/ martes 6 de febrero de 2024

México lindo y querido

Hace algunos años, nuestro País sufría de ‘fuga de talentos’, donde grandes mentes eran requeridas por empresas y organismos de otros países para ir a desarrollar labores de gran nivel, técnicos, administración, desarrollos, en fin, labores que eran especiales.

Solo “elegidos’, eran estos expatriados. En contraste, el día de hoy, con variables mayores y distintas; hay una importante diferencia. Los Padres, que antes buscaban mayormente que los hijos estuvieran en su país, que fueran cercanos y que pudieran desarrollarse en donde crecieron. Los que salieron, causaban orgullo por reconocimiento, pero recelo de saber que lo mejor salía del país, y que no se podía aprovechar su capacidad y conocimiento para el bien de México

En contraste, hoy en día, ante muchas de las circunstancias que nos rodean: la inseguridad galopante, que aunque el presidente lo presente en una óptica distinta, representa una gran amenaza a nuestra integridad y libertad; la decadente política de promoción a pequeñas y medianas empresas, con restricciones en impuestos, requisitos para laborar para otros y actuando forzadamente a ser los auditores del SAT de manera cotidiana; absurdas medidas en conacyt que limitan el desarrollo de estudios superiores y de desarrollo de investigadores, y otras más, todas ellas, inhibiendo el desarrollo de oportunidades y de crecimiento, de movilidad social, de mejores ingresos. Y debo decir, aun aquí, el mismo presidente López, difunde constantemente la idea de no ser aspiracionista, de conformarse con un par de zapatos, con 200 pesos y vivir, como ninguno de sus hijos lo hace, así que “hágase la voluntad de dios en las mulas de mi compadre”, ¡Bonita cosa!

Hoy, decía, somos los mismos padres lo que promovemos que nuestros hijos salgan del País, que busquen otros horizontes donde, con esfuerzo y trabajo, pueden encontrar probablemente mejores oportunidades de vivir mejor, de lograr sus metas, de aspirar a algo mejor para sus vidas. Y ellos mismos, ven un enorme bosque de obstáculos y limitantes que se han creado, que no les da la esperanza que creer que aquí podría ser su vida laboral y profesional.

Aun el mismo presidente, envió a sus hijos a vivir a Houston, y a estudiar a Inglaterra, con la salvedad que ellos pueden aprovechar las delicias del poder abusivo de su progenitor, y servirse con cuchara grande de ser atendidos y cuidados por sus asociados y subordinados en esos lugares.

Indudablemente el mundo es ahora más cercano para los jóvenes, son pobladores de el mundo entero, las fronteras son mas accesibles, y eso facilita enormemente su movilidad.

Pero ¿por qué no hay mejor extranjeros que desearan venir a nuestro País?, ¿Por qué los Chinos, los Indios, los mejores técnicos, científicos, desarrolladores de software, se vienen a crecer en nuestro País? Puedo tener muchas respuestas, muy lógicas y ciertas, pero esas respuestas, son también las acciones que no terminamos de tomar para lograr ser ese foco de atracción. Y creo, no serían las únicas herramientas que nos podrían ayudar a lograrlo.

Primero, ¡educación!, personas mejor preparadas desde los niveles básicos, sin influencias ideológicas radicales como las que ahora observamos en los libros de texto, tema que no debemos de recordar y buscar su corrección en cuanto se abra la ventana de posibilidad. Generar programas de desarrollo de emprendedores, de innovadores, centros de investigación de última generación, preparación de seres humanos con habilidades suaves y con ciencias. Respeto al estado de derecho y estructurar las formaciones de los jóvenes con visiones de futuro, con asistencia de los que serán sus clientes, usuarios y empleadores.

Leyes y manejo de impuestos de manera transparente y facilitadora de los negocios, dejando de agobiar de manera absurda, y aun, con medidas estrictas a los que fallen a la misma, pero todos, incluyendo a las autoridades, respetando la ley.

Díganme Idealista, pero ante lo que veo, debemos soñar con el país que queremos, y trabajar a diario en caminar hacia ese sueño. Deseo que mis hijos, mis nietos, vean de nuevo con gran orgullo a México y no deseen dejarlo. ¡Así la canción de “México lindo y querido” suene fuerte en nuestros corazones de nuevo!


