Memorias de Chihuahua
Allá por 1950, entre las calles Cuarta y Séptima Poniente del viejo Delicias, operó una natural pero conflictiva “Zona Roja” donde los burdeles, las cantinas y la clandestinidad se apoderaron del sector, dominando a propios y extraños, sometiéndolos a una novedosa dinámica donde además del alcohol, el sexo era una moneda de cambio.
El acelerado crecimiento que experimentó esta ciudad a pocos años de su fundación estuvo especialmente ligado al surgimiento de una clase media trabajadora, cuyo estilo de vida demandaba una serie de diversiones como el cine, los toros, los circos y los deportes de contacto como el box.
A estas “necesidades” se sumaron también otros intereses, la venta de alcohol y la prostitución. De la década de 1940 a la de 1950 el crecimiento demográfico de Delicias fue exponencial, pasando de 11,860 habitantes a los 30,651 según los datos que proporciona el INEGI. Tal incidencia modificó la configuración social de la ciudad, incluyendo con ello la aparición de nuevas problemáticas.
De acuerdo con el Archivo Histórico Municipal de Delicias, para 1951 la mayoría de los 4,377 reportes que atendió la Policía estaban relacionados con el alcohol: ebrios escandalosos, simples y tirados. No obstante, el tópico que de igual forma se manifiesta en el grueso de los casos es la prostitución, actividad que afectaba entre otras cosas a la moral de la pujante población.
Ejemplo de esto es el escandaloso asunto de Pablo G., un vecino que resultó herido por un golpe que una meretriz le propinó con una piedra en la cabeza, justo después de que este sujeto la agrediera físicamente. La prostituta quedó en libertad debido a que su actuación se tomó como defensa personal y tenía en regla todos sus papeles de salubridad.
Otros casos relatan cómo las mesalinas eran agredidas por los hombres que acudían a solicitar sus servicios, pero también cuando estas eran remitidas a la cárcel por ejercer de manera clandestina y no contar con su bitácora de revisión médica.
Asimismo, era común la detención de estas mujeres al ser constantemente culpadas de provocar disturbios en cantinas y prostíbulos, amedrentando sobre todo a los oficiales de policía y elementos de salubridad.
La mayoría de estos eventos ocurrían durante la noche, por lo que vecinos cercanos a la “Zona Roja” decidieron tomar cartas en el asunto y se unieron para exigir al Cabildo de Delicias la supresión de los prostíbulos que existían en ese perímetro, es decir, de la calle Cuarta a la Séptima Poniente.
El 31 de julio de 1950 el presidente municipal Jaime Medina fue notificado sobre los problemas que el prostíbulo generaba y el reclamo explicaba que, aunque la zona fuera humilde, sus vecinos eran personas decentes, victimas de los disparos que solían escucharse por las noches, detonados por los borrachos que acudían al lugar en busca de servicios sexuales o por la policía que intentaba someterlos. También se acusaba a las prostitutas de manejar un lenguaje soez frente a los niños.
No obstante, a causa de que el Alcalde hiciera caso omiso a la solicitud, la comunidad vecinal decidió escribirle directamente al Gobernador de Chihuahua, en ese entonces el ingeniero Fernando Foglio Miramontes, para acusar la inacción de Medina y advirtiéndole que la lucha para cerrar el prostíbulo no terminaría fácilmente, a legando los 39 padres y madres de familia firmantes, que harían todo lo posible para que sus hijos tuvieran una calidad de vida mejor alejada de los vicios y los actos inmorales.
¿Cuál habrá sido la respuesta del Gobernador? ¿Cerraron el prostíbulo? Sigue leyendo Memorias de Chihuahua.