El 10 por ciento de las mujeres y el 25 por ciento de los hombres han denunciado acoso y/o hostigamiento sexual y laboral, la incidencia de denuncias es baja debido al miedo de perder el empleo, sin embargo el acoso laboral de hombre a hombre se ha incrementado.
La maestra María Vallarta Vázquez, fundadora de Diversidad y Género en Transformación “Divergente”, explicó que no existe un catálogo de qué conductas son acoso y hostigamiento, ya que tiene mucho que ver cómo se siente la persona acosada. Además de que es un tema de poder, quien lo tiene lo ejerce, a ello se debe a que la mayor cantidad de víctimas sean mujeres, sin embargo puede ser de hombre a mujer, mujer a hombre, hombre a hombre y mujer a mujer.
El acoso se puede dar entre colegas, entre personas de un mismo nivel jerárquico y puede ser con una sola vez. En el hostigamiento tiene que haber una relación jerárquica, puede ser de profesor a alumna, de jefe a subordinada, es algo reiterado y en varias ocasiones va acompañado de amenazas.
En la actualidad, estas conductas se han normalizado, pues los argumentos son variados, entre ellos es que se trata de un coqueteo, lo cual es muy distinto debido a que el acoso y el hostigamiento es violencia, no hay voluntad y consentimiento por alguna de las partes.
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Aunado a ello el contexto machista en el que vivimos hace que “parezca” normal, incluso explicó que al preguntarles a las mujeres jóvenes si han sufrido discriminación, la respuesta es no, sin embargo al decirles que cuando van en el transporte público las han violentado, la respuesta es que sólo lo normal. “Se ha normalizado porque no lo vemos o sentimos como acoso porque lo hemos vivido siempre, pero que un tipo te esté diciendo de cosas y qué le gustaría hacerte, no es normal, es ofensivo y da miedo. ¿En qué momento se volvió normal que tengamos miedo salir a la calle, que pensemos cómo nos vamos a vestir cuando andemos en transporte público o salir de noche?”
Destacó que en ocasiones las mujeres piensan que ellas son quienes provocan la conducta, pero la víctima nunca es responsable de lo que va a sufrir, sin importar como va vestida o su comportamiento. “Si te molesta dilo, hay veces que estas conductas se pueden parar desde el momento que externes que no te gusta que me saludes de esa manera, que me mires así o que me digas esas cosas”.
La maestra en estudios de la mujer destacó que es importante que las personas reflexionen si lo han vivido o lo han visto, pues hay que involucrarse si ven que alguna compañera o compañero en esa situación.
“Los hombres regularmente piensan que su conducta es genuina y aceptable, incluso sienten que están halagando, pero si no aprendemos nosotras a decir ‘no quiero’, ‘no me gusta’, ‘no lo hagas’, es un primer paso”.
La especialista mencionó que la mayoría de los acosadores son hombres y la mayoría de las víctimas son mujeres, aunque se ha incrementado el acoso entre hombre y hombre.
El nivel de denuncia es bajo debido al miedo, primero a que te corran del empleo y luego que te crean, las mujeres que se atreven a denunciarlo sufren las consecuencias, se les tacha de conflictivas, a veces las cambian de lugar en vez de investigar al acosador debido a que normalmente es una situación que ocurre sin testigos, es la palabra de uno contra la otra y quien tiene poder normalmente es el acosador.
“No existen los mecanismos suficientemente eficaces para que la víctima se sienta en confianza de poder denunciar”.
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