/ martes 12 de abril de 2022

Se tiene que hacer… alguien lo debe hacer 

En Namiquipa iniciamos a reparar la carretera Soto Máynez - Buenaventura. Comenzamos en el tramo El Terrero - El Molino.

Por más de cinco años, el sistema carretero interno del estado ha permanecido abandonado, las familias enfrentan dificultades en sus traslados y daños a su patrimonio; los comerciantes ven encarecidas sus actividades; los productores experimentan lentitud en sus etapas.

Ni hablemos del turismo que se aleja rápidamente. ¿Quién quiere transitar por gusto una carretera enterrada entre baches? ¡Nadie!, lo hacemos quienes nos vemos obligados a utilizar las únicas vías de comunicación que tenemos. Transitamos en brechas indignas.

Aun así hay quienes me preguntan: “¿Por qué hacer lo que no les toca?”. La respuesta es simple, básica, sin complicaciones: Alguien lo tiene que hacer. No estamos dispuestos a permanecer uno, seis, o diez años más en la incertidumbre de la voluntad política de alguien más.

Los ciclos agrícolas no esperan, el abastecimiento de productos necesarios para las familias no espera, no espera tampoco la necesidad de los jóvenes de trasladarse a sus centros escolares. No esperan las urgencias de salud, la entrada de servicios, no espera el derecho de las personas a la movilidad, porque no debe esperar ni merece esperar.

Y vaya que deseamos guardar esperanza, somos gente confiada, pero la experiencia de los últimos años nos dejó así, esperando. Así se vio que sucedería desde el inicio del gobierno anterior, lo que confirma que no hay segundas oportunidades para la primera impresión y hoy, en ese sentido, no se promete mucho, así que no, no esperaremos.

Los chihuahuenses somos gente de trabajo que cumple lo que le toca. Si los ciudadanos cumplen, quiénes somos los gobernantes para no hacerlo en nuestras obligaciones. Por eso, en Namiquipa hemos construido por casi cuatro años, un modelo de gobierno de soluciones; nuestra principal auto-indicación: “No se permite dar pretextos”.

Los pretextos han sido el instrumento favorito de la simulación, es el mecanismo con el que los políticos “avientan” responsabilidades de un lugar a otro, para que al final de sus periodos de gestión nada parezca culpa de su inacción, sino de la de alguien más.

Sí, tienen razón, no nos toca a los gobiernos municipales reparar carreteras, pero sí nos toca cumplir y garantizar a los ciudadanos mejores condiciones de vida, corresponder a su trabajo, su contribución y su responsabilidad, entonces, si reparando una carretera impulsamos el desarrollo de las regiones, échenme dos más. Aquí vemos cómo le hacemos, pero lo hacemos.

Esta realidad aplica en cualquier rubro: Alguien lo tiene que hacer.


En Namiquipa iniciamos a reparar la carretera Soto Máynez - Buenaventura. Comenzamos en el tramo El Terrero - El Molino.

Por más de cinco años, el sistema carretero interno del estado ha permanecido abandonado, las familias enfrentan dificultades en sus traslados y daños a su patrimonio; los comerciantes ven encarecidas sus actividades; los productores experimentan lentitud en sus etapas.

Ni hablemos del turismo que se aleja rápidamente. ¿Quién quiere transitar por gusto una carretera enterrada entre baches? ¡Nadie!, lo hacemos quienes nos vemos obligados a utilizar las únicas vías de comunicación que tenemos. Transitamos en brechas indignas.

Aun así hay quienes me preguntan: “¿Por qué hacer lo que no les toca?”. La respuesta es simple, básica, sin complicaciones: Alguien lo tiene que hacer. No estamos dispuestos a permanecer uno, seis, o diez años más en la incertidumbre de la voluntad política de alguien más.

Los ciclos agrícolas no esperan, el abastecimiento de productos necesarios para las familias no espera, no espera tampoco la necesidad de los jóvenes de trasladarse a sus centros escolares. No esperan las urgencias de salud, la entrada de servicios, no espera el derecho de las personas a la movilidad, porque no debe esperar ni merece esperar.

Y vaya que deseamos guardar esperanza, somos gente confiada, pero la experiencia de los últimos años nos dejó así, esperando. Así se vio que sucedería desde el inicio del gobierno anterior, lo que confirma que no hay segundas oportunidades para la primera impresión y hoy, en ese sentido, no se promete mucho, así que no, no esperaremos.

Los chihuahuenses somos gente de trabajo que cumple lo que le toca. Si los ciudadanos cumplen, quiénes somos los gobernantes para no hacerlo en nuestras obligaciones. Por eso, en Namiquipa hemos construido por casi cuatro años, un modelo de gobierno de soluciones; nuestra principal auto-indicación: “No se permite dar pretextos”.

Los pretextos han sido el instrumento favorito de la simulación, es el mecanismo con el que los políticos “avientan” responsabilidades de un lugar a otro, para que al final de sus periodos de gestión nada parezca culpa de su inacción, sino de la de alguien más.

Sí, tienen razón, no nos toca a los gobiernos municipales reparar carreteras, pero sí nos toca cumplir y garantizar a los ciudadanos mejores condiciones de vida, corresponder a su trabajo, su contribución y su responsabilidad, entonces, si reparando una carretera impulsamos el desarrollo de las regiones, échenme dos más. Aquí vemos cómo le hacemos, pero lo hacemos.

Esta realidad aplica en cualquier rubro: Alguien lo tiene que hacer.