/ martes 30 de abril de 2024

Voto joven

Es muy común que las generaciones mayores nos vean o veamos a las anteriores con la clásica retahíla de que tiempos anteriores fueron mejores, que los jóvenes de ahora no son como los de antaño.

Lo cierto es que la juventud adolece de las experiencias que ahora muchos en edad adulta poseemos, en la mayoría de los casos, por el simple hecho del transcurso del tiempo.

Lo cierto es que hoy en día, más que nunca, aunque suene a cliché, requerimos una mayor e intensa participación de jóvenes en las elecciones, en la decisión que llevará sus destinos adultos a ser una sociedad más justa y con posibilidades dignas de vida, de oportunidades de gozar lo que su esfuerzo, trabajo e intelecto les permitan, que tengan oportunidades de desarrollarse en su empleo o su negocio o en su vida artística, social o hasta política, con la certeza de ser justa la remuneración al esfuerzo. Pero como dije antes, con amplitud de oportunidades, con impuestos empleados en darnos servicios, infraestructura útil y duradera.

Woody Allen en alguna ocasión mencionó, “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. Muy similar a Mahatma Gandhi que sabía que el futuro depende de lo que hacemos en el presente, y así fue como dedicó su vida a generar una libertad a su pueblo durante el tiempo que tenía disponible.

Y si hoy no podemos ser capaces de interesarnos en poder influir en ese futuro, entonces dejaremos ese futuro en manos de otros.

Parece que decir que votemos, en ocasiones a muchos suena estéril, como si uno entre millones no fuese trascendente, pero el conteo de estas papeletas es una por una, cada voto vale y cuenta para hacer la diferencia.

Aun queda casi un mes para poder saberlo, pero lo cierto es que hacer la conciencia en tiempo y forma, es imprescindible para tener mayor certeza de ejercer el derecho más valioso en el orden civil y democrático de nuestro país.

Todos tenemos nuestro propio enfoque de lo que debe suceder; de lo que es correcto. Ya hemos en otros tiempos encontrado la manera de experimentar y encontrar cambios, que nos llevaron a nuevos horizontes, oportunidades, creo que ahora es tiempo de acciones que no terminen en la urna, pero lo cierto es que debe iniciar ahí.

Hagamos efectivo el sufragio, pero no nos quedemos en elegir, ya que podríamos seguir pensando lo que es un gran dilema, donde vemos a todos los políticos iguales; los que salen en campaña a buscarnos, a prometer y comprometerse sin detenerse. Y después del día de las elecciones, son ejecutivos públicos inalcanzables, invisibles y déspotas. NO, no permitamos que ser electos hagan de ellos seres en un pedestal de oro, son nuestros representantes, pero no les debemos necesariamente la pleitesía, son servidores públicos, con carácter de ciudadanos electos, no monarquías, ni flores ni condes. Vivir en un palacio no los hacen reyes, aunque así lo pretendan, el palacio es una oficina, no un hogar, donde ahora el presidente ni renta paga.

Veo ejemplos buenos, como nuestro alcalde, Bonilla, que sigue siendo el joven fresco, y ahora maduro que no ha dejado de estar cerca de la gente, y no pierde el piso de estar donde se necesita. Lo admito, seré un votante a su favor.

Así pues, debemos buscar que después de las elecciones, podamos seguir comunicándonos con nuestros representantes, como ciudadanos electos, como responsables del manejo de nuestros impuestos y de prestar un servicio a la sociedad de manera HONESTA y responsable, sabiendo que un día volverán a ser ciudadanos sin esa responsabilidad, y nosotros seguiremos siendo responsables de exigir que los que sean electos, cumplan en comportamientos y compromisos. El 2 de Junio, sé parte de esta responsabilidad.


Maestría en Administración de Negocios, Vicepresidente de Desarrollo Económico A. C.


Es muy común que las generaciones mayores nos vean o veamos a las anteriores con la clásica retahíla de que tiempos anteriores fueron mejores, que los jóvenes de ahora no son como los de antaño.

Lo cierto es que la juventud adolece de las experiencias que ahora muchos en edad adulta poseemos, en la mayoría de los casos, por el simple hecho del transcurso del tiempo.

Lo cierto es que hoy en día, más que nunca, aunque suene a cliché, requerimos una mayor e intensa participación de jóvenes en las elecciones, en la decisión que llevará sus destinos adultos a ser una sociedad más justa y con posibilidades dignas de vida, de oportunidades de gozar lo que su esfuerzo, trabajo e intelecto les permitan, que tengan oportunidades de desarrollarse en su empleo o su negocio o en su vida artística, social o hasta política, con la certeza de ser justa la remuneración al esfuerzo. Pero como dije antes, con amplitud de oportunidades, con impuestos empleados en darnos servicios, infraestructura útil y duradera.

Woody Allen en alguna ocasión mencionó, “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. Muy similar a Mahatma Gandhi que sabía que el futuro depende de lo que hacemos en el presente, y así fue como dedicó su vida a generar una libertad a su pueblo durante el tiempo que tenía disponible.

Y si hoy no podemos ser capaces de interesarnos en poder influir en ese futuro, entonces dejaremos ese futuro en manos de otros.

Parece que decir que votemos, en ocasiones a muchos suena estéril, como si uno entre millones no fuese trascendente, pero el conteo de estas papeletas es una por una, cada voto vale y cuenta para hacer la diferencia.

Aun queda casi un mes para poder saberlo, pero lo cierto es que hacer la conciencia en tiempo y forma, es imprescindible para tener mayor certeza de ejercer el derecho más valioso en el orden civil y democrático de nuestro país.

Todos tenemos nuestro propio enfoque de lo que debe suceder; de lo que es correcto. Ya hemos en otros tiempos encontrado la manera de experimentar y encontrar cambios, que nos llevaron a nuevos horizontes, oportunidades, creo que ahora es tiempo de acciones que no terminen en la urna, pero lo cierto es que debe iniciar ahí.

Hagamos efectivo el sufragio, pero no nos quedemos en elegir, ya que podríamos seguir pensando lo que es un gran dilema, donde vemos a todos los políticos iguales; los que salen en campaña a buscarnos, a prometer y comprometerse sin detenerse. Y después del día de las elecciones, son ejecutivos públicos inalcanzables, invisibles y déspotas. NO, no permitamos que ser electos hagan de ellos seres en un pedestal de oro, son nuestros representantes, pero no les debemos necesariamente la pleitesía, son servidores públicos, con carácter de ciudadanos electos, no monarquías, ni flores ni condes. Vivir en un palacio no los hacen reyes, aunque así lo pretendan, el palacio es una oficina, no un hogar, donde ahora el presidente ni renta paga.

Veo ejemplos buenos, como nuestro alcalde, Bonilla, que sigue siendo el joven fresco, y ahora maduro que no ha dejado de estar cerca de la gente, y no pierde el piso de estar donde se necesita. Lo admito, seré un votante a su favor.

Así pues, debemos buscar que después de las elecciones, podamos seguir comunicándonos con nuestros representantes, como ciudadanos electos, como responsables del manejo de nuestros impuestos y de prestar un servicio a la sociedad de manera HONESTA y responsable, sabiendo que un día volverán a ser ciudadanos sin esa responsabilidad, y nosotros seguiremos siendo responsables de exigir que los que sean electos, cumplan en comportamientos y compromisos. El 2 de Junio, sé parte de esta responsabilidad.


Maestría en Administración de Negocios, Vicepresidente de Desarrollo Económico A. C.