Hace algunos años, nuestro País sufría de ‘fuga de talentos’, donde grandes mentes eran requeridas por empresas y organismos de otros países para ir a desarrollar labores de gran nivel, técnicos, administración, desarrollos, en fin, labores que eran especiales.

Solo “elegidos’, eran estos expatriados. En contraste, el día de hoy, con variables mayores y distintas; hay una importante diferencia. Los Padres, que antes buscaban mayormente que los hijos estuvieran en su país, que fueran cercanos y que pudieran desarrollarse en donde crecieron. Los que salieron, causaban orgullo por reconocimiento, pero recelo de saber que lo mejor salía del país, y que no se podía aprovechar su capacidad y conocimiento para el bien de México

En contraste, hoy en día, ante muchas de las circunstancias que nos rodean: la inseguridad galopante, que aunque el presidente lo presente en una óptica distinta, representa una gran amenaza a nuestra integridad y libertad; la decadente política de promoción a pequeñas y medianas empresas, con restricciones en impuestos, requisitos para laborar para otros y actuando forzadamente a ser los auditores del SAT de manera cotidiana; absurdas medidas en conacyt que limitan el desarrollo de estudios superiores y de desarrollo de investigadores, y otras más, todas ellas, inhibiendo el desarrollo de oportunidades y de crecimiento, de movilidad social, de mejores ingresos. Y debo decir, aun aquí, el mismo presidente López, difunde constantemente la idea de no ser aspiracionista, de conformarse con un par de zapatos, con 200 pesos y vivir, como ninguno de sus hijos lo hace, así que “hágase la voluntad de dios en las mulas de mi compadre”, ¡Bonita cosa!

Hoy, decía, somos los mismos padres lo que promovemos que nuestros hijos salgan del País, que busquen otros horizontes donde, con esfuerzo y trabajo, pueden encontrar probablemente mejores oportunidades de vivir mejor, de lograr sus metas, de aspirar a algo mejor para sus vidas. Y ellos mismos, ven un enorme bosque de obstáculos y limitantes que se han creado, que no les da la esperanza que creer que aquí podría ser su vida laboral y profesional.

Aun el mismo presidente, envió a sus hijos a vivir a Houston, y a estudiar a Inglaterra, con la salvedad que ellos pueden aprovechar las delicias del poder abusivo de su progenitor, y servirse con cuchara grande de ser atendidos y cuidados por sus asociados y subordinados en esos lugares.

Indudablemente el mundo es ahora más cercano para los jóvenes, son pobladores de el mundo entero, las fronteras son mas accesibles, y eso facilita enormemente su movilidad.

Pero ¿por qué no hay mejor extranjeros que desearan venir a nuestro País?, ¿Por qué los Chinos, los Indios, los mejores técnicos, científicos, desarrolladores de software, se vienen a crecer en nuestro País? Puedo tener muchas respuestas, muy lógicas y ciertas, pero esas respuestas, son también las acciones que no terminamos de tomar para lograr ser ese foco de atracción. Y creo, no serían las únicas herramientas que nos podrían ayudar a lograrlo.

Primero, ¡educación!, personas mejor preparadas desde los niveles básicos, sin influencias ideológicas radicales como las que ahora observamos en los libros de texto, tema que no debemos de recordar y buscar su corrección en cuanto se abra la ventana de posibilidad. Generar programas de desarrollo de emprendedores, de innovadores, centros de investigación de última generación, preparación de seres humanos con habilidades suaves y con ciencias. Respeto al estado de derecho y estructurar las formaciones de los jóvenes con visiones de futuro, con asistencia de los que serán sus clientes, usuarios y empleadores.

Leyes y manejo de impuestos de manera transparente y facilitadora de los negocios, dejando de agobiar de manera absurda, y aun, con medidas estrictas a los que fallen a la misma, pero todos, incluyendo a las autoridades, respetando la ley.

Díganme Idealista, pero ante lo que veo, debemos soñar con el país que queremos, y trabajar a diario en caminar hacia ese sueño. Deseo que mis hijos, mis nietos, vean de nuevo con gran orgullo a México y no deseen dejarlo. ¡Así la canción de “México lindo y querido” suene fuerte en nuestros corazones de nuevo!