A raíz del aumento en el robo de productos de metal que son comercializados en distintas negociaciones conocidas como “chatarreras”, la fiscal en la zona occidente, Silvia González Gutiérrez, informó que se habrá de retomar el acercamiento con propietarios de este tipo de empresas para establecer un mayor control al momento de adquirir artículos de dudosa procedencia, y con ello, evitar más robos de estos materiales motivados por la oferta y la demanda.
Recordó que fue en su periodo como Coordinadora de la Fiscalía zona occidente en el año 2016, cuando entre las actividades de la dependencia, se estableció un acercamiento con los dueños de negocios dedicados a la compra-venta de productos de distintos materiales como fierro, cobre y aluminio, para establecer un estricto control al momento de comprar dichos productos,
Esto debido a que, en ese momento, se registró un aumento considerable de robos de material eléctrico que se utilizan en pozos establecidos en el sector agropecuario, así como otro tipo de objetos como tapas de alcantarillas y cableados de viviendas en construcción.
Pese a obtener resultados favorables en aquel periodo gracias a la colaboración de los empresarios, se desconoce la razón por la cual las autoridades dejaron de mantener la relación con este tipo de negocios, lo que dio pie a que una vez más exista la oferta y demanda de estos productos, lo que motiva el aumento del delito de robo.
Destaca que en las denuncias más recientes de robos de objetos de metal se encuentran dos campanas que fueron sustraídas de iglesias ubicadas en el seccional de Álvaro Obregón y Cusihuriachi, esta última de un valor histórico importante, ya que data desde el año 1600 y fue robada de la iglesia de Santa Rosa de Lima.
En este caso, agentes de investigación lograron ubicar una parte de la campana en un domicilio particular en la colonia Tierra Nueva, y otra parte en una negociación de compra venta de chatarra, en donde fue entregada de forma voluntaria por las personas que afirman, haber comprado el objeto de buena fe.
Debido a lo anterior, la fiscal afirmó que se habrá de retomar la relación con este tipo de negocios para hacerles ver el perjuicio que ocasionan al patrimonio de distintos sectores, al no tener el control de la identidad de las personas que acuden a comercializar objetos de dudosa procedencia, además de cometer el delito de encubrimiento por receptación.
Puntualizó que al igual que en las “chatarreras”, se prevé integrar a negocios de empeños, en donde también existen riesgos de compra de productos robados al no contar con sistemas adecuados para determinar si el artículo en venta sea robado.