Luego de dos años de juicio y en una sentencia histórica para la región, el ex coordinador operativo de la Dirección de Seguridad Pública en Cuauhtémoc Jesús Cortés Jiménez, así como el mando regional, Israel Córdova Castro, fueron sentenciados por un juez del Distrito Judicial Benito Juárez, quien impuso la pena de 28 años y seis meses al primero y 28 años al segundo, por la desaparición forzada de Leonardo Arcos Mora, Daniel Valladolid Martínez y Jesús Manuel Guaderrama Cisneros.
El caso que ocurriera la noche del 9 de junio de 2017 fue ampliamente abordado en las diversas audiencias que se siguieron en este, que es el primer caso se enjuicia por desaparición forzada y llega a una sentencia en el Distrito Judicial Benito Juárez con sede en Cuauhtémoc.
Cerca de las 9:40 de la mañana del martes 8 de abril, en la sala 4 de los juzgados, fueron presentados ante el jurado, el cual escuchó los últimos alegatos por parte de la defensa de Cortés Jiménez, de 41 años, e Israel Córdova, de 34. Ambos, se mostraron hasta cierto punto impacientes y según los percibieron los familiares de las víctimas que estuvieron presentes, burlones e insensibles ante el caso.
Aunque el Ministerio Público encargado del caso solicitaba la pena máxima prevista en el artículo 165 del Código Penal del Estado, el jurado, en un dictamen individualizado, concedió 28 años y 6 meses a Cortés Jiménez, ya que él cuenta con estudios universitarios en Derecho y su conocimiento de la ley es superior al de Israel Córdova, quien sólo posee estudios de bachillerato y por lo tanto se le condenó a 28 años de cárcel.
Otro de los motivos por el cual el jurado no dio la pena máxima es que se ponderó el principio de reinserción social que debe prevalecer, pues se trata de dos hombres jóvenes que deberán pagar a la sociedad lo que hicieron.
Durante el receso, Ricardo, hermano de Daniel Valladolid, narró cómo han sido estos dos años, en los que su vida se ha visto consumida por el dolor de no saber nada de su familiar, la pérdida además de un hermano menor en circunstancias por demás extrañas, así como los primeros seis meses después del caso, víctima de amenazas constantes vía telefónica, en las que se le exigía desistir de buscar la verdad.
Mientras tanto, en los escalones del juzgado, una de las familiares de los desaparecidos se desvanecía y fue necesario llamar a una ambulancia de la Cruz Roja para que le prestara auxilio.
Fue necesario esperar hasta la 1:35 de la tarde, para conocer el veredicto. Con la mirada angustiada, los familiares de las víctimas no dejaban de observar a los culpables, el dolor era evidente. Han pasado dos años y pese a obtener una sentencia de casi 30 años en ambos casos, hasta el momento, se sigue sin tener rastro de Jesús Manuel, de Daniel y de Leonardo.
El saldo tras los hechos ocurridos el 9 de junio de 2017 es de un niño en orfandad, pues su madre murió cuando era un bebé y su padre es una de las tres víctimas de desaparición, dos hijos más sin su padre y ahora, bajo el cuidado de una mamá que sufre por el padre ausente, mientras que hay otros tres hijos, de otra de las víctimas, en total seis menores que hasta hoy no saben si algún día volverán a ver sus padres.
Las viudas, las mamás de los desaparecidos, son también víctimas de este delito, que fue descrito por el agente del Ministerio Público que llevó el caso, como de lesa humanidad, que deja daños, no sólo a los afectados de manera directa, sino a la sociedad en su conjunto, por el impacto que tiene en las vidas de cada individuo de la sociedad.
La condena y el caso en sí, marca un precedente en el registro del Distrito Judicial Benito Juárez, donde por vez primera se sigue un caso de esta naturaleza y donde se dio finalmente la condena en contra de estos dos expolicías, que hoy deberán pasar una parte importante de sus vidas tras las rejas.
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