Andy Martínez es un migrante originario del municipio de Cuauhtémoc, que con gran dedicación y esfuerzo ha logrado abrirse pasó en Estados Unidos, siendo actualmente propietario de restaurantes “Súper Pollo”, una cadena de establecimientos con presencia en los estados de Nebraska, Kansas y Texas.
Él decidió soñar, transformar su realidad y engrandecer el legado que su familia ha construido en el transcurso del tiempo, en ambos lados de la frontera entre México y EU.
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Su historia de vida comenzó en la localidad de Rubio, en Cuauhtémoc, donde su abuelo Mauricio Martínez, abrió un negocio de venta de pollos al estilo Sinaloa, con una sazón que hasta la fecha sigue satisfaciendo a los clientes, ahora bajo la marca reconocida de “Súper Pollo”.
Los hijos de don Mauricio lo ayudaron a abrir y crecer el negocio, incluido el papá de Andy, quien en esos años superaba apenas la mayoría de edad. Sin embargo, las ganas de superarse lo impulsarían a cruzar la frontera norte para hacer realidad el anhelado “sueño americano” en compañía de sus hijos, siendo apenas unos niños, y esposa.
El viaje lo llevó a Nebraska, entidad en donde los mexicanos se convirtieron en sus primeros comensales, a quienes vendía el pollo que guardaba en una pequeña lonchera, en parques o por las calles, involucrando a toda su familia en la empresa.
La tenacidad permitió que el negocio, poco a poco, ofreciera los frutos esperados hasta reunir un capital suficiente que les permitió abrir su primer restaurante en Nebraska, pero luego el establecimiento se vendió y la familia de Andy se mudó a Kansas antes de establecerse en Texas.
En el estado de la Estrella Solitaria, el primer restaurante que abrieron quedó bajo la administración de su hermano, mientras que Andy se movió a la ciudad de Andrews, donde se casó, tuvo hijos y abrió su primer restaurante, apoyado por sus padres.
El secreto de su éxito radica en ser constante, trabajar y “echarle ganas” a los proyectos, tal como lo hizo su abuelo, hace más de 50 años, mientras que sus tíos y primos se han encargado de compartir el sabor de su receta por Chihuahua y Estados Unidos.
Una muestra de la constancia familiar es que el primer restaurante en el lado mexicano sigue abierto al público en Rubio, administrado por su abuela, lo cual refrenda que la prosperidad de un negocio tiene que ver con las ganas de verlo crecer y trabajar para mantenerlo en el transcurso del tiempo, ofreciendo calidad en los productos y un buen servicio para la clientela.
De estilo Sinaloa, el sabor de su pollo asado se volvió estilo Chihuahua, según expresó Martínez, quien recuerda haber visto nacer el negocio de su padre en una comida con amigos, quienes sugirieron que les asara pollos y terminaron tan complacidos que lo animaron a emprender.