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Se tiene conocimiento de que el General Francisco Villa fue propietario del hotel Hidalgo y de la casa que se encuentra en la avenida Zaragoza 175, de la cual partió el día que fue asesinado, en aquel entonces casado con la señora Manuela Casas; quien lo atendió antes de partir a la Hacienda de Canutillo, pero desafortunadamente una emboscada le quitó la vida al célebre "Centauro del Norte", además vivió en una casa en la calle Esteban Ochoa, a un costado de la avenida Independencia; sin embargo, no se determinó si también fue propiedad de Villa.
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Según información de Carlos Franco, titular del Archivo Histórico Municipal, se tiene conocimiento que Francisco Villa dejó documentos en que se consta que fue originario de San Juan del Río, municipio de Durango, en donde fue vecino de la Hacienda de Canutillo, Durango, además en la ciudad de Hidalgo del Parral, Chihuahua, se alojó en una casa de la calle Estaban Ochoa número 4, contando con 44 años de edad.
Así también se indica en los documentos del archivo que en esa casa vivió con su esposa; Austreberta Rentería, la cual contaba con 25 años de edad, así también menciona que Francisco Villa era agricultor, nativo de San Juan del Rio Durango; sus padres, Agustín Arango y Micaela Arámbula, fallecida a los 38 años y su padre, a los 42 años de vida.
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Por otra parte, la señora Austreberta Rentería de la ciudad de Jiménez, Chihuahua, se alojaba en la casa antes mencionada en Parral, Chihuahua; cabe señalar que esta casa se encontraba en la calle Estaban Ochoa número 4, este domicilio se ubicaba a un costado de la avenida Independencia y cercano al río Parral.
No obstante, existe otro domicilio en la ciudad de Parral donde vivía con otra de sus esposas; la señora Manuela Casas, este domicilio se encuentra en la calle Zaragoza número 175, actualmente es una residencia abandonada y cerrada por los actuales dueños, a Manuela Casas fue a quien le tocó atenderlo el día 20 de julio de 1923, antes de partir a la Hacienda de Canutillo, pero desafortunadamente ese día fue la emboscada que le quitó la vida al célebre "Centauro del Norte".
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Martin Márquez Barrón, encargado del Palacio Alvarado; indicó que el Hotel Hidalgo llegó a ser propiedad del general Francisco Villa, así también la casa de la calle Zaragoza, la más conocida de la ciudad, indicó que en el año de 1902 adquiere Pedro Alvarado la esquina de la calle de Guadalupe con calle Mercaderes, ahora conocida como la calle Pedro T. Gómez, propiedad que fue comprada a una viuda de apellido Rodríguez.
Así fue como Pedro Alvarado encarga al arquitecto cubano, Federico Gabriel Amérigo Rouvier, que le construyera en esa esquina un hotel, terminado en el año de 1906, ya para entonces la señora Virginia, esposa de don Pedro había fallecido; en el año de 1921, Juan Almazán Mata, vecino de Pedro Alvarado, le renta el hotel y lo administra por alrededor de 20 años, es así que en el año de 1921, decide comprarles la propiedad a los hijos de Alvarado.
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Ya con el tiempo los hijos de Alvarado le venden el hotel en cinco mil dólares al señor Almazán, precio equivalente a 10 mil pesos en oro, en 1922 el señor Juan Almazán se lo vende a Francisco Villa por la cantidad de 15 mil pesos, de los cuales se ganó cinco mil pesos, de tal manera que teniendo Villa la posesión del hotel Hidalgo cuando lo asesinan, el ejército dio instrucciones de que se lleven el cuerpo de Villa a dicho lugar.
Este fue uno de los pasajes de la historia que más conmovió a la ciudad, cuando Villa fue asesinado y cuando fueron sus funerales, la propiedad del hotel Hidalgo después pasó a ser propiedad de su esposa; Austreberta Rentería y la casa de la avenida Zaragoza de su otra esposa, la señora Manuela Casas.
De hecho, se dice que hasta el carro que fue baleado lo llevaron al hotel y no a la casa de la calle Zaragoza, en el cual duró décadas guardado el automóvil que llevó por última vez al General Francisco Villa, mientras que en una de las suite fue velado el cuerpo de Villa, además de los cuerpos del general Miguel Trillo; secretario de Villa y del asistente del secretario, el señor Claro Hurtado.
Nota publicada en: El Sol de Parral
