. Y contrasta con una tendencia la cultura global regida por el consumo, en la que para adaptar los productos a mercados distintos se les va presentando en un patrón de colores cada vez más neutro.