Ocho núcleos familiares de la comunidad de Coloradas de la Virgen, en el municipio de Guadalupe y Calvo, se suman a los indígenas ralámuli y ódami que han sido forzados a desplazarse lejos de sus tierras.
Por años esta comunidad indígena ha sufrido a causa de la violencia, hostigamiento y amenazas, así como el asesinato de varios líderes que se esforzaron por defender el bosque que les ha sido arrebatado para la siembra de droga.
De acuerdo con la información de Alianza Sierra Madre, la cual les brinda acompañamiento, sólo seis de estos núcleos familiares y un sobreviviente de un ataque armado son beneficiarios del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, del gobierno federal. Dos núcleos familiares se encuentran a la deriva.
Son alrededor de 40 personas las que tuvieron que salir huyendo de su comunidad. Desde 1973 han asesinado a 14 personas de esta comunidad a consecuencia de la defensa de su territorio, los últimos defensores asesinados son Isidro Baldenegro López y Julián Carrillo Martínez.
El caso de Coloradas de la Virgen no es nuevo, sin embargo sigue sin atención y las familias indígenas siguen siendo expulsados por la violencia que perpetran tanto grupos criminales como caciques que se han aprovechado de los permisos de aprovechamiento forestal que otorgó la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales en un territorio que ancestralmente pertenece a los indígenas.
La defensa legal continúa, pero también las amenazas, por lo que buscan ser atendidos por la Comisión de Atención a Víctimas; a la fecha no hay respuesta.
Actualmente la encargada de despacho de la Comisión de Atención a Víctimas de la Violencia (CEAVE) es la maestra Janis Aguirre Hernández, a ella ya le solicitaron audiencia.