/ viernes 11 de marzo de 2022

All you need is love

Todos entendemos que el título de esta canción de los Beatles —en español significa Todo lo que necesitas es amor-. Ahora bien, esta frase puede ser entendida en dos sentidos: La primera de ellas es: Todo lo que necesitas es que te amen (ser amado), y la segunda es: Todo lo que necesitas es amar (ser amante). Quizás alguien me diga: Pero cabe otra interpretación: Pues en la medida que ames a los demás, podrás recibir amor de ellos. A esto último yo respondería que me parece perfectamente válida y sana esta tercera forma de entenderlo.

Para quienes tenemos la dicha de saber que hay un Dios Creador se nos facilita reconocer que en la base de todo —absolutamente todo— está el amor, pues, como somos seres “contingentes” (es decir, “no necesarios”, ya que podríamos no existir) el hecho de ocupar un lugar en este planeta se debe al amor que Dios nos tiene, quien no nos dio la existencia porque estuviera obligado a hacerlo, sino porque simplemente nos amaba antes de crearnos. Nosotros no podíamos hacer nada para merecer la vida, pues antes no existíamos. La vida es un regalo, un don gratuito.

En la secundaria se nos enseñó que la definición del ser humano es: “Animal racional”, pero no fuimos hechos para razonar, sino para amar razonando. No existimos para desear el mal a los demás, sino para ayudarnos amándonos.

Entre los graves motivos de preocupación que tenemos en estos momentos ocupa un lugar importante la invasión de Ucrania por el ejército ruso; esto es, una guerra que podría llegar a unos niveles de destrucción nunca antes vistos. Ya son muy numerosas las muertes de seres humanos por este conflicto provocado por un afán de poder, de dominio económico y político, por un orgullo que no se detiene ante el sufrimiento de millones de personas y la muerte de varios miles hasta este momento.

Tal pareciera que estamos siendo dominados por las culturas de la desconfianza, de la falta de respeto, de la violencia, y de la muerte. La gente desea llenar sus vacíos con todo lo que encuentra a su paso y hay líderes quienes venden una felicidad falsa, motivados por un orgullo nacionalista que avasalla a civiles inocentes, quienes tienen derecho a reclamar su autonomía política.

Está claro que hoy en día todavía quedan líderes a los que les importa más el afán de poder que el bien de sus pueblos. Que engañan a sus gobernados con promesas de superación social inventando enemigos a los que hay eliminar, pues les estorban a ellos cuando persiguen un poder personal absoluto. Claro está que la historia se encargará de juzgarlos, pero los ciudadanos tienen derecho a tener ahora —no después— gobernantes honrados, prudentes, sabios y bien intencionados, que sirvan construyendo y no destruyendo; que busquen la paz y la unidad, y no promuevan la violencia y la división.

Pero así como los responsables de las naciones deben renunciar a su desmedido afán de poder; cada uno de nosotros necesitamos estar dispuestos a renunciar a algo para poder amar de verdad.


www.padrealejandro.org


Todos entendemos que el título de esta canción de los Beatles —en español significa Todo lo que necesitas es amor-. Ahora bien, esta frase puede ser entendida en dos sentidos: La primera de ellas es: Todo lo que necesitas es que te amen (ser amado), y la segunda es: Todo lo que necesitas es amar (ser amante). Quizás alguien me diga: Pero cabe otra interpretación: Pues en la medida que ames a los demás, podrás recibir amor de ellos. A esto último yo respondería que me parece perfectamente válida y sana esta tercera forma de entenderlo.

Para quienes tenemos la dicha de saber que hay un Dios Creador se nos facilita reconocer que en la base de todo —absolutamente todo— está el amor, pues, como somos seres “contingentes” (es decir, “no necesarios”, ya que podríamos no existir) el hecho de ocupar un lugar en este planeta se debe al amor que Dios nos tiene, quien no nos dio la existencia porque estuviera obligado a hacerlo, sino porque simplemente nos amaba antes de crearnos. Nosotros no podíamos hacer nada para merecer la vida, pues antes no existíamos. La vida es un regalo, un don gratuito.

En la secundaria se nos enseñó que la definición del ser humano es: “Animal racional”, pero no fuimos hechos para razonar, sino para amar razonando. No existimos para desear el mal a los demás, sino para ayudarnos amándonos.

Entre los graves motivos de preocupación que tenemos en estos momentos ocupa un lugar importante la invasión de Ucrania por el ejército ruso; esto es, una guerra que podría llegar a unos niveles de destrucción nunca antes vistos. Ya son muy numerosas las muertes de seres humanos por este conflicto provocado por un afán de poder, de dominio económico y político, por un orgullo que no se detiene ante el sufrimiento de millones de personas y la muerte de varios miles hasta este momento.

Tal pareciera que estamos siendo dominados por las culturas de la desconfianza, de la falta de respeto, de la violencia, y de la muerte. La gente desea llenar sus vacíos con todo lo que encuentra a su paso y hay líderes quienes venden una felicidad falsa, motivados por un orgullo nacionalista que avasalla a civiles inocentes, quienes tienen derecho a reclamar su autonomía política.

Está claro que hoy en día todavía quedan líderes a los que les importa más el afán de poder que el bien de sus pueblos. Que engañan a sus gobernados con promesas de superación social inventando enemigos a los que hay eliminar, pues les estorban a ellos cuando persiguen un poder personal absoluto. Claro está que la historia se encargará de juzgarlos, pero los ciudadanos tienen derecho a tener ahora —no después— gobernantes honrados, prudentes, sabios y bien intencionados, que sirvan construyendo y no destruyendo; que busquen la paz y la unidad, y no promuevan la violencia y la división.

Pero así como los responsables de las naciones deben renunciar a su desmedido afán de poder; cada uno de nosotros necesitamos estar dispuestos a renunciar a algo para poder amar de verdad.


www.padrealejandro.org