Javier Corral anunció recientemente la formación de un grupo que pretende ser contrapeso de las acciones del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador (AMLO). No describe las acciones contempladas ni cómo las llevarían a cabo, se limita a enumerar posturas de AMLO que califica de centralistas, regresivas y unipersonales.
Al revisar el listado de los que hoy buscan ser contrapeso, es evidente que proceden del frente encabezado por Anaya en la alianza del PAN con el PRD y Movimiento Ciudadano y algunos intelectuales que se les sumaron. Es gente que viene de una derrota electoral desastrosa que no ha podido asimilar.
Hernán Gómez-Bruera caracteriza a los firmantes de este agrupamiento como “muertos vivientes”. Juan Rulfo los consideraría como “almas en pena”, porque no han expiado sus culpas. Y es que no han sido capaces siquiera de hacer un examen de conciencia o, en otras palabras, un ejercicio de autocrítica que les señale las fallas de su actuación, no en la pasada campaña electoral, sino a lo largo de su vida política.
Algunas de las propuestas de dicho agrupamiento no expresan ninguna idea alternativa de transformación que dé rumbo a la oposición de derecha, simplemente se ostentan como demócratas legalistas defensores de un Estado de derecho que se cansaron de violar.
Gómez-Bruera señala que esta gente no entiende lo que ha ocurrido en México tras el triunfo de AMLO, no se ve que vengan de un proceso de reflexión, no han recorrido el país ni han escuchado lo que piensa la gente. Suponen que para la tarea que se proponen no se requiere de una estructura nacional ni promover procesos deliberativos. Creen que basta con que dos o tres iluminados despotriquen en los medios para voltear al país en contra de AMLO.
Ni siquiera han sido capaces de ponerse de acuerdo entre ellos de cómo anunciarse públicamente. Apenas Corral anunció el agrupamiento y quienes lo conforman, cuando algunos de los mencionados se han deslindado. Tal fue el caso de Héctor Aguilar Camín, Juan Villoro, Jorge Castañeda, Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, y Gustavo de Hoyos, dirigente de la Coparmex.
En realidad estos desplazados lo que buscan es su supervivencia en el poder y la utilización de los recursos del presupuesto. No saben ver más allá que el poder que da la política y el dinero.
AMLO dice refiriéndose a sus pretensiones, que estos conservadores y los intelectuales que los acompañan, podrían formar una escuela de cuadros para dar vida a la nueva clase política conservadora del país. Tienen su partido y tienen escritores, en la prensa “fifí”, en la academia, gente de derecha, conservadores.
"Es evidente que no les gusta lo que está sucediendo en el país –dice AMLO-. No nos ven con buenos ojos, están en contra de nosotros. Todo eso es permitido, es parte de la democracia, es el derecho a disentir, nada más que no hagan el ridículo, que hagan bien las cosas", afirmó.
Agregó que en el país hay muy buenos intelectuales de derecha, conservadores, "incluso con apariencia de liberales", que podrían hacer una escuela para formar los políticos del conservadurismo.
