Desde los patios de Ferrocarriles Nacionales de México hasta en sus alrededores donde hace algunas semanas se encontraban abarrotados de grupos de migrantes centroamericanos, ahora se encuentran desolados, dejando como único rastro los restos de ropa rota y usada, así como algunos montones de basura que dejaron en su paso.
Luego de que la parte sur de la ciudad a los costados de las vías férreas y en viviendas que se dedicaron a brindar ayuda a los migrantes, permanecieran con un constante flujo de personas en situación de movilidad pertenecientes a países como Venezuela, Honduras, Ecuador, el Salvador, Nicaragua e incluso de México, durante inicios del mes de noviembre se vio una importante baja en la cantidad de grupos que llegaban a la ciudad.
Algunos de los migrantes que se encontraban la semana pasada en la capital cerca de los patios de Ferromex, comentaron que tenían más de una semana en la zona desde que llegaron en tren a Chihuahua, y que estaban esperando una oportunidad de subirse de nuevo a un vagón.
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Sin embargo, debido a que los elementos de la Institución Nacional de Migración (INM) estuvieron patrullando en estas zonas, impidiendo que los migrantes volvieran a subirse a los trenes, ya que en los meses anteriores se reportaron múltiples incidentes con relación esta actividad, donde varias de estas personas terminaron gravemente heridas o bien, fallecieron.
Es por ello, que en varios puntos del país se estuvieron realizando paros en las corridas de los trenes de Ferromex, dejando a cientos de personas varadas en medio de las vías y en varias de las estaciones de Grupo México.
Como paso la primera semana de noviembre cuando uno de los trenes que entró a la capital, dejó en medio de las vías que se encuentran a la altura de la capilla de San Judas Tadeo, a aproximadamente mil personas en situación de movilidad, quienes hicieron un campamento a un costado de los vagones donde los dejaron.
Muchas de estas personas comenzaron a tomar la decisión de seguir su viaje a pie, caminando por la carretera de Delicias a Chihuahua, donde llegaron a las instalaciones de Ferromex para esperar un tren al que pudieran subirse, algunas personas que aún contaban con dinero pagaron para ser llevados a la frontera por taxis, Uber o DiDi.
En las vías del tren y en los lugares donde acampaban, como en el Oxxo de la Juan Pablo II, aún se encuentran los rastros de estas personas en situación de movilidad, desde ropa vieja que dejaron atrás, hasta basura de la comida que pueden comprar.
No obstante, aun con el bajo flujo de migrantes llegando a la ciudad, no se descarta la posibilidad de que en las próximas semanas continúen llegando grupos rezagados de extranjeros buscando con toda la fuerza que aún les queda, un medio de transporte para llegar hasta la frontera con Estados Unidos.
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