Los símbolos del poder

  · martes 26 de marzo de 2019

No hay que ser muy “educado” para ver y saber lo que está sucediendo en nuestro país. Tan sólo hay que centrarse en los hechos que están pasando. A veces da rabia y coraje por el grado sorprendente de “pasividad” de la sociedad, desesperante y apocalíptica.

Definitivamente la vida está llena de simbolismos, los sucesos, la historia y la trascendencia a lo largo del tiempo está plasmada de símbolos.

Me llama particularmente la atención el gobierno federal actual por el manejo continuo y contundente de los símbolos, donde no se puede creer que “aceptemos” ciertas decisiones, discursos y frases, al igual que acciones, sin ni siquiera un poco de reflexión o por lo menos justificación. Aplaudir ceremonias matutinas y protocolos, de humillación y juego de la inteligencia, como si la sociedad no pensara y la inteligencia no existiera.

Si nos fuéramos al futuro, no muy lejano y nos contaran la historia de nuestro país: “Había una vez un país que padeció de dictadura durante décadas y, cuando por fin se liberó de la dictadura, se dio cuenta que la necesitaba y regresó a ella”. Qué triste saber que puede pasar y está pasando.

Ejemplo de estos simbolismos pudiéramos recordar la toma de protesta del Ejecutivo, una secular y la otra religiosa. Por un lado asumió constitucionalmente el poder republicano y por la tarde el “bastón de mando”, así como el ritual de purificación desde la cosmovisión de los pueblos indígenas que no distinguen la separación entre el poder político, militar ni el religioso.

El símbolo es una señal comunicativa, no sólo verbal, que transmite significados cuyos contenidos son una gran metáfora de valores y sentimientos, críticas e intencionalidades. La acción de comunicar símbolos es entendible por una comunidad cultural pues sus contenidos con gran significado son representativos de una sociedad con una estructura socio-económico-cultural determinada. Por ejemplo, sería difícil para nosotros entender los símbolos que se producen en China, como también en la antigüedad los paganos no entendían la simbología de los cristianos. Así, para muchos de nosotros es difícil, hasta la fecha, entender la serie de símbolos que utiliza el Ejecutivo, llámese decisiones incongruentes, comentarios sin fundamento, actuaciones demagógicas, etc.
El Ejecutivo ha mostrado expresarse también con símbolos y signos que adelantan la intencionalidad de cambios que quiere introducir en la cultura política del nuestro país en nuestra época. Como todo símbolo, es susceptible a diversas interpretaciones. Pero la intencionalidad de la mayoría de los símbolos está dirigida a una gran masa de la población que, si bien no la entiende, la acepta y la sigue, porque hasta hoy, en su mente esta la esperanza de salir adelante.

Otros ejemplos de estos simbolismos que definitivamente envían señales a un grueso de la población, pudiéramos encontrar el traslado del Ejecutivo en un automóvil modesto y sin escolta. El haber renunciado a la confortable casa de Los Pinos, haber vendido el avión presidencial y toda una flotilla de aviones y transportes. El viajar en línea comercial, muchas veces de bajo costo, con las implicaciones que signifique esta decisión.

Más aún, el lograr que el Legislativo “apruebe” cambios constitucionales, presupuestos austeros (por lo menos en papel), derogación de leyes dirigidas al sector educativo. Tomar la decisión de no continuar la construcción del proyecto del aeropuerto basado en una encuesta manipulada y sectorizada, sabiendo de antemano que lograría “la mayoría”. El “manipular” presupuestos dirigidos a estados cuyos dirigentes no son de su “grupo”, para lograr el control en las regiones. El contar con “representantes” políticos en cada estado que deciden sobre la relación y sus apoyos. El cerrar proyectos que de una u otra manera no son “de su agrado” y cerrar áreas o dependencias que pudieran “estorbar” en su control político. Todas estos comportamientos son una serie de símbolos que muestran, comunican y refuerzar el “poder” del actual Eejecutivo federal. Y aquí, en lugar de decir “la mafia del poder”, sería “el individuo del poder”.

email: antonio.rios@tec.mx



TEMAS