/ viernes 15 de febrero de 2019

Ludópatas infantiles

Existen diversos tipos de vicios que pueden llegar a convertirse en enfermedades, como el alcoholismo, el consumo de drogas, etc. Entre ellos está el juego.

La ludopatía consiste en un trastorno en el que la persona se ve obligada, por una urgencia psicológica incontrolable a jugar y a apostar de forma persistente y progresiva, afectando su vida personal, familiar, y profesional. Hay quienes la consideran como una adicción sin sustancia (Nota: Adicción implica una incapacidad de controlar la conducta, dificultad para la abstinencia permanente, deseo imperioso de consumo, disminución del reconocimiento de los problemas significativos causados por la propia conducta y en las relaciones interpersonales, así como una respuesta emocional disfuncional).

Algunos especialistas afirman que los criterios de diagnóstico operativos tienen exactamente el mismo diseño que el de las adicciones a sustancias (alcohol, tabaco, drogas…), lo que muestra un modelo que se presenta como base para la enfermedad: se trata de un problema adictivo sin sustancias.

La ludopatía puede afectar en la vida diaria de la persona que se ve dañada por esta adicción, de tal forma que la familia, o incluso la alimentación, pasan a un plano secundario.

Uno de los daños fundamentales a nivel personal lo encontramos en la disminución o pérdida de la voluntad, lo cual afecta a los diversos planos de la vida. En otras palabras los vicios acaban dominando la capacidad de actuar libremente. Se termina por ser esclavos de aquella “mala costumbre” por decirlo de forma simple. Además cada vez se requiere de experiencias mayores para satisfacer la ansiedad.

La persona afectada suele experimentar la inquietud y la irritabilidad al no poder satisfacer sus ansias y no es infrecuente el recurso a la mentira para evadirse. Por si esto fuera poco, continúa jugando a pesar de que ello suponga arriesgar o perder relaciones, empleo u otra oportunidad significativa.

Muy cerca de esta realidad encontramos el trastorno de dependencia de internet, cada día más frecuente en chicos y grandes. Aquí, sin duda, cabe levantar una alerta sobre todo con los menores de edad.

www.padrealejandro.com


Existen diversos tipos de vicios que pueden llegar a convertirse en enfermedades, como el alcoholismo, el consumo de drogas, etc. Entre ellos está el juego.

La ludopatía consiste en un trastorno en el que la persona se ve obligada, por una urgencia psicológica incontrolable a jugar y a apostar de forma persistente y progresiva, afectando su vida personal, familiar, y profesional. Hay quienes la consideran como una adicción sin sustancia (Nota: Adicción implica una incapacidad de controlar la conducta, dificultad para la abstinencia permanente, deseo imperioso de consumo, disminución del reconocimiento de los problemas significativos causados por la propia conducta y en las relaciones interpersonales, así como una respuesta emocional disfuncional).

Algunos especialistas afirman que los criterios de diagnóstico operativos tienen exactamente el mismo diseño que el de las adicciones a sustancias (alcohol, tabaco, drogas…), lo que muestra un modelo que se presenta como base para la enfermedad: se trata de un problema adictivo sin sustancias.

La ludopatía puede afectar en la vida diaria de la persona que se ve dañada por esta adicción, de tal forma que la familia, o incluso la alimentación, pasan a un plano secundario.

Uno de los daños fundamentales a nivel personal lo encontramos en la disminución o pérdida de la voluntad, lo cual afecta a los diversos planos de la vida. En otras palabras los vicios acaban dominando la capacidad de actuar libremente. Se termina por ser esclavos de aquella “mala costumbre” por decirlo de forma simple. Además cada vez se requiere de experiencias mayores para satisfacer la ansiedad.

La persona afectada suele experimentar la inquietud y la irritabilidad al no poder satisfacer sus ansias y no es infrecuente el recurso a la mentira para evadirse. Por si esto fuera poco, continúa jugando a pesar de que ello suponga arriesgar o perder relaciones, empleo u otra oportunidad significativa.

Muy cerca de esta realidad encontramos el trastorno de dependencia de internet, cada día más frecuente en chicos y grandes. Aquí, sin duda, cabe levantar una alerta sobre todo con los menores de edad.

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