/ jueves 24 de febrero de 2022

Una esperanza para la niñez

En mis clases son varios los comentarios que escucho de todos los niveles y tienen que ver con una preocupación muy significativa sobre la salud emocional de sus estudiantes, dada la excesiva preocupación por el currículum muy por encima de la salud emocional que viven a la luz del encierro.

Un ejemplo claro de ello resulta de un suceso que pasó en una de esas anécdotas de clase, precisamente en el primer día del regreso a clases en primaria, cuando emocionada por ver a sus estudiantes, la maestra de primero sacó a la explanada a sus estudiantes, les invitó a jugar a “la víbora de la mar”, sin embargo, ante tal invitación, no hubo un solo niño que se moviera: desconocían completamente el juego.

Lo anterior puede pasar como un asunto menor y sin importancia, sin embargo, quienes tienen en su visión la importancia de la psicomotricidad, la estructura mental que proporcionan los juegos organizados, así como los elementos socializantes de la convivencia que desencadenan desde el preescolar, pueden imaginar cómo ésta es sólo una pequeña muestra de aquello que ha dejado como consecuencia la emergencia sanitaria.

Si algo queda claro es que cómo estos niños no sólo no conocen su escuela, no vivieron muchos de los elementos de socialización, se perdió el hilo de confección de innumerables tradiciones y percepción sobre lo que se vive en los centros educativos y con ello estamos ante un problema socioemocional de grandes dimensiones que es preciso atender cuanto antes, más allá de los conocimientos que pueden estar en riesgo, pues es la salud emocional que puede traer una brecha en esta generación que puede tener duras consecuencias en el futuro de nuestra sociedad.

La gran importancia del conocimiento social, biológico y psicológico de la niñez y juventud por parte quienes estudiaron una carrera exprofeso para ser docente, es que lo más importante en este tiempo de regreso a clases, será recuperar la salud emocional, establecer un clima de aula seguro, así como llevar a cabo un proceso inteligente de la mano de los padres de familia, para llevar a buen puerto lo que puede ser perjudicial si se desconocen este tipo de procesos al interior del aula.

Hoy más que nunca debemos de saber que lo que se dejó de hacer con la educación virtual hoy debe tener una estrategia pedagógica de grandes dimensiones a nivel del aula, que permita transitar, con elementos claros y adaptados a cada circunstancia específica de los niños y adolescentes para buscar paliar los efectos y consecuencias de la emergencia sanitaria.

Ojalá no se vuelvan a cerrar las puertas de los centros escolares y se fortalezcan y continúen con las medidas de protección para la niñez, juventud y docentes, pues las consecuencias que vivirá la sociedad no serán ni aquí ni ahora y puede tener un impacto a nivel personal, familiar, profesional y por supuesto social en toda una generación que está viviendo consecuencias inéditas para su formación y desarrollo existencial.

Afortunadamente hoy tenemos en la gran mayoría de las aulas en México, a profesionales de la educación formados en el conocimiento de este tipo de procesos que habrán de poner todo lo que está a su alcance y conocimiento para fortalecer y equilibrar lo que ha sucedido en este tiempo de emergencia sanitaria. Confiemos en el magisterio…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

manuelnavarrow@gmail.com

https://manuelnavarrow.com


En mis clases son varios los comentarios que escucho de todos los niveles y tienen que ver con una preocupación muy significativa sobre la salud emocional de sus estudiantes, dada la excesiva preocupación por el currículum muy por encima de la salud emocional que viven a la luz del encierro.

Un ejemplo claro de ello resulta de un suceso que pasó en una de esas anécdotas de clase, precisamente en el primer día del regreso a clases en primaria, cuando emocionada por ver a sus estudiantes, la maestra de primero sacó a la explanada a sus estudiantes, les invitó a jugar a “la víbora de la mar”, sin embargo, ante tal invitación, no hubo un solo niño que se moviera: desconocían completamente el juego.

Lo anterior puede pasar como un asunto menor y sin importancia, sin embargo, quienes tienen en su visión la importancia de la psicomotricidad, la estructura mental que proporcionan los juegos organizados, así como los elementos socializantes de la convivencia que desencadenan desde el preescolar, pueden imaginar cómo ésta es sólo una pequeña muestra de aquello que ha dejado como consecuencia la emergencia sanitaria.

Si algo queda claro es que cómo estos niños no sólo no conocen su escuela, no vivieron muchos de los elementos de socialización, se perdió el hilo de confección de innumerables tradiciones y percepción sobre lo que se vive en los centros educativos y con ello estamos ante un problema socioemocional de grandes dimensiones que es preciso atender cuanto antes, más allá de los conocimientos que pueden estar en riesgo, pues es la salud emocional que puede traer una brecha en esta generación que puede tener duras consecuencias en el futuro de nuestra sociedad.

La gran importancia del conocimiento social, biológico y psicológico de la niñez y juventud por parte quienes estudiaron una carrera exprofeso para ser docente, es que lo más importante en este tiempo de regreso a clases, será recuperar la salud emocional, establecer un clima de aula seguro, así como llevar a cabo un proceso inteligente de la mano de los padres de familia, para llevar a buen puerto lo que puede ser perjudicial si se desconocen este tipo de procesos al interior del aula.

Hoy más que nunca debemos de saber que lo que se dejó de hacer con la educación virtual hoy debe tener una estrategia pedagógica de grandes dimensiones a nivel del aula, que permita transitar, con elementos claros y adaptados a cada circunstancia específica de los niños y adolescentes para buscar paliar los efectos y consecuencias de la emergencia sanitaria.

Ojalá no se vuelvan a cerrar las puertas de los centros escolares y se fortalezcan y continúen con las medidas de protección para la niñez, juventud y docentes, pues las consecuencias que vivirá la sociedad no serán ni aquí ni ahora y puede tener un impacto a nivel personal, familiar, profesional y por supuesto social en toda una generación que está viviendo consecuencias inéditas para su formación y desarrollo existencial.

Afortunadamente hoy tenemos en la gran mayoría de las aulas en México, a profesionales de la educación formados en el conocimiento de este tipo de procesos que habrán de poner todo lo que está a su alcance y conocimiento para fortalecer y equilibrar lo que ha sucedido en este tiempo de emergencia sanitaria. Confiemos en el magisterio…

Dr. Manuel Alberto Navarro Weckmann

Doctor en Gerencia Pública y Política Social

manuelnavarrow@gmail.com

https://manuelnavarrow.com