Los boleros que laboran en el primer cuadro de la ciudad, subsisten con unos cuantos pesos diarios, pues muchas personas que antes de la pandemia acudían a diario a lustrar sus zapatos, dejaron de lado esa costumbre, principalmente por temor a contagiarse de Covid-19.
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Este viernes es distintos a otros fines de semana, pues a la falta de trabajo que han enfrentado los boleros desde hace más de año y medio, la temporada vacacional terminó con los pocos clientes que acudían.
Algunos simplemente dejaron de acudir a la Plaza de Armas, donde durante años fue su lugar de trabajo, pues son pocas las personas que solicitan el servicio, y quienes no bajan la guardia, tienen que aprovechar el tiempo que permanecen a la espera de un cliente, incluso durmiendo un poco para que el día no se haga tan largo.
“Ya no sacamos para comer, y eso que somos pocos los que venimos, como quiera nos podríamos repartir los pocos clientes, pero ahora a unos les da miedo, otros no tienen para pagar, más los pocos que se lustran pero ahorita andan de vacaciones”, compartió uno de los boleros.
Agregó que este sector ha sido uno de los que más ha sufrido la falta de empleo, pues además de tener una familia que mantener, no cuentan con servicio médico, y han tenido que hacer frente a las enfermedades pagando un doctor particular.
“Estamos a nada de desaparecer, unos venimos un rato y otro vendemos comida, o le entramos a la obra o a otros trabajitos”, puntualizó don Diego, mientras esperaba que un cliente llegara este día.