Sra. Directora:
A partir de este martes el Ejército y la Marina volverán a las calles por órdenes del presidente López Obrador para trabajar junto con la Guardia Nacional y darle paz y seguridad al país. Así lo decretó el presidente en el Diario Oficial de la Federación, estableciendo que las Fuerzas Armadas estarán en las calles durante un tiempo que no debe exceder de cinco años. Con dicho decreto se legaliza su presencia a lo largo de todo el territorio nacional haciendo labores de policías y, con ello, es claro que se sustituyen los abrazos por los balazos.
El apoyo de las Fuerzas Armadas estará subordinado a la Guardia Nacional, dice Alfonso Durazo, (El Universal) ¿ustedes le creen? Yo sí le creo, porque desde su creación, la Guardia Nacional depende de un militar, consecuentemente, seguirán dependiendo del Ejército.
El PAN convoca a partidos, académicos y sociedad a rechazar militarización del país (El Universal), desaprueban PAN y PRI regresar Ejército a las calles (El Heraldo de Chihuahua). Ya se les olvidó que el primero que sacó a los militares a las calles fue Calderón y que Peña Nieto hizo lo mismo. Pero eso no es todo, lo hicieron al “ahí se va”, sin un reglamento y así permanecieron todo este tiempo. Esta vez con el decreto de AMLO, ya salieron del limbo legal y ahora sí van armados con un decreto que reglamenta su actuación.
Pero como siempre, ya se armó la polémica, que si los militares deben estar en los cuarteles, que los militares sólo van a provocar más inseguridad, que primero matan y después “veriguan” Etc. ¡Pero señores!, ¿cómo se puede hablar de que los militares vuelven a las calles?, ¿pues cuándo regresaron a los cuarteles? Si acaso regresaron a la construcción del aeropuerto y de los bancos de bienestar… bueno eso se dice en la prensa.
Sin embargo, quien ahora ordena a los militares que se avoquen a proteger a la ciudadanía es nada más y nada menos quien en el pasado no sólo los criticaba sino que los acusaba. Lo siguiente lo dijo AMLO en campaña, en Mazatlán: “Las Fuerzas Armadas se utilizaron para masacrar al pueblo”, haciendo clara alusión al Gobierno de Felipe Calderón, al que hoy con su decreto, aunque nunca lo va a aceptar, está reconociendo y actuando de la misma forma.
Por otra parte, es menester comentar que el fracaso de Calderón y Peña Nieto en el combate a la delincuencia no es consecuencia de que hayan lanzado a los militares a efectuar labores de policías. El Ejército hizo bien su trabajo y lo hará siempre, gracias a su formación y lealtad a la Nación. El problema es que ni Calderón ni Peña hicieron: primero una limpia de las policías del país y segundo una reingeniería que permitiera contar con policías honestos, preparados y, lo más importante, trabajar en equipo con el Ejército. ¿Qué teníamos y seguimos teniendo? Policía infiltrada con la delincuencia que se encarga de boicotear cualquier intervención del Ejército.
Hoy por hoy no vemos que haya cambios, salvo la creación de la Guardia Nacional, que es evidente ya está fracasando, de manera que si las prácticas de los dos sexenios anteriores se siguen dando en este sexenio y las policías estatales y municipales siguen trabajando por su lado y lo que es peor, apoyando a la delincuencia, estaremos viendo una vez más el resultado de un esfuerzo fallido, porque el Ejército no podrá hacer mucho si no hay una total coordinación con los Estados y los Municipios.
Para concluir este escrito, debo decirles que en lo personal me gusta la idea de que los militares recorran las calles, carreteras y caminos de México, siempre he sentido más seguridad con el Ejército que con las policías. En los retenes que desde siempre han existido en las carreteras, son atentos y raramente hay intentos de corrupción. Quizás haga falta modernizar y mejorar las revisiones para que el tránsito, tanto por las carreteras como por las vías de ferrocarriles, sea más fluido.