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Más de treinta personas han perdido la vida a lo largo de cuatro años por una extraña enfermedad cutánea, en la comunidad indígena de Cumbre del Durazno del Ejido Pino Gordo, en el municipio de Guadalupe y Calvo, al extremo sur del estado de Chihuahua, una crisis humanitaria que combina la hambruna, la enfermedad y el despojo de riquezas naturales del territorio ancestral rarámuri.
La enfermedad ha sido catalogada como un hongo de tipo infeccioso de la piel, que provoca llagas que se infectan con facilidad y terminan por provocar la muerte por septicemia y la nula atención médica en la lejana localidad, enclavada en lo más profundo de la Sierra Tarahumara, que se ha agravado desde enero de este año, cuando dejaron de percibir unos apoyos que les otorgaba el gobierno federal.
Aunado a la crisis de salud, los habitantes están muriendo de hambre, por lo incomunicado de su pueblo, y la falta de alimento que hay en la sierra, con una hambruna que azota aproximadamente a 200 familias que viven dispersas, y que permanecen hasta cinco días sin comer, como se señaló recientemente.
El caso fue reportado por una persona que lleva ayuda humanitaria a zonas recónditas de la sierra, quien logró que un grupo de fuera atendido en el Centro de Salud San Felipe, en esta ciudad de Chihuahua, donde fueron canalizados con un dermatólogo del Hospital General, donde se les dio diagnóstico y medicación, logrando una evidente mejoría, sin embargo, hay otros casos que no cuentan con los medicamentos y piden ayuda para adquirirlos y entregarlos en Cumbre del Durazno, que se ubica a ocho horas de la cabecera municipal, es decir, alrededor de 16 horas de camino desde la ciudad de Chihuahua.
El diagnóstico que dio el dermatólogo que atendió a ese grupo de personas es que el padecimiento es esporotricosis, un tipo de alergia infectada, probablemente por un hongo. El tratamiento que les prescribió es Claritromicina de 250 mg, Clorfenamina de 4.0 mg, Traconazol de 100 mg, Óxido de Zinc en pasta, Sulfadiazina de Plata en crema, y afortunadamente al término de treinta días presentaron notable mejoría.
Posteriormente se solicitó que se llevara la atención médica hasta el Ejido Pino Gordo, en la inhóspita sierra que está en la frontera de Chihuahua, Sinaloa y Durango. La ayuda llegó hasta Choreachi, donde sí beneficiaron a otras personas, pero los hermanos rarámuri de Cumbre del Durazno permanecen sin ayuda.
Adicionalmente, la comunidad Cumbre del Durazno denunció que sus ejidos son saqueados para talar miles de pies de madera, por lo que han puesto las denuncias correspondientes, pero no les resuelven el problema.
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