De acuerdo con el Centro de Integración Juvenil, la combinación de anfetaminas con alcohol representa un riesgo para la salud de quien lo consume, pues de inicio desarrolla conductas violentas que difícilmente puede controlar.
Por otra parte, el terapeuta Luis Erasmo Salas explicó que a partir de la pandemia se observó un aumento en el consumo de esta droga (anfetaminas) en combinación con alcohol, y esto derivó en un incremento de violencia familiar.
Añadió que además de la conducta que provoca, la mezcla de alcohol y otras drogas puede provocar desde una intoxicación hasta un infarto al miocardio.
El especialista indicó que el uso de metanfetaminas de forma prolongada puede provocar diversas consecuencias negativas, pues no sólo se trata de una adicción por sí sola, es decir, no sólo es necesidad de consumir la droga y la búsqueda compulsiva de ésta, sino que llega a provocar trastornos crónicos y recurrentes, como cambios funcionales en el cerebro.
Añadió que con este tipo de drogas ocurre lo mismo que con otras, es decir, la persona consumidora llega a un nivel de tolerancia que ya no le provoca el efecto que le provocaba anteriormente, esto es cuando se consumen de manera reiterada por mucho tiempo.
Por esto, las personas que la consumen necesitan cada vez más droga al menos en la mayoría de los casos, por lo que muchas veces tienen que aumentar la dosis y la frecuencia de las tomas, lo que también les lleva a combinarlas con alcohol en busca de un mayor efecto.
Por otra parte, cuando se deja el consumo y la situación ya es crónica, los síntomas de abstinencia pueden ir desde depresión, ansiedad, hasta fatiga permanente y un deseo intenso de consumir la droga.
Los consumidores crónicos pueden presentar ansiedad intensa, confusión, problemas de insomnio, cambios de estado de ánimo extremo y un comportamiento violento. A veces sufren de paranoia o psicosis, y esto puede durar meses o años después de dejar de consumirla de forma indebida.
Por último, el terapeuta indicó que cuando existe un nivel de estrés alto en la persona que ha dejado de consumir este tipo de drogas, ocurre de manera más frecuente la psicosis que manifestaban cuando eran consumidores.