Los tambores sonaron, los integrantes de 9 danzas guadalupanas de matachines realizaron varias pisadas como agradecimiento a la Morenita del Tepeyac, a la vez que elevaron una plegaria por sus familias, la paz en los hogares, la integración familiar y la salud.
Desde temprana hora se dieron cita en el inicio de la Calzada de los Misterios, frente al Cereso número 1 de Aquiles Serdán para comenzar la peregrinación hacia la Ermita de la Virgen de Guadalupe, donde a los pies de la reina del cielo danzaron con gran devoción.
Al ritmo del monarca de cada una de las danzas los matachines realizaron algunas pisadas.
Todos los tamboreros se colocaron a un costado del altar para marcar el ritmo, el primer monarca fue el de la Danza de la Basílica de Guadalupe, agrupación con 20 integrantes, residentes de la colonia Laderas de San Guillermo.
Le siguió el monarca de la Danza Guadalupana San Martín de Porres de Riberas de Sacramento, quienes se diferenciaban por el color de su atuendo. Llegó el turno de la Danza Guadalupana de la colonia Industrial, luego la Danza Guadalupana de la colonia División del Norte quienes se distinguieron al ejecutar una pisada muy tradicional.
El fervor se dejaba sentir en cada ejecución, con camiseta amarilla y paliacate rojo con la Virgen de Guadalupe al frente la Danza de la Lealtad II hizo su aparición, seguida de la Danza Guadalupana de Niños de la colonia Punta Oriente, así como la Danza de la Sagrada Familia y cerró la Danza de San Juan Bautista. Los únicos que no danzaron fueron las matachines indígenas, quienes sólo participaron desde su lugar.
Al terminar las pisadas, todos se arrodillaron ante la Virgen de Guadalupe y elevaron sus plegarias. Iniciaron hablándole al Padre, luego a la Madre de los mexicanos a quien le encomendaron sus familias.
“Con nuestra danza te alabamos y te damos gracias, ponemos en tus manos los hogares de matachines, principalmente donde hay problemas y personas enfermas”, oraba el coordinador de los matachines, José Alfredo Soto Fabela.
Además pidieron por los matrimonios en problemas para que los bendijera, uniera y enseñara a sacrificarse por los hijos.
También oraron por los matachines sin trabajo, por las personas con problemas de drogas y alcoholismo, así como por los hogares con problemas de desintegración familiar.
“Bendice nuestras familias y hogares, protege nuestra devoción de la danza”. Finalmente se encomendaron a la Virgen de Guadalupe y gritaron “¡Viva la Virgen de Guadalupe!”
Entre todos entonaron el tradicional canto mariano “Desde el cielo una hermosa mañana...”, la danza anfitriona de la Basílica de Guadalupe dio inicio con las danzas, se le unieron otras tres.