/ miércoles 22 de enero de 2020

Que no vuelva a suceder…

A ninguna maestra o a ningún maestro debería preocupar su integridad mientras realiza su trabajo en un centro educativo. Lamentablemente, sucesos que creíamos se encontraban más allá de nuestras fronteras empiezan a ocurrir dentro de nuestro territorio y establecen una preocupación que no debe de ser menor para la sociedad por las implicaciones que de ello se generan.

Sí, ya había sucedido en enero de2017 en el Colegio Americano del Noreste en Monterrey, durante el desfile, cuando se disparó en contra de una maestra el pasado mes de noviembre, previo a lo sucedido en días pasados en el prestigiado Colegio Cervantes de la misma ciudad de Torreón, Coahuila, cuando un niño de apenas 11 años disparó y dio muerte a su maestra cuando ella, preocupada, salió a buscarle porque había tardado 15 minutos en el sanitario para ver si algo le pasaba.

Existen muchas circunstancias que rondan el suceso. Más allá de que esté sucediendo en colegios privados que de alguna manera tienen satisfechas sus necesidades básicas, pero en donde también se encuentran, por otros motivos, problemas de abandono o descuido de atención por parte de sus familias.

Por supuesto que se tiene que revisar el efecto de los videojuegos en la conducta de los niños, niñas y jóvenes; el acceso a las armas, la integración de las familias, así como las formas en que se lleva a cabo el programa de revisión de mochilas en instituciones educativas que presenta diferentes nombres en las diferentes entidades de nuestro país.

La cuestión rebasa a ese niño, a quienes lamentablemente fallecieron y quedaron heridos en el suceso, puesto que es la normalización de la violencia en que como sociedad hemos vivido por más de 12 años y que nos obliga a revisar lo que estamos haciendo para conducir los destinos de nuestras vidas.

Sin duda alguna la escuela puede mejorar en algo las vidas de las y los estudiantes, sin embargo, tenemos que estar muy convencidos de que en la escuela los planes y programas indican la necesidad de utilizar el tiempo escolar en los estudios, en la matemática, el español, las ciencias, sin embargo, es en la casa desde donde se traen las bases del respeto, la honestidad y la buena convivencia.

Como en diversas ocasiones lo ha expresado el expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica: “No le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en el hogar”. Solamente con transformaciones de fondo que realmente lleguen a la modificación de lo que hacemos en el hogar y con el entendido de que todos formamos parte de la educación, se habrá de tener una modificación real de lo que está sucediendo en México.

A ninguna maestra o a ningún maestro debería preocupar su integridad mientras realiza su trabajo en un centro educativo. Lamentablemente, sucesos que creíamos se encontraban más allá de nuestras fronteras empiezan a ocurrir dentro de nuestro territorio y establecen una preocupación que no debe de ser menor para la sociedad por las implicaciones que de ello se generan.

Sí, ya había sucedido en enero de2017 en el Colegio Americano del Noreste en Monterrey, durante el desfile, cuando se disparó en contra de una maestra el pasado mes de noviembre, previo a lo sucedido en días pasados en el prestigiado Colegio Cervantes de la misma ciudad de Torreón, Coahuila, cuando un niño de apenas 11 años disparó y dio muerte a su maestra cuando ella, preocupada, salió a buscarle porque había tardado 15 minutos en el sanitario para ver si algo le pasaba.

Existen muchas circunstancias que rondan el suceso. Más allá de que esté sucediendo en colegios privados que de alguna manera tienen satisfechas sus necesidades básicas, pero en donde también se encuentran, por otros motivos, problemas de abandono o descuido de atención por parte de sus familias.

Por supuesto que se tiene que revisar el efecto de los videojuegos en la conducta de los niños, niñas y jóvenes; el acceso a las armas, la integración de las familias, así como las formas en que se lleva a cabo el programa de revisión de mochilas en instituciones educativas que presenta diferentes nombres en las diferentes entidades de nuestro país.

La cuestión rebasa a ese niño, a quienes lamentablemente fallecieron y quedaron heridos en el suceso, puesto que es la normalización de la violencia en que como sociedad hemos vivido por más de 12 años y que nos obliga a revisar lo que estamos haciendo para conducir los destinos de nuestras vidas.

Sin duda alguna la escuela puede mejorar en algo las vidas de las y los estudiantes, sin embargo, tenemos que estar muy convencidos de que en la escuela los planes y programas indican la necesidad de utilizar el tiempo escolar en los estudios, en la matemática, el español, las ciencias, sin embargo, es en la casa desde donde se traen las bases del respeto, la honestidad y la buena convivencia.

Como en diversas ocasiones lo ha expresado el expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica: “No le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en el hogar”. Solamente con transformaciones de fondo que realmente lleguen a la modificación de lo que hacemos en el hogar y con el entendido de que todos formamos parte de la educación, se habrá de tener una modificación real de lo que está sucediendo en México.