La liberación del agente Ramón Leonardo F. M., que fue detenido en torno a la riña donde falleció el joven Héctor Armando Anguiano Espinosa, se dio en medio de un “engaño” a la justicia, declararon abogados consultados al respecto, debido a que pudo ser beneficiado por sus compañeros que intencionalmente no le leyeron sus derechos y tampoco llenaron correctamente el Informe Policial Homologado, porque sabían que con ello obtendría su libertad.
“En casos como éste, siempre se dicta como legal la detención y se procede a dar vinculación a proceso, a cualquier persona se le seguiría el proceso, pero el ser oficial de policía te da ciertas influencias”, mencionaron.
Dicho mecanismo casi adoptado en la mayoría de los casos donde intervienen guardianes del orden limita la aplicación de la ley y aunque pasa inadvertido por los jueces, los oficiales que participan en las detenciones, aunque conocen el correcto protocolo, dejan de llevarlo a cabo.
En la audiencia del lunes, donde fue presentado el agente estatal, se ventiló por parte de la defensa que tanto el IPH o cualquier otro informe de detención no contenía las firmas de los oficiales que participaron en la detención y mucho menos de Ramón Leonardo, el escolta de la Comisión Estatal de Seguridad.
Asimismo, la defensa al solicitar que se decretara como ilegal la detención informó que nunca se le notificó sobre su estatus legal al momento de la detención, es decir no se le leyeron sus derechos, lo que es motivo suficiente para echar abajo el arresto.
Otro de los aspectos que la defensa ventiló ante el juzgador Luis Carlos Flores es que el oficial no fue detenido en flagrancia o en el lugar de los hechos, sino fue en su casa horas después del incidente ocurrido la madrugada del sábado en las inmediaciones del ejido Labor de Terrazas.
Cabe recordar que pese a que el oficial declaró su participación en el homicidio, a sus compañeros, esto no fue tomado en cuenta por el juez, pues existe el derecho a la no autoincriminación, otro punto que favoreció a que obtuviese su libertad el uniformado.
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