Perder a uno de tus abuelos es un acontecimiento natural, parte de la vida podría decirse, o por lo menos así lo concibió Alejandra Gutiérrez, nieta de doña Martha Gutiérrez, quien falleció en 2019 a la edad de 65, convirtiéndose en uno de sus familiares para recordar y honrar en día de muertos.
“A pesar de que la relación que mantenía con mi abuela no era particularmente cercana, siempre fue alguien importante en mi vida; podía contarle cosas que para mí parecían cotidianas, y cuando hablaba con ella parecía no escuchar, pero siempre me sorprendía con una pregunta o un consejo, frutos de su sabiduría obtenida a través de los años”, comentó Alejandra.
Durante la celebración del día de muertos, es conocido que las familias mexicanas más tradicionales colocan altares de muertos, para recordar a sus parientes que ya no están entre nosotros; sin embargo, las familias chihuahuenses en pocas ocasiones colocan altares, pero la costumbre dicta dar una visita a los panteones para colocar arreglos florales y pasar un tiempo ahí para recordar a sus seres queridos.
“El año pasado, que no estuvo abierto el panteón, lo que hice para honrarla fue colocar flores junto a una veladora enfrente de su foto, no sé si eso cuente como un altar, pues tengo entendido que los altares de día de muertos llevan flores de un estilo particular, comida y demás objetos que las personas querían o que les gustaban en vida”.
La tradición mexicana señala que en un altar de día de muertos se coloca: un vaso con agua, veladoras y cirios, incienso, flor de cempasúchil, un arco que asemeja un portal, una cruz, una fotografía de los difuntos, la comida que ellos más preferían, una calaverita de azúcar, sal, papel picado, y el tradicional pan de muertos.
“Pienso que aunque no tenga todos los elementos que se usan tradicionalmente, lo importante es recordar a tus seres queridos, pues es la finalidad de la fecha el saber que los llevamos en nuestros corazones”.