Memorias de Chihuahua
Para el Ayuntamiento de Delicias era un objetivo más que necesario cambiar los estándares morales de la población, sin embargo, sabía que uno de sus sectores no lo iba a permitir, pues existía un grupo de vecinos que públicamente se opusieron a la campaña, siendo precisamente los dueños de las loncherías, neverías y fondas, los principales detractores.
La prohibición del alcohol en dichos establecimientos fue el primer de los propósitos. Tres días después de que esto se decretara, de los 25 negocios notificados, 22 se organizaron para manifestar su inconformidad, alegando que, “indudablemente la venta de la cerveza es de primera importancia y al impedirnos dicha venta… ocasionaría un perjuicio gravísimo”.
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Estos propietarios añadieron que, en el caso que siguiera en pie el decreto la mayoría de los establecimientos afectados se verían en la necesidad de cerrar, debido a que la mayor parte de sus ganancias provenía de la cerveza y dejarían a los comerciantes sin un rendimiento alguno, además, esto tendría una afectación directa en su familia, pues no tendrían de donde percibir ingresos y se quedarían en desamparo total.
Exponían también que, la cerveza no estaba contemplada en la legislación como una bebida alcohólica por su escasa graduación y se remitían al Diario Oficial de la Federación, citando que, “es preferible el consumo de cerveza, que por su elaboración higiénica, por contener substancias nutritivas y por su baja graduación alcohólica substituye ventajosamente a otros productos”.
Hacían hincapié en el acuerdo hecho a través del Diario Oficial que decía: “El alcoholismo debe ser combatido mediante medidas indirectas y no por disposiciones drásticas, cuyo resultado finalmente es contraproducente”. Es evidente que los propietarios afectados se habían asesorado para contrarrestar la prohibición tan tajante que el Ayuntamiento había hecho.
Las declaraciones del Gobierno Municipal, apoyadas por las asociaciones civiles, afirmaban que las fondas, loncherías, refresquerías y neverías servían para enmascarar los malos hábitos que se desarrollaban en esos lugares. Lo que por inicio tenía el objetivo de ser un lugar con ambiente familiar terminaba por ejercer los mismos servicios que una cantina.
El presidente Luis Lara Castro hizo caso omiso a oficios pasados, fue así que días después se enviaron cartas a la Presidencia, pero ahora de manera individual, suplicando que se les permitiera la venta de cerveza y el Gobierno Municipal no cedió ante tales peticiones, a pesar de que la campaña pro-moralización de Delicias recibió críticas de los periódicos locales, no dio paso atrás.
La refresquería “Estrellita del Sur” explicaba al presidente que “es un local que jamás se había visto algún acto inmoral” y que la disposición que se había hecho afectaba seriamente la economía familiar. La “Nevería Blanco y Negro” afirmaba que en su local nunca ha existido algún escandalo o inmoralidad. Por otro lado, la fonda “La gran torta” explicó que el negocio siempre había sido atendido por la esposa de su propietario y ella era incapaz de permitir malas conductas.
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Esta disputa en el Municipio de Delicias dio origen a una nueva dinámica social, se buscaba profundamente la moralización de la sociedad. Sin embargo, ese no sería un proceso sencillo, eran estas pequeñas acciones que iban a establecer un cambio, pero estas acciones serían incomodas para una parte de la sociedad.
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