El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, llamó a la feligresía católica a llevar el evangelio de Jesús a quien lo necesite, pero a través de ejemplo y obras diarias, así como en palabra, porque la evangelización es tarea de todo bautizado.
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Este domingo, al ser el primero del mes de febrero acudieron los miembros de la Adoración Nocturna Mexicana, Adoradores Laicos de Jesús Sacramentado, Agrupación de Esposas Cristianas, Cáritas Diocesana, Centro San José, Colegio Biblico Apostolico, Coro Diocesano, Encuentro de Novios, Encuentro Matrimonial Escuela de la Cruz, Fe y Luz, Grupo de Oración Reina de la Paz, Movimiento de Schoenstatt, Movimiento Familiar Cristano, Mujeres al Pie de la Cruz, Pastoral Diocesana de Música, Los Pequeños Hermanos de María, Talleres de Oración y Vida, y la Comisión Diocesana de Laicos.
Ante quienes dijo que “La evangelización es una de las tareas prioritarias de la iglesia, todo aquel que se diga católico tiene que ser un evangelizador con lo que tiene y con los que sabe, con la inquietud de prepararse mejor y vivir como verdadero hijo de Dios”.
Monseñor Constancio Miranda dijo que la evangelización no es sencilla, por lo que cada bautizado debe de dar ejemplo en la historia de cada día para que el mundo quiera oír el evangelio y acogerse a Dios.
Ante la feligresía reunida en la Catedral Metropolitana de Chihuahua dijo que para evangelizar no se necesita saber mucho, solo que la persona se convierta, esté dispuesta y sobre todo ponga manos a la obra.
Reconoció que el evangelizador puede experimentar cansancio, porque no todos están dispuestos a recibir el evangelio, ello lleva a la frustración y al desánimo, pero la actividad del apóstol la alimenta el Señor.
“La evangelización es un deber que tenemos todos en común como bautizados, es una labor pesada y hoy más que nunda ante el ambiente adverso, pero es una tarea muy hermosa, por otro lado no olvidemos que la ayuda la tenemos siempre de Dios”, manifestó el jerarca de la Iglesia Católica.
Además de que los invitó a poner todas sus fuerzas en su casa, en su trabajo, en la comunidad y en la iglesia para que el Señor haga su obra.
Y les recomendó que si les fallan las fuerzas hagan oración, tal y como Jesús lo hacía.
En tanto, en la oración comunitaria se elevó una plegaria por la iglesia; por quienes siguen a Dios en la vida consagrada; por los gobernantes de las naciones, en especial por los legisladores de México para que busquen el bienestar de todos; por los enfermos terminales y sus familias, en especial por los niños que padecen cáncer para que reciban los ciudadanos y acompañamiento necesario, desde el punto de vista médico como humano; por los miembros de grupos, asociaciones y movimientos de la Arquidiócesis para que el Señor los llene de sus dones.