“Dentro de ellos existe ese vacío donde les falta la familia, donde ciertamente la sociedad y los jóvenes que vienen a visitar a los abuelos, es algo que los impulsa y los hace salir de su situación de abandono, pero es una herida que ellos siguen teniendo y que con nada podemos suplir la falta de visita, que sabiendo que tienen familiares, no los vienen a visitar”, comentó sor Catalina Velázquez Hernández, directora del Asilo Bocado del Pobre, IBP.
“Hay muchísima tristeza porque les falta esa parte por la que toda la vida trabajaron, y que a la hora de llegar a una edad adulta, cuando se hacen pipí, no caminan rápido, no oyen y les tienen que gritar, para ellos es una herida que se les forma, que sean adultos mayores y que vengan al asilo a recibir cariño, porque nos esforzamos todos porque se sientan amados y cuidados, pero esa parte de que en su casa ya no cupieron, ahí la llevan”, agregó.
Sor Cata, como le dicen de cariño los abuelos, destacó que es trabajo de la sociedad incluirlos, hacerlos sentir parte de la comunidad, que valen, que son útiles, que tienen capacidades para seguir compartiendo a pesar de sus tantos años, y que desafortunadamente la familia se pierde esa oportunidad del sabio de la familia.
En ese sentido, invitó a visitar a los adultos mayores donde sepan que están solos, a domicilios donde hay abuelitos abandonados o instituciones con adultos mayores albergados ahí, que los visiten y además de dedicarles tiempo directamente a ellos, puedan apoyar a la institución para fortalecer las redes de ayuda.
Sor Cata empezó su vida religiosa en 1995, y en el cuidado de adultos mayores, tiene 12 años en ese servicio. “A mí me llamaba mucho la atención apoyar al que sufre, ayudar a la gente que estuviera sola, abandonada, eso fue lo que yo traía en mi corazón. Dios me llamó a esta congregación de siervas de los pobres y me ha puesto en lugares como éste, donde puedo atender a los abuelitos desde que amanecen, que están sucios, o enfermos, y llevarlos al baño y recuperarse de situaciones de enfermedad o de cansancio. Para mí es muy gratificante verlos muy de mañana, ya bañaditos y cambiados, con la esperanza puesta hacia adelante”, comentó.
Sobre el festejo del Día del Adulto Mayor y Día del Abuelo, mencionó que se busca hacer un festejo en las instalaciones, el domingo 26 de agosto, para que pasen un día acompañados de sus familiares o visitas, con la celebración de la Santa Misa y alimentos especiales de celebración.
“Ese día desde la mañana bañarlos y perfumarlos más que de costumbre, vestirlos con la mejorcita ropa que se pueda, que puedan estar más guapos, más arreglados. Algunos son diabéticos y no pueden comer sólido, pero generalmente comen de todo, porque se les prepara en forma de papilla, para que puedan degustar el sabor de la comida”, finalizó.