Se quedaron estudiantes sin techo ni cama en albergue de Carichí

Urgen a reconstruirlo

  · domingo 2 de diciembre de 2018

Edna Martínez

CARICHÍ, Chih.- Luego de haber escapado de un incendio, los adolescentes del albergue de Carichí pasan momentos de incertidumbre, en los que por ratos ríen, otros lloran, al percatarse de lo que han vivido. Por ahora, se resguardan en un refugio temporal aledaño a la iglesia del pueblo, en donde esperan la ayuda para reconstruir su única esperanza de seguir estudiando en un hogar.

Poco después de las once de la mañana del viernes, los menores que se hospedan en el albergue de Carichí, el que está bajo la tutela del Estado, fueron sorprendidos por el fuego que pronto se extendió por las habitaciones, consumiendo casi todo.

Momentos antes, la empresa BM Radio les había llevado chamarras para esta temporada, con las que habrían de enfrentar el duro invierno en sus comunidades de origen, pues están a punto de terminar el semestre tanto en secundaria como en bachillerato. Todo se perdió, su ropa, zapatos, camas, útiles escolares.

El fuego inició en el dormitorio de los estudiantes de preparatoria, pronto alertó a todos en el lugar, que observaron el humo y comenzaron a salir del edificio, una estructura ya de por sí precaria, de paredes de adobe, con techo de lámina, construida en 1997 perteneciente al subsistema federal y cuya manutención, depende tanto del Estado como de la Federación, pero que de antemano presenta carencias.

La maestra Karina Gómez explica que las necesidades son muchas, son fuertes, y los alumnos son adolescentes con muchas ganas de salir adelante, vienen de familias de muy escasos recursos, indígenas de las rancherías de la región, quienes encuentran en este sitio la posibilidad de estudiar.

Sus familias los dejan ahí y ellos pueden cursar secundaria y preparatoria, volviendo al hogar en vacaciones, pese a las necesidades tan evidentes que existen, es a lo más que pueden aspirar, por ahora.

Antes del incendio y a través de redes sociales, la maestra Karina había convocado para lograr que los menores tuvieran un desayuno caliente en la escuela, publicando la fotografía de sus estudiantes, quienes, por 200 pesos al mes, obtenían el alimento en la escuela.

Pronto, mucha gente se sumó a esta causa en Cuauhtémoc, pero ahora, los menores se han quedado sin hogar. Tras saber la noticia del incendio, mucha gente ha expresado su interés en colaborar, pero es demandante la reconstrucción del edificio, pues los estudiantes no tienen a dónde volver cuando terminen las vacaciones de invierno, pues Protección Civil determinó que los daños son totales y se deberá demoler lo poco que quedó.

Julián Moreno, tiene 15 años, su familia vive en Chihuahua capital, él estaba en el dormitorio donde empezó el fuego, pronto salió del lugar cuando comenzó el siniestro, dice que por ahora se queda en casa de un amigo en Carichí, que sus padres ya saben lo que pasó y ya se comunicó con ellos, expresa que necesita ropa y zapatos, porque ya no tiene nada.

Como él, los menores del albergue platican sus experiencias, uno de ellos está en muletas, cuando vio el fuego brincó de manera intempestiva de la cama y se fracturó la pierna al salir presuroso del edificio, pero fuera de este caso, no hubo más lesionados.

Ha llegado la hora de comer. Una hilera de mesas en el patio está dispuesta para ello. Este día como han sido noticia, les han llevado pizza, es momento de júbilo, pues no siempre pueden degustar este platillo.

Otros jóvenes, juegan con los balones que les mandó la Secretaría de Educación, parecen contentos, pero de pronto bajan la cabeza y se dan cuenta que ya no tienen nada, que perdieron lo poco que había y que no saben si habrá albergue que los espere el año entrante, cuando empiece el siguiente ciclo.

Los padres de una de las internas llegan, vienen desde Chihuahua, el papá de la menor explica que anoche su esposa le dijo lo que había ocurrido, él trabaja en un rancho y a temprana hora alistó todo para venir a ver a su hija, confirmando que estaba bien. Ellos se funden en un abrazo, ella llora y en su lengua quizá le consuelan.

Son jóvenes, algunos aún niños, muy inocentes, entregados a sus estudios y con muchas ganas de superarse; 53 alumnos, 34 de secundaria y 19 de bachillerato, sus comunidades de origen son diversas y lejanas.

Este lunes, autoridades y organizaciones de la sociedad civil se habrán de reunir para analizar el caso del albergue de Carichí, para saber de qué forma habrán de atender la problemática, mientras tanto, esta misma semana podrían terminar sus clases y salir de vacaciones.

Los menores, que por ahora permanecían invisibles para la sociedad, hoy han salido a la luz y es posible conocer sus carencias, sus problemáticas, pero, sobre todo, sus sueños, porque todos, al igual que cualquier adolescente en el mundo, desean superarse y salir adelante.

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