El cuidado del medio ambiente, la tala inmoderada, el cambio climático y la migración son algunos de los puntos que recoge el documento Querida Sierra Tarahumara, donde se llama a un nuevo impulso misionero y que los laicos se pongan a trabajar para el futuro de las nuevas generaciones, porque la devastación de esta zona pone a todos en gran riesgo al no contar con agua.
La Comisión de la Pastoral Indigena de la Diócesis de la Tarahumara realizó una adaptación de la exhortación post sinodal Querida Amazonia del Papa Francisco, a fin de concienciar que la avaricia de unos pocos ponen al límite La Casa Común de Todos.
El presbítero Gabriel Parga Terrazas, Vicario Episcopal de Pastoral Indígena de la Diócesis de la Tarahumara señaló que quien ha leído el Documento de Querida Amazonía del Papa Francisco queda apresado por la propuesta de cuidar un futuro posible para todos, pues hay una realidad de cambio climático que envuelve nuestro mundo, de la cual no podemos escapar.
La Sierra Tarahumara está reflejada en este documento pontificio y por lo tanto se trata de algo muy significativo. “No es cuestión de enemigos, de denuncias amargas o riesgosas, se trata de ser verdaderamente humanos al hacernos corresponsables del derecho de vivir de todos”.
En el folleto de Querida Sierra Tarahumara se invita a despertar de la anestesia e indignarse ante los pocos que lucran con el despojo y robo en todas sus formas a la mayoría de la población.
“Las culturas de las Sierra Tarahumara nos hacen ver la naturaleza como un ser vivo con el que se convive. Abusar de la naturaleza es dañar la historia de los pueblos originarios pues conlleva negar su identidad. Peor aún nos aclaran que permitir su destrucción es lastimar a una esposa, amiga, hermana o madre que nos cuida y ese daño se vuelve contra nosotros mismos, las empresas mineras y forestales vienen a secuestrar y prostituir a esta esposa, amiga, hermana y madres que nos da vida”, se lee en Querida Sierra Tarahumara.
Además se consigna el gran riesgo en el que todos estamos, dado que el agua que se produce en la sierra beneficia al norte de México y al sur de los Estados Unidos, y al cortar los pinos la tierra queda expuesta al sol y la erosión, lo que ocasiona un suelo cada vez más árido e imposibilitado para su recuperación.
El presbítero señaló que además es una invitación a mirar el conjunto de la vida de los pueblos y su entorno. “Los que vivimos en la Sierra no podemos solamente bajar la mirada y callar ante la destrucción del bosque, la emigración, la marginalidad, etc. ¡Es un grito de la conciencia humana que no se puede evitar! El seguir igual será siempre peor, cómo encaminarse a un precipicio de muerte”.
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Se destaca que como Iglesia de la Diócesis de la Tarahumara llevan años expresando su inconformidad y ello se consigna en las diversas notas periodísticas.
A ello se suma el cambio climático y la falta de recursos que obligan a los residentes de la Sierra a salir de manera forzada a trabajar en huertos y campos de cultivo, es decir, en la marginación y cada vez más relegados, cuando el territorio les pertenece.
Ante ello han decidido retomar las palabras del Papa Francisco.