Un proceso para producir biocombustible a partir de los desechos de las manzanas, es el proyecto que investigadores de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Forestales (FCAyF) plantean en un libro, el cual fue presentado este miércoles durante los festejos por el Día del Agrónomo.
María del Rosario Baray, integrante del grupo de cuatro catedráticos que desarrollaron la investigación, explicó que en el libro “Producción de biocombustibles utilizando biomasa lignocelulósica” se detalla cómo utilizar o dar un valor agregado a los residuos agroindustriales que producen las empresas.
“Básicamente se enfocó a lo que es el desecho de la producción de manzana, con una empresa en Cuauhtémoc, que produce jugo y con el desecho ellos realmente lo tiran o regalan a los productores para que se lo den a las vacas, o lo utilizan como composta, le están dando un valor agregado”, precisó.
La investigadora puntualizó que el estudio data de hace cuatro años y medio, llegándose a la conclusión de que los desechos de la agroindustria realmente pueden ser utilizados como biocombustible.
Este biocombustible, señaló, puede ser utilizado en el transporte, mencionando como ejemplo los tractores que emplean los agricultores en el campo. Sin embargo, aclaró que el biocombustible tendría que combinarse con la gasolina como aditamento.
Detalló que en el estudio participaron la Facultad de Ciencias Agrícolas y Forestales, y el Centro de Investigación de Materiales Avanzados, mientras que el sindicato de maestros apoyó con la producción del libro.
La doctora Baray destacó que el proceso desarrollado por ellos para producir biocombustible, cuenta con una patente en trámite ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), por lo cual las empresas tendrían que solicitar un permiso para aplicar el conocimiento aportado por los investigadores.
Eduardo Magaña, otro de los docentes que participaron en el proyecto, comentó que la investigación realizada por ellos ayudará a que no exista tanta contaminación ambiental, particularmente con el desecho de residuos a los que pueda darse otro uso.
Los desechos orgánicos, ilustró, tienen la capacidad de poder transformarse en combustibles a través de un proceso bioquímico, con lo cual se genera otra fuente de energía que puede ser útil a las empresas agroindustriales que emplean materia prima orgánica.