/ lunes 28 de febrero de 2022

El futuro es ahora

Por: Marco Bonilla

En primara y secundaria se nos enseñó sobre el pasado, el presente y el futuro. Por el pasado no había nada qué hacer, así nos dijeron los maestros, a lo mucho, recordar; el presente, nos dijeron, era nuestro único campo de acción, y habría que acelerar el paso, porque entre más crecíamos parecía que el tiempo iba más de prisa.

No nos dijeron que sí podemos enmendar el daño del pasado, que podemos restituir lo que fue arrebatado, que podemos atender aquello que fue ignorado, y que el presente no sólo se trata de actuar en el momento y para el momento, que también se trata de planificar, sumar pequeñas acciones, y que el futuro no es lo que estaba lejos, que terminaba por cruzarse con el presente, de manera que el futuro es ahora.

Lo que decido hacer en este momento ya es futuro, el mismo que me pedirá explicaciones en mis formas de proceder ante los retos que el presente me puso. Hoy sabemos que el futuro es ahora, y que toda acción tiene un eco de gran escala. Todo paso que damos nos gana o el reconocimiento, o el jucio.

Se decidió que el camino que Chihuahua capital ya tenía recorrido en desarrollo humano, social y económico, debía continuarse y ser llevado a otro nivel. Quedó asumido el compromiso con las familias de nuestro municipio y con cada persona que confió en que la continuidad es y será, siempre que las cosas estén bien hechas, una de nuestras mayores fortalezas, como en el caso de nuestro Chihuahua.

Abanderar el compromiso de ‘Chihuahua Ciudad Educadora’, como parte de la continuidad, implica que las Ciudades Educadoras son generadoras de mejoras en el acceso a la información (punto 7 la Carta de Ciudades Educadoras) y buscan elevar los índices de gobernanza y participación ciudadana (8-CCE). De estos dos elementos, propios de un presente cargado de futuro, la transparencia y la eficiencia con que necesitamos que las cosas sucedan, nos exigen la digitalización de la tramitología en el gobierno municipal, y hacerlo con eficacia como ingrediente indispensable en la ruta hacia la competitividad.

Es importante la suma de voluntades de todas y todos. Primero que como servidores públicos reconozcamos que las primeras en ganar son las familias, teniendo la oportunidad de hacer sus trámites desde casa o desde su teléfono celular en cualquier parte que se encuentren, aprovechando que la tecnología está al alcance de una gran mayoría. Por supuesto, sin desatender a la población que no tiene acceso al internet, al contrario, teniendo mayores posibilidades de prestarles un mejor servicio.

Los tiempos nos exigen estar a la altura de las circunstancias, superando las resistencias, naturales cuando lo que se trata es dejar ‘la zona de confort.’ Hay que decirlo, digitalizar el gobierno implica que, en la administración pública nos exijamos el plus, propio de la innovación, de los procesos emergentes, del gran salto que se viene dando desde el gobierno municipal anterior.

Tenemos la responsabilidad de homologar trámites, de quitar los que no son indispensables, reducir los requisitos, simplificar y elevar la accesibilidad en los servicios, lo que tiene como un extra la disminución en el uso de papel y por tanto ser un municipio más amigable con el medio ambiente.

Todo, todo esto, se reúne en un solo concepto: mejora regulatoria, definida por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) como la generación de normas claras, de trámites y servicios simplificados, así como de instituciones eficaces para su creación y aplicación, que se orienten a obtener el mayor valor posible con que se dispone y así optimizar el funcionamiento en las actividades productivas.

Hoy sabemos que únicamente codo con codo, hombro con hombro, todos, de la mano, aportamos a que nuestro presente sea mejor, a que los retos que nos pone sean superados, y tengan por seguro que no lo hacemos desde el pasado, sino desde el ahora, que ya es futuro en el momento que lo pensamos.

Por: Marco Bonilla

En primara y secundaria se nos enseñó sobre el pasado, el presente y el futuro. Por el pasado no había nada qué hacer, así nos dijeron los maestros, a lo mucho, recordar; el presente, nos dijeron, era nuestro único campo de acción, y habría que acelerar el paso, porque entre más crecíamos parecía que el tiempo iba más de prisa.

No nos dijeron que sí podemos enmendar el daño del pasado, que podemos restituir lo que fue arrebatado, que podemos atender aquello que fue ignorado, y que el presente no sólo se trata de actuar en el momento y para el momento, que también se trata de planificar, sumar pequeñas acciones, y que el futuro no es lo que estaba lejos, que terminaba por cruzarse con el presente, de manera que el futuro es ahora.

Lo que decido hacer en este momento ya es futuro, el mismo que me pedirá explicaciones en mis formas de proceder ante los retos que el presente me puso. Hoy sabemos que el futuro es ahora, y que toda acción tiene un eco de gran escala. Todo paso que damos nos gana o el reconocimiento, o el jucio.

Se decidió que el camino que Chihuahua capital ya tenía recorrido en desarrollo humano, social y económico, debía continuarse y ser llevado a otro nivel. Quedó asumido el compromiso con las familias de nuestro municipio y con cada persona que confió en que la continuidad es y será, siempre que las cosas estén bien hechas, una de nuestras mayores fortalezas, como en el caso de nuestro Chihuahua.

Abanderar el compromiso de ‘Chihuahua Ciudad Educadora’, como parte de la continuidad, implica que las Ciudades Educadoras son generadoras de mejoras en el acceso a la información (punto 7 la Carta de Ciudades Educadoras) y buscan elevar los índices de gobernanza y participación ciudadana (8-CCE). De estos dos elementos, propios de un presente cargado de futuro, la transparencia y la eficiencia con que necesitamos que las cosas sucedan, nos exigen la digitalización de la tramitología en el gobierno municipal, y hacerlo con eficacia como ingrediente indispensable en la ruta hacia la competitividad.

Es importante la suma de voluntades de todas y todos. Primero que como servidores públicos reconozcamos que las primeras en ganar son las familias, teniendo la oportunidad de hacer sus trámites desde casa o desde su teléfono celular en cualquier parte que se encuentren, aprovechando que la tecnología está al alcance de una gran mayoría. Por supuesto, sin desatender a la población que no tiene acceso al internet, al contrario, teniendo mayores posibilidades de prestarles un mejor servicio.

Los tiempos nos exigen estar a la altura de las circunstancias, superando las resistencias, naturales cuando lo que se trata es dejar ‘la zona de confort.’ Hay que decirlo, digitalizar el gobierno implica que, en la administración pública nos exijamos el plus, propio de la innovación, de los procesos emergentes, del gran salto que se viene dando desde el gobierno municipal anterior.

Tenemos la responsabilidad de homologar trámites, de quitar los que no son indispensables, reducir los requisitos, simplificar y elevar la accesibilidad en los servicios, lo que tiene como un extra la disminución en el uso de papel y por tanto ser un municipio más amigable con el medio ambiente.

Todo, todo esto, se reúne en un solo concepto: mejora regulatoria, definida por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) como la generación de normas claras, de trámites y servicios simplificados, así como de instituciones eficaces para su creación y aplicación, que se orienten a obtener el mayor valor posible con que se dispone y así optimizar el funcionamiento en las actividades productivas.

Hoy sabemos que únicamente codo con codo, hombro con hombro, todos, de la mano, aportamos a que nuestro presente sea mejor, a que los retos que nos pone sean superados, y tengan por seguro que no lo hacemos desde el pasado, sino desde el ahora, que ya es futuro en el momento que lo pensamos.