En miras de establecer una mayor coordinación con la sociedad cuauhtemense para evitar el aumento de casos de adicciones en el sector juvenil de la región, la Dirección de Seguridad Pública Municipal reforzó los programas preventivos en lo que en la siguiente fase involucra a padres de familia en la problemática de consumo de distintos tipos de drogas.
En seguimiento a campañas dirigidas a estudiantes de escuelas secundarias, se retomó el programa denominado: “Cuauhtémoc Libre de Drogas”, el cual en esta ocasión fue dirigido a estudiantes de la Secundaria Federal 18, en donde, además, se tuvo la presencia de padres de familia que escucharon el mensaje por parte del equipo de Programas Preventivos perteneciente a la Dirección de Seguridad Pública Municipal.
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Al respecto, el coordinador de la citada área, Rogelio Olivas, informó que en esta intervención abordaron el tema del cuidado de los hijos e hijas, al destacar que la adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo de un individuo, donde se enfrenta a numerosos desafíos y presiones, incluidas las tentaciones de probar sustancias adictivas. En este contexto, la familia desempeña un papel fundamental en la prevención de las adicciones.
“La presencia de un ambiente familiar sólido y de apoyo puede brindar a los adolescentes la seguridad emocional y el sentido de pertenencia que necesitan para resistir la influencia negativa de las drogas y el alcohol”, refirió el funcionario.
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En esta ocasión, fueron 200 personas, entre padres de familia, maestros y alumnos, los que atendieron el programa el cual contó con el apoyo por parte del Centro Almas Nuevas, cuyas internas brindaron testimonio de sus experiencias para superar las adicciones, recordando que, el origen de muchos de los casos comienza desde la casa.
Agregó que la comunicación abierta y honesta dentro del hogar fomenta la confianza y fortalece la relación entre padres e hijos, lo que permite a los adolescentes sentirse escuchados y comprendidos.
El apoyo emocional y la supervisión activa de los padres pueden ayudar a los adolescentes a desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia, lo que les permite resistir las presiones externas y tomar decisiones saludables.
Puntualizó que, en resumen, una familia fuerte y unida juega un papel crucial en la prevención de las adicciones durante la adolescencia al proporcionar un ambiente de apoyo, comunicación abierta y actividades compartidas que fortalecen los lazos familiares y promueven un estilo de vida saludable.
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