/ martes 2 de abril de 2024

Perfil humano | México en llamas… y sin agua

Mal inicio de la primavera con una oleada de incendios en el territorio nacional y la continuación de la sequía que asola al país.

En una semana los siniestros se duplicaron y la Conafor informó la semana pasada que existían más de 130 incendios activos en unas 20 entidades.

El domingo pasado los medios daban a conocer que este organismo reducía la cantidad a 99 y cuando menos unos cuatro brigadistas habían muerto al combatirlos.

Esta repentina aparición simultánea no ha sido explicada debidamente por las autoridades y circulan versiones de que la mayoría de los incendios ha sido provocada por el ser humano.

La deforestación en el país crece debido a la irresponsabilidad humana así como a fenómenos naturales como la sequía.

La Conafor en este sexenio ha tenido una disminución significativa de su presupuesto y ante la amenaza de que continúen los incendios no se ha visto una planeación y actuación eficiente por parte del ejecutivo federal.

Sin recursos y sin una acción pública estratégica las llamas se seguirán propagando en bosques y selvas en el verano debido a las altas temperaturas y la escasez de lluvias.

La atención de los funcionarios públicos está más enfocada en las elecciones que en la coordinación adecuada para llevar a cabo acciones eficaces no solo para combatir los siniestros sino también para prevenirlos y evitar catástrofes mayores.

La sequía que sigue asolando a la mayor parte de la república mexicana continúa y no se pronostica que vaya a menguar.

La carencia de agua ya es alarmante no solo en el campo sino en poblaciones como la Ciudad de México.

La pasiva e indolente postura del actual jefe de gobierno interino no soluciona los crecientes problemas de los capitalinos que cotidianamente batallan para continuar con sus actividades recurriendo al surtido de pipas para satisfacer sus necesidades.

El complejo Cutzamala está en su nivel más bajo y las autoridades ahora planean abrir más pozos en el subsuelo de la CDMX.

La situación podría ser crítica para los más de 20 millones que habitan el Valle de México si no se realizan obras alternativas para garantizar el suministro de agua.

El lago de la presa del Valle de Bravo se está secando y además de la falta del vital líquido sus habitantes ven esfumarse sus fuentes de trabajo.

No es solo la sequía la causante de esta escasez sino también la pasividad y la ineficiencia tanto oficial como ciudadana.

El 75 por ciento del agua se utiliza en el país para actividades agropecuarias. Y el 40 por ciento se pierde debido a la deficiente conducción y mal uso de la misma.

Lo mismo sucede con el consumo humano, también el 40 por ciento se desperdicia debido a fugas, el riego indebido o no utilizar aguas tratadas.

Otro problema son los permisos para explotar el líquido ya que existen unas 472 mil concesiones en el país y solo unos 142 inspectores para vigilar que se cumplan las normas vigentes.

El presupuesto de la Conagua al igual que el de la Conafor ha sido reducido a la mitad para cubrir las obras faraónicas e inútiles del actual gobierno federal.

Los incendios y la carencia de agua son dos flagelos que azotan al territorio mexicano que deben ser afrontados antes de que sus consecuencias sean más graves e irreversibles no sólo para la vida humana, sino también para la flora y la fauna.

Mal inicio de la primavera con una oleada de incendios en el territorio nacional y la continuación de la sequía que asola al país.

En una semana los siniestros se duplicaron y la Conafor informó la semana pasada que existían más de 130 incendios activos en unas 20 entidades.

El domingo pasado los medios daban a conocer que este organismo reducía la cantidad a 99 y cuando menos unos cuatro brigadistas habían muerto al combatirlos.

Esta repentina aparición simultánea no ha sido explicada debidamente por las autoridades y circulan versiones de que la mayoría de los incendios ha sido provocada por el ser humano.

La deforestación en el país crece debido a la irresponsabilidad humana así como a fenómenos naturales como la sequía.

La Conafor en este sexenio ha tenido una disminución significativa de su presupuesto y ante la amenaza de que continúen los incendios no se ha visto una planeación y actuación eficiente por parte del ejecutivo federal.

Sin recursos y sin una acción pública estratégica las llamas se seguirán propagando en bosques y selvas en el verano debido a las altas temperaturas y la escasez de lluvias.

La atención de los funcionarios públicos está más enfocada en las elecciones que en la coordinación adecuada para llevar a cabo acciones eficaces no solo para combatir los siniestros sino también para prevenirlos y evitar catástrofes mayores.

La sequía que sigue asolando a la mayor parte de la república mexicana continúa y no se pronostica que vaya a menguar.

La carencia de agua ya es alarmante no solo en el campo sino en poblaciones como la Ciudad de México.

La pasiva e indolente postura del actual jefe de gobierno interino no soluciona los crecientes problemas de los capitalinos que cotidianamente batallan para continuar con sus actividades recurriendo al surtido de pipas para satisfacer sus necesidades.

El complejo Cutzamala está en su nivel más bajo y las autoridades ahora planean abrir más pozos en el subsuelo de la CDMX.

La situación podría ser crítica para los más de 20 millones que habitan el Valle de México si no se realizan obras alternativas para garantizar el suministro de agua.

El lago de la presa del Valle de Bravo se está secando y además de la falta del vital líquido sus habitantes ven esfumarse sus fuentes de trabajo.

No es solo la sequía la causante de esta escasez sino también la pasividad y la ineficiencia tanto oficial como ciudadana.

El 75 por ciento del agua se utiliza en el país para actividades agropecuarias. Y el 40 por ciento se pierde debido a la deficiente conducción y mal uso de la misma.

Lo mismo sucede con el consumo humano, también el 40 por ciento se desperdicia debido a fugas, el riego indebido o no utilizar aguas tratadas.

Otro problema son los permisos para explotar el líquido ya que existen unas 472 mil concesiones en el país y solo unos 142 inspectores para vigilar que se cumplan las normas vigentes.

El presupuesto de la Conagua al igual que el de la Conafor ha sido reducido a la mitad para cubrir las obras faraónicas e inútiles del actual gobierno federal.

Los incendios y la carencia de agua son dos flagelos que azotan al territorio mexicano que deben ser afrontados antes de que sus consecuencias sean más graves e irreversibles no sólo para la vida humana, sino también para la flora y la fauna.