/ miércoles 20 de marzo de 2024

Fraseario | IA bajo regulación

A finales del año pasado, casi treinta gobiernos y países firmaron un documento político que establece un acuerdo internacional histórico en torno a las oportunidades y riesgos que plantea la Inteligencia Artificial.


En ese documento, conocido como la Declaración de Bletchley, los países signatarios reconocen la importancia de un enfoque regulatorio y de gobernanza proporcionado y proinnovación que maximice los beneficios y tenga en cuenta los riesgos asociados con la IA.

Así, la Declaración Bletchley se constituyó en el necesario acuerdo posibilitador del establecimiento de un marco internacional común para regular los riesgos de la inteligencia artificial y, con ello, asegurar que las tecnologías de IA se desarrollen y utilicen de manera responsable, ética y segura en todo el mundo.

El caso es que aquel documento que muchos pensamos se quedaría por mucho tiempo en una mera declaración de buenas intenciones, ya rindió su primer fruto: la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea.

Así es, la UE se tomó muy en serio el compromiso adquirido en la Declaración Bletchley y, luego que de los eurodiputados llegaran a un acuerdo político con el Consejo de la Unión Europea sobre el proyecto de ley (que data del 2021), fue el pasado 13 de marzo cuando el Parlamento Europeo aprobó una ley histórica que regula la inteligencia artificial.

Por supuesto que, como sucede con toda ley, no basta con que haya sido aprobada; es decir, todavía falta que sea publicada, implementada y plenamente aplicada. Cosas que, según el Parlamento Europeo, sucederán paulatinamente durante un proceso que durará hasta -al menos- el 2027.

Pero bueno, aunque la plena aplicación de la Ley de Inteligencia Artificial de la UE esté prevista para dentro de 3 años, es indiscutible que el avance histórico logrado en materia de regulación de las tecnologías de inteligencia artificial marca una pauta importante a nivel mundial.

Con una ley alcanza a desarrolladores, proveedores, distribuidores y usuarios de herramientas de IA, la Unión Europea ha sentado las bases de la regulación de la inteligencia artificial no solo en y para sus Estados miembro, sino también para el resto del mundo.

En resumen, tal como lo dice Sergio Coto, con la Ley de IA Europa se vuelve a poner a la cabeza del mundo dando un paso inteligente, pero, sobre todo, histórico.


El meollo del asunto es que, prácticamente, la IA ya está bajo regulación en la UE y ahora nada más falta que el resto de los países del mundo sigan su ejemplo.

A modo de reflexión colectiva, finalizo citando lo dicho por el empresario, conferencista y escritor, experto en liderazgo, Farshad Asl: De cara a este horizonte, es nuestra sabiduría colectiva la que dará forma al impacto de la IA, fusionando la tecnología con la profundidad de los valores humanos para desbloquear un futuro en el que el progreso y la ética vayan de la mano. Por lo tanto, nos encontramos en un momento crucial, en el que nuestras acciones de hoy decidirán si la IA se convierte en un faro de esperanza o en un espejo que refleja nuestros mayores desafíos.

A finales del año pasado, casi treinta gobiernos y países firmaron un documento político que establece un acuerdo internacional histórico en torno a las oportunidades y riesgos que plantea la Inteligencia Artificial.


En ese documento, conocido como la Declaración de Bletchley, los países signatarios reconocen la importancia de un enfoque regulatorio y de gobernanza proporcionado y proinnovación que maximice los beneficios y tenga en cuenta los riesgos asociados con la IA.

Así, la Declaración Bletchley se constituyó en el necesario acuerdo posibilitador del establecimiento de un marco internacional común para regular los riesgos de la inteligencia artificial y, con ello, asegurar que las tecnologías de IA se desarrollen y utilicen de manera responsable, ética y segura en todo el mundo.

El caso es que aquel documento que muchos pensamos se quedaría por mucho tiempo en una mera declaración de buenas intenciones, ya rindió su primer fruto: la Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea.

Así es, la UE se tomó muy en serio el compromiso adquirido en la Declaración Bletchley y, luego que de los eurodiputados llegaran a un acuerdo político con el Consejo de la Unión Europea sobre el proyecto de ley (que data del 2021), fue el pasado 13 de marzo cuando el Parlamento Europeo aprobó una ley histórica que regula la inteligencia artificial.

Por supuesto que, como sucede con toda ley, no basta con que haya sido aprobada; es decir, todavía falta que sea publicada, implementada y plenamente aplicada. Cosas que, según el Parlamento Europeo, sucederán paulatinamente durante un proceso que durará hasta -al menos- el 2027.

Pero bueno, aunque la plena aplicación de la Ley de Inteligencia Artificial de la UE esté prevista para dentro de 3 años, es indiscutible que el avance histórico logrado en materia de regulación de las tecnologías de inteligencia artificial marca una pauta importante a nivel mundial.

Con una ley alcanza a desarrolladores, proveedores, distribuidores y usuarios de herramientas de IA, la Unión Europea ha sentado las bases de la regulación de la inteligencia artificial no solo en y para sus Estados miembro, sino también para el resto del mundo.

En resumen, tal como lo dice Sergio Coto, con la Ley de IA Europa se vuelve a poner a la cabeza del mundo dando un paso inteligente, pero, sobre todo, histórico.


El meollo del asunto es que, prácticamente, la IA ya está bajo regulación en la UE y ahora nada más falta que el resto de los países del mundo sigan su ejemplo.

A modo de reflexión colectiva, finalizo citando lo dicho por el empresario, conferencista y escritor, experto en liderazgo, Farshad Asl: De cara a este horizonte, es nuestra sabiduría colectiva la que dará forma al impacto de la IA, fusionando la tecnología con la profundidad de los valores humanos para desbloquear un futuro en el que el progreso y la ética vayan de la mano. Por lo tanto, nos encontramos en un momento crucial, en el que nuestras acciones de hoy decidirán si la IA se convierte en un faro de esperanza o en un espejo que refleja nuestros mayores desafíos.