Jesús nos libera de nuestra sordera espiritual.

“Pongámonos en el lugar de los demás”: Arzobispo

Velvet González | El Heraldo de Chihuahua

  · domingo 5 de septiembre de 2021

Foto: Oracio Chávez | El Heraldo de Chihuahua

El Arzobispo Constancio Miranda Weckmann refirió en la misa dominical en la Catedral Metropolitana, que Jesús es capaz de liberar a la humanidad de la “sordera y mudez espiritual”, para construir una comunidad solidaria, por lo que llamó a pedir a Dios por ese milagro, y “ser empáticos poniéndonos en el lugar de los demás”.

Al referirse al evangelio del día, según San Marcos, citó cómo Jesús impuso las manos a un hombre sordo y tartamudo, y con meter sus dedos en los oídos y tocar su lengua, se hizo el milagro, pues comenzó a escuchar y a hablar sin dificultad.

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“Mirando al cielo suspiró le dijo ´ábrete’ y se le abrieron los oídos, y empezó a hablar sin dificultad”, y aunque Jesús les mandó a los demás que no dijeran nada a nadie, con más insistencia lo proclamaban y todos estaban asombrados y decían “qué bien lo hace todo, hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

Foto: Oracio Chávez | El Heraldo de Chihuahua

El Arzobispo afirmó que el Evangelio, Invita a ver a través de la narración del milagro la presencia salvadora de Dios, quien no hace los milagros para deslumbrar, “lo hace para declarar que viene a traer la salvación, que la presencia salvadora de Dios está aquí”.

“Vemos que el sordo que narra el evangelio de hoy, es un hombre oprimido y con desesperanza, pero su fe y la de sus compañeros hace posible que Jesús lo haga pasar de la opresión a una liberación plena de vida”.

La narración del milagro, dijo, invita a la fe, y muestra el camino por el cual se produce este milagro. “Una persona que no escucha a Dios y al prójimo, porque está encerrada en su egoísmo y sólo se preocupa por sí mismo, tiene una sordera más grave que la de orden física”.

Sin embargo, cuando una persona se encuentra con Cristo y es capaz de escuchar a los demás, se produce un milagro extraordinario

“Jesús puede realizar el milagro de devolvernos la capacidad de escuchar. Se dice que no hay peor sordo que el que no quiere oír y este refrán popular tiene mucho que ver con el evangelio de hoy, porque la verdadera sordera es la del corazón que sufrimos muchas veces”.

Agregó que escuchar es “mucho más allá que poner la oreja, es ponerse en lugar del otro, sentir lo que el otro y hacer propio como si fuera nuestro sus problema”.

“Al quedar curados podemos tratar de entender los puntos de vista del que nos habla, sus motivos y sentimientos”.