/ martes 11 de junio de 2024

¡Ya es el día después!

Hemos sido testigos en días recientes de un evento ciudadano que marca hito en nuestra historia. La cantidad de personas que participaron, al menos en nuestra entidad, siguió siendo ciertamente marginal, poco mayor al 50%.

Un indicativo serio fue la baja participación de jóvenes, de 18 a 30 años primordialmente, que son y serán los ciudadanos que tendrán las mayores consecuencias de sus decisiones de hoy.

Platicaba con un familiar hace poco, de una circunstancia de una tercera persona, que de inicio dijimos era mala suerte, o que podría haber ido mejor su resultado, pero terminamos concluyendo que su condición, dicho resultado, era meramente derivado de sus decisiones y acciones; que no podíamos atribuir a las vicisitudes de la vida, o a condiciones externas, lo que persona vive actualmente.

Así hoy, estamos viviendo las decisiones y acciones o inacciones, que terminarán como consecuencia en la vida de los mismos ciudadanos.

Sin pretender ser fatalista, mucho menos pecar de pitonisa o adivinador de futuros, mis imágenes, de mera percepción y limitado análisis que pueda yo hacer, son poco prometedoras, a menos de tener algunas o muchas buenas decisiones de los funcionarios electos y sus colaboradores.

Y ahora solo queda esperar eso, que haya lucidez y amplitud de criterios, además de apertura al dialogo, a entenderse con los que piensan distinto. Que no se llame traidor a quien toma propias decisiones. Los artículos 6º y 7º de la constitución hablan de nuestras libertades de expresión y de difundir las ideas, sin tener que ser sujeto de inquisiciones judiciales o administrativas que las restrinjan. Y hoy por hoy, somos, de manera persistente, de manera verbal o punitiva real, sujetos o posiblemente sujetos a dichas restricciones.

Así pues, los jóvenes, ante las condiciones que hoy les invaden de inmediatez, de facilidad para tener cosas, la información y desinformación de las “benditas redes sociales”, adicionalmente del hartazgo que las situaciones actuales les causan, muestran desinterés y, además, con el calor que hace, pocas ganas de padecer el mismo tiempo expuestos al clima para votar, que lo que les toma ir a un concierto de su interés, o entrar en algún “antro” que está de moda. Pero el ir a votar, no entrega esa satisfacción que dan las 4 o 5 horas de placer de esos eventos. Pero, siendo justos, hubo muchos jóvenes que dieron gran muestra de valor y responsabilidad cívica, mi reconocimiento y respeto para ellos.

De aquí, quiero seguir a la pretendida “Justicia Social”, que es la búsqueda aparente de muchos gobiernos desde hace muchos años.

Hay una gran variedad de escritos y pensamientos, de aplicaciones prácticas en países, de cómo llevar a cabo una justicia social que difiere en algunos puntos medulares, aunque en la mayoría, la intención es dar EQUIDAD a la sociedad, a los ciudadanos. Esto, no es necesariamente, que se dé lo mismo a todos, sino lo que a cada quien le corresponda, con búsqueda de igualdad de posibilidades, de oportunidades, y como se aprovechen, serán los correspondientes beneficios y condiciones de vida. Buscar cuidar a los más necesitados, es primordial, pero ello no implica solo darles el pan, sino abrir las puertas adecuadas y que pasen ellos por ahí.

Me pregunto, dos jóvenes de secundaria tengan becas, uno falta a clases, saca notas no aprobatorias, tiene un problema de actitud; el otro, promedia 8.5 y más, nunca falta y es destacado. ¿sentirán ambos de manera igual, que es justo que reciban la misma beca?

Los próximos años, son para que los jóvenes respondan a ellos mismos y a la siguiente generación, que hicieron, que dejaron de hacer y como lo vamos a resolver.


Procuremos ahora ser los más positivos posibles, y busquemos seguir siendo propositivos. México somos todos.


Hemos sido testigos en días recientes de un evento ciudadano que marca hito en nuestra historia. La cantidad de personas que participaron, al menos en nuestra entidad, siguió siendo ciertamente marginal, poco mayor al 50%.

Un indicativo serio fue la baja participación de jóvenes, de 18 a 30 años primordialmente, que son y serán los ciudadanos que tendrán las mayores consecuencias de sus decisiones de hoy.

Platicaba con un familiar hace poco, de una circunstancia de una tercera persona, que de inicio dijimos era mala suerte, o que podría haber ido mejor su resultado, pero terminamos concluyendo que su condición, dicho resultado, era meramente derivado de sus decisiones y acciones; que no podíamos atribuir a las vicisitudes de la vida, o a condiciones externas, lo que persona vive actualmente.

Así hoy, estamos viviendo las decisiones y acciones o inacciones, que terminarán como consecuencia en la vida de los mismos ciudadanos.

Sin pretender ser fatalista, mucho menos pecar de pitonisa o adivinador de futuros, mis imágenes, de mera percepción y limitado análisis que pueda yo hacer, son poco prometedoras, a menos de tener algunas o muchas buenas decisiones de los funcionarios electos y sus colaboradores.

Y ahora solo queda esperar eso, que haya lucidez y amplitud de criterios, además de apertura al dialogo, a entenderse con los que piensan distinto. Que no se llame traidor a quien toma propias decisiones. Los artículos 6º y 7º de la constitución hablan de nuestras libertades de expresión y de difundir las ideas, sin tener que ser sujeto de inquisiciones judiciales o administrativas que las restrinjan. Y hoy por hoy, somos, de manera persistente, de manera verbal o punitiva real, sujetos o posiblemente sujetos a dichas restricciones.

Así pues, los jóvenes, ante las condiciones que hoy les invaden de inmediatez, de facilidad para tener cosas, la información y desinformación de las “benditas redes sociales”, adicionalmente del hartazgo que las situaciones actuales les causan, muestran desinterés y, además, con el calor que hace, pocas ganas de padecer el mismo tiempo expuestos al clima para votar, que lo que les toma ir a un concierto de su interés, o entrar en algún “antro” que está de moda. Pero el ir a votar, no entrega esa satisfacción que dan las 4 o 5 horas de placer de esos eventos. Pero, siendo justos, hubo muchos jóvenes que dieron gran muestra de valor y responsabilidad cívica, mi reconocimiento y respeto para ellos.

De aquí, quiero seguir a la pretendida “Justicia Social”, que es la búsqueda aparente de muchos gobiernos desde hace muchos años.

Hay una gran variedad de escritos y pensamientos, de aplicaciones prácticas en países, de cómo llevar a cabo una justicia social que difiere en algunos puntos medulares, aunque en la mayoría, la intención es dar EQUIDAD a la sociedad, a los ciudadanos. Esto, no es necesariamente, que se dé lo mismo a todos, sino lo que a cada quien le corresponda, con búsqueda de igualdad de posibilidades, de oportunidades, y como se aprovechen, serán los correspondientes beneficios y condiciones de vida. Buscar cuidar a los más necesitados, es primordial, pero ello no implica solo darles el pan, sino abrir las puertas adecuadas y que pasen ellos por ahí.

Me pregunto, dos jóvenes de secundaria tengan becas, uno falta a clases, saca notas no aprobatorias, tiene un problema de actitud; el otro, promedia 8.5 y más, nunca falta y es destacado. ¿sentirán ambos de manera igual, que es justo que reciban la misma beca?

Los próximos años, son para que los jóvenes respondan a ellos mismos y a la siguiente generación, que hicieron, que dejaron de hacer y como lo vamos a resolver.


Procuremos ahora ser los más positivos posibles, y busquemos seguir siendo propositivos. México somos todos.